BOGOTÁ
Con Mockus, vuelve la cultura ciudadana a Bogotá
Ante el deterioro en la convivencia, Enrique Peñalosa quiere recuperar el civismo en Bogotá con acciones puntuales que liderará Antanas Mockus.

Enrique Peñalosa y Antanas Mockus no posaban juntos desde octubre de 2015, cuando el ambiente político bogotano estaba en efervescencia por la campaña electoral. Hace pocos días volvieron a hacerlo, pero esta vez para anunciar acciones en uno de los temas que más siente la ciudad. “La cultura ciudadana muy pronto estará de vuelta en Bogotá. Ayer me reuní con Antanas Mockus para dar los últimos retoques al primer proyecto de este tema”, anunció el alcalde Peñalosa en redes sociales el 4 de junio.
A pesar de que los bogotanos creen que la cultura ciudadana es una marca de la capital, durante los últimos diez años la ciudad ha retrocedido en esta materia. Los problemas de movilidad, la inseguridad y gravísimos casos de corrupción, como el carrusel de la contratación, han hecho que aumenten el pesimismo y la idea de que lo público quedó a la deriva.
Las cifras son aterradoras. Según Bogotá Cómo Vamos, el 51 por ciento de los bogotanos reconoce que no realiza acciones para ayudar a los demás, y solo uno de cada diez afirma que cuida elementos propios de la ciudad, como TransMilenio.
Ante esta realidad, y como parte del compromiso que asumió con sus electores cuando recibió el apoyo de Mockus para ser elegido, Peñalosa anunció una estrategia de cultura ciudadana para recuperar el sentido de lo público. Transversal a todos los ejes del Plan de Desarrollo, el proyecto busca generar “prácticas ciudadanas para lograr felicidad”, dice la secretaria de Cultura de la ciudad, María Claudia López, quien estará al frente de la misma.
Entre el equipo de la Alcaldía y Corpo-visionarios –el centro de pensamiento que dirige Mockus– identificaron cinco temas problemáticos en los cuales priorizarán, a partir de la gestión de las diferentes secretarías, las tácticas para mejorar la convivencia. Estos son seguridad y convivencia, espacio público, embarazo adolescente, violencia contra las mujeres y, por supuesto, movilidad.
En materia de seguridad y convivencia, resaltarán acciones para que los bogotanos dejen de agredirse. Si bien el homicidio en la ciudad ha venido disminuyendo desde hace dos décadas y hoy la tasa de asesinatos es una de las más bajas de América Latina, en la última década las lesiones interpersonales han ido en aumento. Así, mientras en Colombia se presentan en promedio 282 casos por cada 100.000 habitantes, en Bogotá se presentan 407. Según la Secretaría de Cultura, uno de cada tres bogotanos manifiesta que en su barrio son frecuentes las peleas, las riñas y las agresiones entre borrachos. Medicina Legal confirma estas cifras al señalar que en la capital se presentaron el 17 por ciento de casos de violencia contra la pareja y el 19 por ciento de agresiones contra niños y adolescentes, respecto al total de casos del país en 2014.
Otros indicadores problemáticos en Bogotá derivan del machismo que reina en la ciudad. Así, cuatro de cada diez bogotanos consideran que lo más grave de que un hombre maltrate a su pareja es que lo haga en público. Además, el 80 por ciento de las víctimas de la violencia intrafamiliar son mujeres, lo cual tiene relación con que el 40 por ciento de los habitantes de la ciudad cree que la educación adecuada para las niñas privilegia sus roles de madre y esposa. Y por si fuera poco, en una capital que busca ser cosmopolita, el respeto a la diversidad aún es bajo. Así, el 33 por ciento de los bogotanos dice relacionarse de manera cuidadosa –o no relacionarse jamás– con personas de costumbres diferentes.
“Pensamos que Bogotá necesita un enfoque de corresponsabilidad entre autoridades y ciudadanía, así como nuevas formas de articulación con el sector privado y sociales para avanzar en el cambio cultural”, insiste López, mientras aclara que en este propósito estarán los Corpovisionarios de Mockus, ProBogotá y otras entidades que trabajan en la ciudad.
Las metas que se ha puesto Peñalosa en los temas más problemáticos son más responsables que ambiciosas. En lo relativo al espacio público busca que al final del cuatrenio aumente en 2 por ciento el número de personas que cree que la calle es un lugar de convivencia. Para lograrlo, lanzará tácticas para enamorar a los bogotanos de su entorno, con énfasis en los cerros orientales.
En materia de embarazo adolescente, el Distrito planteará iniciativas de concientización sobre el ejercicio responsable de la sexualidad para reducir en un 2 por ciento los embarazos en mujeres menores de 19 años. Y en términos de violencia contra la mujer, la idea es que los casos disminuyan un 5 por ciento a partir de actividades para combatir el machismo.
El equipo de Mockus intervendrá en el tema de movilidad, algo que la ciudad espera con urgencia. Después de una larga investigación, el exalcalde identificó que el mal comportamiento de los conductores en las intersecciones viales es la principal causa de los trancones. Por ello, comenzarán a actuar al mejor de sus estilos, para generar conciencia de que la coordinación entre peatones, carros, buses y bicicletas es suficiente para evitar los atascos.
Según concluyen algunas de las investigaciones de Corpovisionarios, en la mayoría de ciudades Colombia reina un ‘familismo moral’, que se opone a la esencia de la ética cívica, y que consiste en que la familia siempre es excusa para violar la ley: un conductor se pasa un semáforo en rojo porque su esposa lo está esperando, o irrespeta los límites de velocidad porque tiene que recoger a sus hijos, por ejemplo. En Bogotá, aparte de este ‘familismo’, hay una particularidad: a la vez que la ciudad se siente orgullosa de haber inventado la cultura ciudadana, predomina una cultura del atajo. Esta, combinada con el machismo, permite a muchos creer que quien se cuela en TransMilenio es más valiente, o que quien se cuela en una fila es más hábil. Por eso, dice Henry Murraín, líder de Corpovisionarios y mano derecha de Mockus, “las intervenciones culturales son imprescindibles. Tenemos tan arraigados ciertos patrones de conducta, que así TransMilenio fuera gratis, muchos se seguirían colando”.
Hace poco menos de dos décadas, Peñalosa y Mockus demostraron que son exitosos cuando trabajan en equipo, y que sus visiones de lo público son complementarias. Mientras para el primero el respeto por lo que es de todos se construye en la calle, para el segundo la prioridad es educar. Ahora, alcalde y exalcalde tienen el reto de demostrar que sus iniciativas en el campo de la cultura ciudadana pueden ser compatibles, para recuperar el optimismo de una ciudad en la que solo tres de cada diez personas se sienten contentas.
Si bien las intervenciones iniciales planteadas ya representan un avance, es importante que más pronto que tarde las acciones de cultura ciudadana se traduzcan en una política pública de largo plazo. La administración dice que ya está trabajando en su diseño y que en unos meses la anunciará. Esa es una manera de garantizar que la cultura ciudadana en Bogotá no se desdibuje de nuevo, que mejoren las pésimas cifras de convivencia y que la apuesta por recuperar el civismo no se descuide en administraciones venideras.