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¿Cirugía en la Comisión de Seguimiento para darle el ‘toque Duque’ a la paz?

Aunque el Gobierno y los voceros de las extintas Farc acordaron prolongar el funcionamiento de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación por un año más, todavía no hay decreto que lo valide mientras que surgen serias dudas sobre la permanencia de Pepe Mujica y Felipe González en la verificación internacional.

12 de febrero de 2019
El exjefe de las Farc Rodrigo Londoño y el presidente Iván Duque. Fotomontaje: SEMANA

El gobierno actual y la Farc difieren en todo. Desde la lectura que hacen del acuerdo hasta el ritmo que lleva el aterrizaje de los pactos acordados en los territorios. Con Iván Duque en la presidencia, los negociadores hablan dos idiomas. Eso es lo que viene sintiendo el país desde hace seis meses y lo que se ratificó esta semana en las instalaciones del Ministerio del Interior. Después de postergar en más de tres oportunidades el primer encuentro del año de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI) la reunión otra vez se aguó y de paso empantanó la discusión de más de una decena de temas urgentes que aguardan por una solución desde el 27 de diciembre pasado.

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Como se tenía previsto, el lunes a las 10:00 a.m. llegaron hasta el centro de Bogotá los seis voceros delegados. Todo marchaba sobre ruedas: firmaron las actas del último encuentro presencial y otro virtual, donde las partes consiguieron prorrogar la vigencia de la CSIVI por un año, hasta que salió a la luz una coincidencia que en cuestión de minutos exacerbó los ánimos. En ese mismo instante, en el que las partes trataban de conciliar una agenda de discusión, en otro punto de la ciudad, el partido de la exguerrilla hacía público el memorial de agravios que le envió al Consejo de Seguridad de la ONU resumiendo sus preocupaciones tras dos años de implementación.

La CSIVI se queda otra semana sin piso jurídico para funcionar.

"Como movimiento político queremos comprometernos ante ustedes a iniciar la obligatoriedad del punto 3.4.2 del acuerdo que busca poner en marcha el Pacto Político Nacional contra la violencia, para lo cual, “desde las regiones”, invitaremos (a todos los actores) a construir paz, a rechazar la violencia y a suscribir documentos de compromiso en ese sentido", es la invitación que hizó la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común en la misiva, después de compartir "su gran preocupación por el patrón persistente de asesinatos" de líderes sociales, comunitarios y excombatientes de la antigua guerrilla. Sin embargo, el mayor malestar no solo vino del desplante que sintió el gobierno por hacer el anuncio al mismo tiempo del encuentro, sino también por la decisión de poner en marcha uno de los puntos del acuerdo de manera unilateral. 

"Es una suspensión temporal de esa sesión para poder analizar la carta, que es la forma responsable como debemos actuar ante una manifestación de ellos con relación al cumplimiento de los acuerdos", dijo el consejero para la Estabilización, Emilio Archila tras conocerse la decisión. Agregó: "De la manera más atenta y delicada, les sugerimos que suspendiéramos esa sesión para poder tener tiempo de estudiar la carta que ellos le estaban dirigiendo al Consejo de Seguridad sin haberla puesto en conocimiento del Gobierno y sin haberla llevado, como corresponde, si era una inquietud sobre incumplimiento a la CSIVI". A pesar de que a la fecha la interloción con la ONU se había ceñido al trabajo con la Misión de las Naciones Unidas y los informes trimestrales que presenta el delegado por Antonio Guterres en Nueva York, la Farc se salió del redil e hizo su propio contacto. 

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El mensaje inconsulto –pero a todas luces autónomo­– del nuevo partido levantó ampollas y llevó a que el alto comisionado de Paz, Miguel Ceballos, así como la ministra Nancy Patricia Gutiérrez se pararan de la mesa que había sido programada para el 11 de febrero argumentando que analizarían la "misiva sorpresa". El encuentro quedó en veremos y, una vez más, dejó en el congelador la posibilidad de resolver las controversias que vienen robándose el oxígeno del acuerdo. Y, aun peor, posterga la formalización de la instancia creada para dirimir las diferencias surgidas en la implementación. La CSIVI se queda otra semana sin piso jurídico para funcionar. 

Comisión de Seguimiento, Impulso y Veridicación del acuerdo de paz. 

