NACIÓN
Cuatro años de la firma de la paz: cara a cara entre María José Pizarro y Paloma Valencia
En entrevista con SEMANA, las dos congresistas debatieron sobre los avances y los desafíos de la puesta en marcha del acuerdo firmado por el gobierno Santos con las Farc.
SEMANA: Se cumplen cuatro años del acuerdo de paz con las Farc. ¿Qué balance hacen?
Paloma Valencia: El acuerdo tuvo unos pecados de origen y el primero fue haber irrespetado la voluntad de los colombianos que votamos por el “No” en el plebiscito. Ese pecado genera mucha inconformidad. Lo segundo es que el acuerdo dejó por fuera temas centrales, como el narcotráfico, y el narcotráfico sigue cobrando vidas. Y el tercer elemento es que que ha sido insuficiente el cumplimiento de obligaciones importantes del acuerdo, por ejemplo en lo que tiene que ver con la verdad. Uno encuentra ahora una carta de las Farc donde finalmente reconocen el reclutamiento armado, la violación sistemática de niños, así como también el aborto forzado. Pero no ha habido una verdad real. Esa es una carta que no tiene ningún valor judicial.
María José Pizarro: Mi padre Carlos Pizarro fue precisamente una de las personas que firmó un acuerdo de paz. La paz tiene que ser íntegra, amplia, que no deje a ningún actor por fuera, yo creo definitivamente que la salida negociada es la salida. Si no es por medio de una negociación, difícilmente vamos a poder desescalonar el conflicto y la guerra. Creo que definitivamente tiene que haber una lucha frontal contra el narcotráfico, pues ha sido la gasolina y el motor para la guerra en este país. Tenemos que buscar una negociación también con los grupos paramilitares o con los grupos y las bandas armadas ilegales. Por otro lado, tenemos que cumplir lo que se acuerda para que no tengamos unas disidencias fuertes. Y además hace falta una hoja de ruta para una negociación con el ELN. Muy seguramente si nosotros hubiésemos seguido avanzando sin ponernos zancadillas, sin ponernos obstáculos en el camino como sociedad, hoy tendríamos una paz, tal vez en la que todos podríamos sentirnos más tranquilos y entendiendo que hay distintas visiones. De eso se trata la paz, de encontrar esas visiones, de entender que no van a desaparecer, tenemos que aprender a coexistir porque todos hacemos parte de este país.
SEMANA: Se necesita verdad, justicia, reparación y no repetición. ¿Se ha avanzado en estos cuatro años?
Paloma Valencia: En la verdad nos quedamos muy cortos. Renunciamos a la aplicación de la justicia sobre la base de que aquí iba a haber una gran verdad. No sé cuál era la verdad que se esperaba, pues confesión de los delitos no ha habido. Ha habido muy poca precisión en torno al quién, cómo, cuándo y dónde. En la JEP se le echa la culpa a exjefes de las Farc que ya están fallecidos. No ha habido confesiones individuales de los delitos, no ha habido colaboración real con la verdad. Los delitos de lesa humanidad necesitan sanciones y después de cuatro años no hay una sola sanción en contra de las Farc. Y todo eso está muy relacionado con la garantía de la no repetición. La garantía de no repetición en este acuerdo se rompió de la manera más burda y es que se estableció un nuevo grupo terrorista para seguir asesinando colombianos, lo que hoy conocemos como las disidencias. Siento que aquí hemos avanzado en el discurso de que las Farc eran buenísimas y que lo que hicieron no estuvo mal y que uno pide perdón y no pasó nada. Como si las víctimas, los desplazados, los asesinados, los secuestrados, los niños violados y reclutados no hubieran sufrido. La garantía de la no repetición es haber mostrado que el camino de la violencia era injustificable.
