ENTREVISTA
“Mi posición no es defender ni atacar al gobierno de Maduro”: Ernesto Samper
SEMANA habló con el expresidente sobre la crisis venezolana y la propuesta del senador Iván Duque de que Colombia abandone Unasur.
SEMANA: Iván Duque pidió que Colombia salga de Unasur por ser "una especie de cómplice silencioso de la dictadura de Venezuela". ¿Cree que debería hacerlo?
Ernesto Samper: Creo que es como prescindir de un médico especialista en el momento en el que se necesita su intervención. La crisis que está viviendo la región en lo económico y lo político amerita la intervención de los organismos de integración, que son los escenarios que se han ideado precisamente para que este tipo de dificultades se puedan superar con consensos y no terminar en una guerra hemisférica que no le convendría a nadie.
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SEMANA: Usted ha dicho, después de dejar el cargo como secretario, que la intervención de Unasur en el proceso de Venezuela está congelada. ¿Cuál debería ser el papel del organismo en este momento?
E. S.: El mismo que estaba jugando cuando yo dejé la Secretaría. En el transcurso de los últimos dos años Unasur, con el apoyo de todos los países, consiguió unos canales de diálogo entre el Gobierno y la oposición que son los que hasta la semana pasada estuvieron abiertos y podrían volver a abrirse en este momento para encontrar una salida a la situación que se ha creado por la elección de la Asamblea Constituyente. Escucho muchas voces descalificando la Constituyente, el Gobierno o la misma oposición, pero lo que necesitamos es voces para buscar la salida. Los venezolanos no quieren un debate político sino que haya un entorno político que permita mejorar sus condiciones.
SEMANA: Después de la elección de la Asamblea hubo un giro político en Venezuela. Usted ha dicho que la Asamblea Constituyente podría ser un nuevo escenario de diálogo, pero esto cómo se podría hacer si la oposición no tiene magistrados y Maduro ha dicho que “obligará” a un diálogo.
E. S.: He señalado que la Asamblea Constituyente es un salto al vacío porque saca el debate político de la institucionalidad. Es claro que la Constituyente refleja la posición unilateral del Gobierno, de la misma manera como las mayorías que se encuentran en este momento en la Asamblea Nacional reflejan lo que podría ser la oposición. Lo que he señalado es que a partir de esos escenarios se podría trabajar en una salida en dos niveles. Uno, asegurar la gobernabilidad democrática inmediata, que tiene que ver con la definición de un calendario electoral y la habitación de la posibilidad de que los contradictores políticos del Gobierno puedan presentarse legítimamente en las elecciones y devolverle a la AN los poderes que le arrebató el Tribunal Suprema de Justicia. La otra opción podría ser que entre las dos partes se pongan de acuerdo en una reforma constitucional para que se reequilibren los poderes.
SEMANA: Precisamente, se dice que una dictadura se da cuando no hay separación de poderes, por tanto algunos países han dicho que en Venezuela ya se configuró una dictadura. ¿Considera que es así?
E. S.: Hablando de una manera estrictamente formal tendríamos que esperar a ver si se concretan los anuncios que han hecho algunos constituyentes de que están dispuestos a utilizar la Asamblea para hacer una reforma constitucional. En ese momento se configuraría la salida del Gobierno de la institucionalidad democrática. Antes de esto creo que se puede todavía insistir en un canal de negociación como lo ha pedido el papa Francisco.
SEMANA: Usted dice que se deberían convocar a elecciones, pero teniendo en cuenta los últimos comicios que en este momento están tan cuestionados por presunta “manipulación” de los resultados, ¿cómo se podría confiar en una nueva elección si desde la base estaría sesgado el resultado?
E. S.: Estamos confundiendo los temas. Una cosa es si la Asamblea Constituyente fue elegida bajo las normas constitucionales y otra la legitimidad de esa Asamblea. Yo creo que la discusión de fondo es la segunda, creo que no la representa en la medida en que no estuvieron presentes en su elección todos los sectores políticos. La discusión sobre el fraude tiene una validez técnica, pero tenemos que resolver qué caminos debe abordar Venezuela en este momento.
SEMANA: Aun así, ¿cómo se pretende dar legitimidad a otras elecciones si el CNE no es confiable?
