NACIÓN
Crisis en Nariño: videos evidencian filas de más de un kilómetro por falta de combustible
En Nariño hay desabastecimiento de combustible por las afectaciones en la vía que dejó la emergencia en Rosas, Cauca.
El temor por el abastecimiento de combustible en Nariño debido a las afectaciones que dejó la emergencia del derrumbe de tierra en el municipio de Rosas, en el Cauca, sobre la vía Panamericana que tiene al menos 700 metros de vía obstruidos, se convirtió este domingo en una realidad de pesadilla para los conductores.
SEMANA conoció en video las largas filas de motocicletas, vehículos particulares y taxis que se han formado en las estaciones de servicio para proveerse de gasolina, pues los galones que ingresaron a la zona no dieron abasto.
Desde las autoridades municipales de Pasto, donde se evidencia el centro de la problemática, se había pedido paciencia a la comunidad frente al caos que podría generar la falta del combustible.
“Pedimos a la ciudadanía que sean prudentes, la situación en el Departamento del Cauca no es buena, en este caso esperamos que el Gobierno nacional inicie con un plan de contingencia para poder abastecer a nuestro municipio y al Departamento”, dijo el subsecretario de Control del municipio de Pasto, Ricardo Delgado.
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La preocupación se hace más grande con el paso de las horas, pues hasta ahora se conoce solo el desabastecimiento de gasolina, pero podría escalonar a escasez del gas GLP, entre otros productos básicos.
El presidente de la República, Gustavo Petro, estuvo hace unos días en el lugar de la emergencia y desde allí se pronunció respecto a los problemas de comunicación en la vía Panamericana entre Popayán y Pasto, y señaló que su Gobierno implementó una solución provisional, mediante una serie de medidas de urgencia.
Estas medidas, indicó, permitirán un mes de margen para mantener comunicado el sur con el centro y el norte del país. Sin embargo, destacó que la emergencia puede servir para generar oportunidades y contar con un proyecto de navegación marítima civil y mercante.
Al respecto, dijo que lo importante es que no se arranca de cero, pues hay ya estudios y proyectos en marcha.
En cuanto a la rehabilitación de la vía, el Jefe de Estado manifestó que el Gobierno cuenta con un proyecto que es la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao, la cual fue ‘desentrabada’ después de siete años de estudios.
Esta vía podría extenderse hasta el municipio de Chachagüí, en el departamento de Nariño, empatarla con los trabajos que se adelantan en el tramo hasta Pasto y se espera continuarlo hasta Ipiales.
El pueblo está atrapado, aislado del país y aterrado por el futuro
Juan Diego Alvira recorrió Pasto y evidenció la grave crisis que afronta la región por el derrumbe en la vía Panamericana. Hay bloqueos, gente sin poder salir, productos cada vez más caros y desespero por el futuro.
Por ironías e injusticias de la vida, dos humildes abuelos pastusos vivieron con tremenda amargura la experiencia de montar por primera vez en avión. A ellos les tocó pagar un ojo de la cara por los tiquetes aéreos desde Medellín hasta Pasto, debido al derrumbe en Rosas, Cauca, que desde hace una semana aisló por completo al sur del país. “Nos tocó sacar de donde no teníamos para pagar más de 700.000 pesos por los tiquetes aéreos y un solo trayecto. En bus nos costaba 130.000 pesos”, dice don Antonio, resignado.
Mientras tanto, la terminal de transportes terrestre de la capital nariñense parece más un campo de refugiados que un lugar decente para tomar un bus intermunicipal. Allí me encuentro con una escena que a cualquiera le desgarra el corazón: una mujer amamantando a su bebé, de apenas un mes de nacida, en una precaria cama acolchonada por maletas. Ella, junto con su esposo y la mascota Peluche, esperan encontrar transporte hacia Cali. “Se nos está acabando la plata. Esto es un abuso, un pasaje que valía 60.000 pesos cuesta ahora 160.000″, cuenta Mariano. En medio del caos hay grupos de venezolanos y hasta haitianos que quedaron atrapados.
En otro lugar donde también se ven insoportables esperas es en los alrededores de las estaciones de gasolina. Jairo, un taxista de 50 años, al igual que los 320.000 conductores de carros y motos de la ciudad, hace una eterna fila desde la noche anterior para poder tanquear.
Por estos días, los nariñenses están atrapados entre tratar de sobrevivir el día a día, mientras al mismo tiempo se preparan para una crisis económica inminente. De las 49 bombas de gasolina, hubo que cerrar 32. Como si fuera poco, fue necesario establecer límites para las tanqueadas. “Los carros únicamente pueden poner máximo 30.000 pesos de gasolina y las motos, 10.000 pesos. Está escaseando el combustible. Lo poco que logramos traer viene del puerto de Tumaco, pero no da abasto”, asegura el alcalde encargado, Carlos Bastidas. Los ciudadanos también empiezan a sufrir por la escasez de gas, de insumos para los cultivos y de materiales para la construcción, como el cemento. Todo ha empezado a encarecerse. Mejor dicho, en cierto modo, no se pudo empezar peor el año. De un momento a otro, se pasó de la fiesta del Carnaval de Blancos y Negros a una calamidad masiva. Cientos de turistas que vinieron a disfrutar de la tradicional fiesta quedaron varados entre los trancones y la indolencia.