Escuche el pódcast sobre las víctimas de las FARC
María José Pizarro: Yo también tengo que decir que tengo un mal sabor o un sabor un poco amargo en ese sentido. Por un lado he visto actos genuinos de reconocimiento, que yo misma acompañé cuando se estaba haciendo el trabajo por la paz, por ejemplo con lo que ocurrió en Bojayá o el asesinato de los diputados del Valle. Pero también es cierto que un reconocimiento tibio y tímido de responsabilidades, casi desobligándote a veces, es un error grandísimo. Eso no es lo que se espera de personas que están transitando hacia la paz. Lo que esperan las víctimas de este país es que haya una verdad amplia para todos. El otro día tenía una conversación con un colega del Centro Democrático y yo le decía que me conduelo profundamente con las mujeres de la Corporación Rosa Blanca y todas las mujeres que puedan haber sufrido vejámenes sexuales por parte de las Farc. Por otro lado, también hay unas historias profundamente dolorosas. Por ejemplo, mi madre y muchas mujeres, en su momento militantes del M-19, fueron torturadas en los batallones militares, fueron abusadas sexualmente, fueron vejadas de distintas maneras y eso jamás se le ha contado al país. Aquí todos tenemos que hacer una reflexión profunda, que no es señalar a unos y exculpar a otros, se trata de que toda la sociedad colombiana deje de justificar lo injustificable. Y eso es lo que nosotros pedimos en términos de verdad y justicia para todos. Ahora bien, en el caso de la JEP, yo misma estoy esperando que me digan si van a reconocer esa solicitud que hizo un agente del DAS que está preso hace dos años por haber sido cómplice del asesinato de mi padre. Estamos esperando que nos digan si van a aceptar el sometimiento de esta persona a la JEP. Yo creería que tiene que seguir en la justicia ordinaria, pero igual si la JEP decide llevarlo a su ámbito, pues muy bien. Lo que esperamos es justicia, verdad y reparación para todos.
SEMANA: Hay una discusión profunda sobre la posibilidad de reformar la JEP. Unos sectores dicen que eso consistiría precisamente en hacer trizas la paz…
Paloma Valencia: El acuerdo de paz se impuso, porque fue derrotado en las urnas. Los colombianos que ganamos merecemos respeto. Y uno de los temas centrales de nuestra oposición era la construcción de una nueva justicia. Quienes creemos en la construcción de la paz consideramos que es necesaria la justicia y ahí debe haber unas condiciones de responsabilidad con las víctimas. La justicia es fundamental porque a través de la sanción se informa a una sociedad que algo estuvo mal hecho. Lo segundo es que uno no puede tener una justicia politizada, lo importante es que haya garantías para todos los ciudadanos. Ese es un inmenso reto en un país polarizado, usted necesita construir instituciones en las que crean todos. Nada más delicado en la construcción de las instituciones que la selección de los jueces, y usted va y revisa a los jueces de la JEP y encuentra que tienen trinos en contra del presidente Uribe, en contra del uribismo, en contra de las Fuerzas Armadas. Yo entiendo que un juez puede tener una predilección política, pero no puede ser militante de un partido político.
María José Pizarro: La mayoría de los crímenes contra la población civil, masacres, desapariciones, magnicidios políticos, asesinatos de periodistas, falsos positivos, siguen en la impunidad. El problema de este país es la impunidad. Yo no espero que la gente se pudra en la cárcel, no tengo ese tipo de emociones. Lo único que espero es verdad, que se me diga quiénes fueron los determinadores del asesinato de mi padre, no quiénes dispararon, sino quiénes tomaron la decisión de que mi padre y miles de colombianos más fueran asesinados o desaparecidos. Eso es lo que esperamos. Yo no siento un odio visceral que me impida caminar y por eso puedo entender que haya una justicia transicional que nos permita salir de todo esto. Se nos dice que la JEP en tres años tiene que haber entregado todos los resultados que la justicia ordinaria no ha entregado en 30, 40 ó 50 años. Y eso no funciona de esa manera. Tampoco le podemos pedir a la JEP que solo por mostrar resultados empiece a actuar de manera irresponsable. Eso no se le puede pedir a la justicia, a ningún órgano de la justicia. Pero tenemos que aceptar que la justicia ordinaria han andado a marcha de tortuga. Entonces no es un problema de polarizaciones. El país puede polarizarse en términos políticos, pero frente al dolor lo que se necesita es una justicia diligente.