E. S.: Estamos hablando de una legitimidad apelando al voto de todos los venezolanos. La manera de refrendar un acuerdo entre el Gobierno y la oposición no sería ni llevándolo a la Asamblea Nacional ni a la Constituyente, sino sometiéndolo a una votación del pueblo. Obviamente tendría que hacerse con toda la presencia internacional para que tuviera validez, en este momento desconocer que se pueda hacer un plebiscito es colocarlos contra un muro.
SEMANA: Usted dijo que la respuesta internacional a la Constituyente no puede ser la imposición de sanciones económicas porque los venezolanos sufrirían, ¿entonces qué tipo de sanciones deberían ser?
E. S.: Cada país gradúa el margen de distanciamiento que va a tener con Venezuela y los organismos tienen previstos en sus estatutos respuestas más o menos severas para este tipo de situaciones, hay toda una gama. Lo que yo he señalado es que en este momento las sanciones económicas serían totalmente contraproducentes para los miles de venezolanos que están esperando que haya un acuerdo alrededor de un programa mínimo de recuperación económica. Venezuela está afectada por la caída de los precios del petróleo, la bonificación cambiaria, los subsidios para la clase media. Esos temas fueron recogidos por Unasur el año pasado, y se podrían volver a recoger.
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SEMANA: ¿En términos concretos, de qué ha servido Unasur?
E. S.: De alguna manera cuando yo estuve en la Secretaría, Unasur aumentó las posibilidades de que hubiera un diálogo político en Venezuela que estuvo vigente durante un año y medio. Sirvió para que la oposición no trasladara a la calle sus diferencias con el Gobierno, con los altos costos de dolor y de víctimas que estamos presenciando en este momento. Hicimos planteamientos de una salida económica y social que en alguna medida fueron recogidos.
SEMANA: Henrique Capriles dijo que parecía que usted estaba cambiando de postura y que estaba “dejando de defender a Maduro”…
E. S.: Mi posición no es defender ni atacar al gobierno de Maduro. Nosotros lo que hemos señalado desde el comienzo es que todas las salidas de Venezuela deben estar dentro del marco del respeto de la institucionalidad democrática. Creo que la Asamblea Constituyente no está dentro de ese marco.
SEMANA: Viendo la encrucijada en que está Colombia por tener todavía negocios con Venezuela, colombianos viviendo allá y otros migrando, ¿cuál debería ser la postura del país?
E. S.: Lo que usted señala es cierto. La posición colombiana no puede ser la misma que cualquier otro país, por el tema de la frontera, los migrantes, la sostenibilidad de los acuerdos de paz. Todos esos temas pesan en la balanza. Es a los gobiernos a los que les corresponde encontrar los caminos de entendimiento binacional.
SEMANA: La relación de los dos países no está en su mejor momento y los insultos de Maduro a Santos son constantes…
E. S.: Las relaciones de Colombia y Venezuela siempre han estado como en una montaña rusa, suben y bajan a raíz de los acontecimientos. Durante mi gobierno también hubo tensión. Yo señalo es que cuando está de por medio la presencia de 4 millones de colombianos a Venezuela, esos temas son los que realmente importan al margen de las discusiones del día a día.
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SEMANA: Hace algunos años usted apoyó la idea de que en Venezuela había paramilitares colombianos. Hace poco Maduro volvió a hacer esa acusación, ¿cree que tiene asidero?
E. S.: Con los países fronterizos es un hecho que el conflicto armado de alguna manera ha estado traspasando las fronteras, no solamente en el caso de los paramilitares sino en el de la guerrilla. La solución a esto es lo que se está haciendo con el proceso de paz, con un apoyo sincero por parte de países como Venezuela y Ecuador. El conflicto armado ha venido bajando, son claras las cifras, ese es un efecto que se ha vivido en los países limítrofes también.
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SEMANA: Por último, se ha dicho que algunos expresidentes ayudaron en el acuerdo de casa por cárcel para Leopoldo López, pero esta medida se revocó y López, junto a Antonio Ledezma, fue conducido a la cárcel de nuevo. ¿No es un paso atrás que da el Gobierno?
E. S.: Los expresidentes siempre hemos reclamado que liberen a todas las personas que en este momento se encuentran detenidos judicialmente, especialmente aquellos que podrían ser actores políticos en caso de que hubieran unas elecciones para solucionar los problemas en Venezuela. El Gobierno creó una comisión de Verdad y Justicia que se podrían utilizar en caso de que se llegara a una amnistía concertada entre el Gobierno y la oposición y aprobada por la Asamblea Constitucional. Esa ha sido y va a seguir siendo nuestra posición.