Aniversario
Cuando algunos quieren cambiarla, la Constitución cumple 30 años
El 4 de julio de 1991 se proclamó la nueva Constitución Política. Los protagonistas que dieron a luz a la carta magna recuerdan el suceso que marcó un quiebre en la historia del país.
Cuando caía la noche del jueves 4 de julio de 1991, los afanes se apoderaron del Centro de Convenciones Gonzalo Jiménezde Quesada de Bogotá. Allí, desde hacía cinco meses, habían trabajado día y noche los 70 representantes de la Asamblea Nacional Constituyente, que habían sido elegidos por el pueblo en las urnas para redactar la nueva Constitución. Aquella fue la fecha señalada por el Gobierno del presidente César Gaviria para proclamar la carta política, principal legado de su mandato. Quince días atrás, Pablo Escobar se había entregado en la cárcel La Catedral. Colombia respiraba aires optimistas, los que advertían una nueva patria.
Pero como suele suceder en el país del Sagrado Corazón, a pocos minutos de que iniciara la transmisión que llevaría en directo el momento de la firma de la Constitución del 91 a todas las pantallas de televisión, los 380 artículos que habían sido aprobados por los constituyentes se ‘empastelaron’ en un computador y no pudieron ser impresos para que Gaviria, el ministro Humberto de la Calle y los presidentes de la Asamblea, Álvaro Gómez Hurtado, Horacio Serpa Uribe y Antonio Navarro Wolff (único vivo de aquella terna), firmaran el documento más reclamado por un sector de la clase política y la sociedad en su conjunto. Así quedó demostrado con el movimiento de la Séptima Papeleta, florero de Llorente para que por primera vez se disolviera el Congreso y se instalara la Constituyente.
El incidente quedó en anécdota. Porque ese 4 de julio el presidente Gaviria levantó el estado de sitio, que había sido decretado como respuesta a la ola de terror que los extraditables habían desplegado en las principales ciudades del país.
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“El Gobierno y los partidos políticos coincidimos en buscar una respuesta distinta a la vía autoritaria a esa oleada de terrorismo impresionante de Pablo Escobar. Esa respuesta democrática fue la Constitución”, dijo a SEMANA el expresidente César Gaviria 30 años después de la firma. Las garantías de los derechos fundamentales y los mecanismos instaurados para su protección son, para varios de los protagonistas de aquella época, el principal avance de la Constitución.
De acuerdo con el exministro Fernando Carrillo, en aquel entonces líder del movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, la Constitución “hizo posible una revolución pacífica”. “Hace 30 años se reformó una carta política, se abrió el espacio a un país que no cabía en la Constitución anterior y, especialmente, a constituir la carta de derechos como la columna vertebral de un ordenamiento constitucional que pasó a ser la clave del desarrollo de Colombia”, expuso a SEMANA a propósito de la publicación de su libro 4 de julio de 1991.
Lo negativo de la Constitución, para muchos, fue la decisión que se adoptó alrededor de la extradición.
La plenaria de la Asamblea decidió consagrar como mandato constitucional la prohibición de la extradición de nacionales a Estados Unidos. Aunque la determinación coadyuvó a la entrega de Pablo Escobar, para el exconstituyente Iván Marulanda, la historia deberá admitir que “los poderes públicos, empezando por el Ejecutivo, se arrodillaron a los designios de la delincuencia; el Estado se humilló ante el poder del narcotráfico”, según afirmó en entrevista con SEMANA.
Otro constituyente, Juan Carlos Esguerra, considera que la Constituyente “se equivocó” al prohibir la extradición. “Hubo que enmendar la plana con la reforma constitucional de 1997”, dijo a SEMANA al recordar la enmienda que restableció la extradición.
Sin embargo, no ha sido la única ‘cirugía’ que ha sufrido la carta política. Más de 30 reformas se han aprobado en el Congreso, en los 30 años que cumple de vigencia la Constitución. La más traumática fue la que modificó un solo “articulito”, en palabras de Fabio Echeverry, que habilitó la reelección presidencial inmediata. Enmienda que estuvo vigente hasta 2016, y que permitió a dos presidentes tener un mandato de ocho años. Treinta años después del momento en que se firmó una resma de papel en blanco, aún son muchos los puntos negros que la Constitución Política debe resolver.