La comisión de seguimiento a la implementación de la paz surgió como una instancia de conciliación hace dos años. Bajo el entendido de que una vez las Farc dejaban las armas y comenzaban a comparecer ante la justicia transicional, el grueso de los compromisos los asumía el Gobierno, las partes dejaron abierto un camino para resolver diferencias, dudas o incumplimientos. El espacio es clave si se tiene en cuenta que "la implementación es una negociación en sí misma", tal como lo advirtió el Instituto Kroc en su más reciente informe de seguimiento. Por eso, desde La Habana se dejó habilitado un canal directo por donde las partes resuelven los imprevistos que surgen de las múltiples interpretaciones a las que puede estar sujeto el acuerdo. 

A pesar que el tiempo de vida de la Comisión podrá ser hasta de 10 años –según lo dispuesto en la página 194 del acuerdo final de paz– el primer periodo de funcionamiento venció el pasado 31 de enero. Por eso, era tan importante que el encuentro se llevara a cabo este lunes. A pesar de que en la reunión de hace más de un mes las partes coincidieron en ampliar la prórroga un año como decía el gobierno y no cinco como pedían las Farc, falta consensuar toda la carpintería y que el Presidente de la República firme el documento. Es decir, hay un largo camino por recorrer antes de que el decreto vea la luz. "En unos ocho días estará en el despacho del presidente. El decreto se transcribió tal cual el original. No trae ningún cambio", aseguró una fuente de la Consejería para la Estabilización.

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Si bien la ausencia del documento no impide que se lleven a cabo las discusiones, lo cierto es que desde hace un buen tiempo las reuniones no se dan. Entre las controversias por resolver está: 1) El trámite de la Ley Estatutaria que sigue estancado en el Ejecutivo. 2) La definición de la situación jurídica de más de 300 excombatientes de las Farc que siguen en las cárceles a pesar que la Ley de Amnistía se aprobó hace dos años. 3) La socialización de la agenda legislativa en materia de paz para el 2019, si la hay. 4) La desvinculación del Plan Nacional de Desarrollo con el Plan Marco de Implementación. 5) La financiación de proyectos productivos y 6) El interés manifiesto de prescindir de la participación de los notables del Componente Internacional de Verificación.

En el sonajero para reemplazar a los notables suenan los nombres de Laura Chinchilla, Ricardo Lago y hasta e nobel de paz Óscar Arias, recientemente envuelto en un escándalo de abuso sexual en Costa Rica.

Este último, quizás, es uno de los puntos que más inquieta. De acuerdo con varios participantes de la CSIVI en más de una oportunidad se ha hablado de descartar el apoyo que brindan los expresidentes Felipe González y José ‘Pepe‘ Mujica. A pesar de que en principio la medida venía motivada por la decisión del exmandatario uruguayo de marginarse de la vida política y las complicaciones de salud, ahora parece ser que el tema tomó otra dimensión. De acuerdo con fuentes consultada por SEMANA, incluso ese fue uno de los puntos de discusión del presidente Duque con el príncipe de Noruega que está de visita en el país. ¿La razón? el país nórdico como parte de los garantes del acuerdo no solo fue clave en la negociación sino que también lo es en el posconflicto.

La medida promete sacar chispas. No solo porque de entrada para las Farc la decisión de no reemplazar los notables podría ser interpretado como “una modificación al acuerdo" sino también porque difícilmente la nueva administración comprará la idea de sentarse a negociar con la exguerrilla de las Farc sus reemplazos. En el sonajero mientras tanto suenan los nombres de la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y del ex presidente de Chile Ricardo Lago así como el nobel de paz Óscar Arias, recientemente envuelto en un escándalo de abuso sexual.

Pero una posible negociación tiene un antecedente aún peor: el desencuentro del Gobierno con Cuba, uno de los garantes, por los protocolos que siguió la isla ante el rompimiento de la mesa de diálogo con el ELN. Ese lastre minó la confianza para encontrar a alguien que genere simpatía entre las dos parte. Y es que en este caso, se requiere, que los notables como ocurrión con Mujica y González, despierten simpatía entre los dos actores como ocurrió en la verificación de la dejación de armas y la mediación que desde hace unos meses los notables gestionan para tratar de acercar al partido de la Farc con El Paisa e Iván Márquez, una gestión infructuosa hasta ahora.