SEMANA: ¿Ustedes creen que el Gobierno Duque ha cumplido con poner en marcha el acuerdo de paz? ¿Hay voluntad política?
María Mosé Pizarro: La llegada de Iván Duque a la Presidencia de la República pareciera haberle puesto un freno o una talanquera a todo. El Estado realmente no está haciendo presencia en los territorios donde antes estaban las Farc. Esto era importantísimo, porque permitía ir desarticulando esos fenómenos de la guerra. Hoy nosotros nos encontramos en una etapa de transición traumática con una mayoría de la población esperanzada en la paz, que quiere salir de la violencia, y las medidas del Gobierno no han sido del todo eficientes. No existe una estrategia central del Estado para implementar integralmente los acuerdos de paz. De las 107 leyes necesarias para la implementación del acuerdo, 66 sido expedidas y solo cuatro por el gobierno de Iván Duque. Por otro lado, hemos visto una desfinanciación en la implementación de los acuerdos de paz en el presupuesto general del 2021. Es decir, sí hay un incumplimiento de los acuerdos. No es que el Gobierno no haya hecho nada, ha hecho algunas cosas, pero realmente no ha sido el eje central de la política.
Paloma Valencia: El presidente Duque ha estado comprometido con los acuerdos. Seguramente si hubiera sido yo, hubiera promovido unas reformas mucho más estructurales de esos acuerdos. Nosotros ganamos con el no y ganamos la Presidencia de la República, de manera que las mayorías estaban de acuerdo con la postura que nosotros teníamos. Sin embargo, el presidente tomó una decisión, una decisión que ha sido difícil, en especial para nosotros, que fue la de avanzar en la implementación y cumplir esos acuerdos. Ahí hay un catálogo de buenas intenciones y de transformaciones sociales de Colombia, como que los problemas se iban a solucionar de un día para otro. No porque las Farc salieran, de pronto íbamos a ocupar el territorio. Eso no es así de simple. Los problemas de Colombia no son de voluntad, sino de capacidad. A mí me sorprende que las Farc, por ejemplo, que están en la legalidad y hablan de paz, no hayan hecho un esfuerzo de ayudarle al Gobierno a desmantelar los cárteles del narcotráfico. Ellos conocen las rutas, las estructuras criminales. Si ellos realmente quisieran a la construcción de la paz, podrían hacerlo develando toda la información sobre el narcotráfico. El presidente Duque ha sido muy generoso con la implementación de los acuerdos y lo ha hecho con vocación y con mucho trabajo.
SEMANA: ¿Cómo ven la posibilidad de un diálogo con el Eln y otros grupos armados ilegales?
María José Pizarro: Se necesita una hoja de ruta para una negociación con el Eln. Pero con la misma contundencia rechazamos las actitudes violentas del Eln, que no demuestra muchas voluntades de querer avanzar en ese sentido. La sociedad colombiana puede hacer ambas exigencias. Ya no más este sinsentido de la violencia, estamos cansados de la guerra. No quiero vivir la historia de mi padre, no quiero ser asesinada por plantear mis posiciones políticas. Debemos darle libertad al debate democrático.
Paloma Valencia: Todos los colombianos queremos vivir en paz y ojalá estas nuevas generaciones de líderes seamos capaces de entender que el deber de los colombianos es superar esa polarización política que le ha servido como escudo a los violentos. La política excluye la utilización de la violencia por definición. La violencia necesita sanción, no es aceptable ni hoy, ni mañana, ni nunca. Sobre las negociaciones con el Eln, que digan qué es lo que quieren. Va a ser una negociación difícil. Esa organización está completamente fragmentada. Cada uno cree una cosa. Pueden ser negociaciones de años. A medida que cada una de esas organizaciones desaparece, el lugar del narcotráfico lo ocupa otra. Yo creo que el problema de la violencia es que los colombianos somos tolerantes con la violencia. Es que terminamos pensando que la violencia al final se justifica, se perdona, aquí no pasó nada y otra vez borrón y cuenta nueva.