CUMBRE DESAPERCIBIDA

Más de 500 delegados se reúnen en Bogotá en homenaje a Simón Bolívar y en solidaridad con los pueblos de Centroamérica

29 de agosto de 1983

El amplio salón bullía lleno de gente. En los pasillos, pequeñas reuniones comenzaban perezosamente a disolverse, ante el anuncio de que la sesión iba a comenzar. Una espesa cortina de humo de cigarrillo flotaba indolente en el recinto, rasgada apenas por las luces tremendas de dos camarógrafos de TV. Amodorraba el calor. Pero todo cambió cuando la anunciadora dijo que el primer orador de la noche sería Ernesto Cardenal. Los asistentes -casi 500- estallaron entonces en aplausos y luego callaron.
Serio, con su eterna boína negra, que contrastaba al rompe con el blanco de su barba y cabellos, el sacerdote sandinista, en síntesis, comenzo diciendo: "La obra de Bolívar no fue concluida por él. No podía hacerlo. Pero sus continuadores, Martí, Sandino, los cubanos, los sandinistas, realizaron la Segunda Independencia".
Así se abría la reunión de clausura de la Conferencia Latinoamericana en Homenaje al Libertador y en Solidaridad con los Pueblos de Centroamérica y el Caribe, el pasado 26 de julio, en el Club de Empleados Oficiales de Bogotá y que había comenzado dos días antes.
Cardenal rememoró también una serie de hechos para él capitales que se cumplen en julio: la fundación del Frente Sandinista, el 22 de julio de 1961; el asalto en Cuba al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953; el triunfo nicaraguense sobre Somoza, el 19 de julio de 1979; y el nacimiento de Bolívar, el 24 de julio de 1.783 . "Todo es gloria en julio", concluyó, evocando la famosa frase del prócer cubano José Martí. Después, al analizar los últimos hechos de la invasión antisandinista a Nicaragua, el poeta y ministro de la Cultura de ese país extrajo de una bolsa una bayoneta. "Es este el tipo de armas que están empleando los 'contras' para degollar nicaraguenses", explicó, y con visible amargura leyó a continuación, en la hoja de la daga, una inscripción: "U. S. Navy". Antes de que el auditorio se repusiera de esa patética declaración, el orador mostró otro objeto: "Esta soga --dijo levantando un delgado hilo color café-- ha sido empleada por esas mismas gentes para ahorcar patriotas sandinistas".
Esa intervención dio el tono a las demás de la noche, pero también era un reflejo de los 33 discursos sobre Centroamérica del día anterior, en los que unánimemente los oradores condenaron la política norteamericana en el istmo y exigieron inmediatas negociaciones de paz.
El evento había sido convocado por una amplia gama de organizaciones colombianas, que incluían desde congresistas conservadores hasta partidos de izquierda extraparlamentaria, pasando por agrupaciones populares, sindicales, culturales, personalidades religiosas y democráticas del país.
La instalación, el 24 de julio, en el Capitolio Nacional, había contado con la participación de 98 delegados extranjeros en representación de organizaciones políticas y de derechos humanos de Estados Unidos, Brasil, Costa Rica, Honduras, México, Cuba, Guatemala, Venezuela, Perú, Ecuador, Chile y Bolivia. También se hizo presente un dirigente del Frente Mundial de Solidaridad con El Salvador.
El objetivo de la Conferencia fue rendir homenaje al Libertador Simón Bolívar, con ocasión de los 200 años de su nacimiento, y expresar la solidaridad con los pueblos centroamericanos y del Caribe.
Dos grandes comisiones trabajaron en la confección de sendos documentos: "El ideario del Libertador y la unidad antiimperialista de América", y "La situación de Centroamérica y el Caribe. Propuestas de Solidaridad". Al final, fue proclamado un texto central: "La declaración de Bogotá".
Entre quienes llevaron la palabra después del ministro nicaraguense estuvieron: Monseñor Sergio Méndez Arcedo, anterior obispo de Cuernavaca, México; Mario Aguiñada, un comandante del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador; Guillermo Ungo, Presidente del Frente Democrático Revolucionario (FDR) de El Salvador (quien leyó la Declaración de Bogotá); y Héctor Fernández,director del diarlo cubano Granma.
Estos y los oradores colombianos exigieron, entre otras cosas, el retiro de la flota naval estadounidense que está siendo enviada a Nicaragua y El Salvador, así como el de las 4.000 tropas de combate norteamericanas que Washington ha colocado en Honduras.
Hablaron por las fuerzas colombianas que construyeron la Conferencia: Mauricio Trujillo, por el Bloque Camilo Torres Restrepo; Socorro Ramírez, por el Partido Socialista Revolucionario; Omar Yañez, por el Partido del Trabajo de Colombia; Fernando Maldonado, por Convergencia Socialista; Ricardo García por Firmes y Gilberto Vieira, por el PC colombiano. Cerró el acto el ex canciller Alfredo Vásquez Carrizosa.
Entre los numerosos tópicos analizados en las dos ponencias citadas, y en la declaración final, la Conferencia responsabiliza al gobierno norteamericano de la crisis en Centroamérica y señala que las propuestas formuladas por el gobierno de Managua, o sea los 6 puntos expresados el pasado 19 de julio por Daniel Ortega, "permiten avanzar haca la solución pacífica en la región".
Sobre las gestiones de Contadora --uno de los temas más discutidos allí-- la Conferencia expresó que estas "revisten importancia especial, para frenar la creciente intervención militar, política, económica de los Estados Unidos". Al mismo tiempo, el "Acta de Bogotá" señala que "cualquier otra iniciativa de paz justa merecería todo nuestro apoyo" y que "toda negociación en el conflicto de El Salvador exige reconocimiento del FMLN-FDR como fuerzas beligerantes".
También se muestra de acuerdo con la firma de un pacto de no agresión entre Nicaragua y Honduras.
Un saludo a la conferencia del premio Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez, fue leído al inicio de la misma. García Márquez, a pesar de ser el primer convocante de la Conferencia, no pudo asistir a ella por encontrarse en esa fecha en Cuba, para la celebración de los 30 años del asalto al Cuartel Moncada.