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"Escándalo de Estraval es peor que el de InterBolsa": Fiscalía

Siete personas fueron capturadas por las millonarias defraudaciones relacionadas con las libranzas. Entre quienes deberán responder ante la justicia están los mismos directivos de la firma.

23 de enero de 2017
| Foto: Archivo Particular

La Fiscalía General de la Nación acaba de ordenar las primeras capturas por el escándalo de las libranzas que estalló el año pasado. Se trata de los responsables de Estraval, la firma especializada en la compra y venta de libranzas que afectó a más 4 mil inversionistas que reclaman cerca de 600 mil millones de pesos.

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La Fiscalía, que investiga el caso desde mediados del año pasado, cuando la Superintendencia de Sociedades ordenó la liquidación de la firma, encontró graves hechos.

Ante ello, esta mañana fueron capturados, además de los socios fundadores de Estraval, Juan Carlos Bastidas y César Fernando Mondragón, la cúpula directiva de la empresa.

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También fueron detenidas Rosalba Fonseca, representante legal de Estraval; Jorge Iván Castiblanco; Pedro Carvajal, representante legal de Tecfinsa; Fernando Joya, gerente operativo de Estraval y Ángela Marina Daza, gerente comercial y financiera

Los cargos que les imputara la Fiscalía son: concierto para delinquir, falsedad en documento privado, estafa agravada, captación masiva y habitual, no reintegro de dinero, enriquecimiento ilícito y lavado de activos.

Según el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, estas personas estarían involucradas en un entramado que llevó a una "gravísima defraudación", incluso más grande que la de InterBolsa.

Las pesquisas de la Fiscalía, que se adelantan desde hace cinco meses, indican que las reclamaciones se acercan a los 600 mil millones de pesos, a través de supuestas conductas irregulares como las operaciones de venta que no tenían el respaldo de libranzas, la venta de pagarés que estaban en mora, la venta de libranzas que ya habían sido canceladas y se negociaban nuevamente y el gemeleo de libranzas para ponerlas en venta, existiendo una sola obligación.

Las órdenes de captura estaban listas, pero las autoridades estaban esperando a que llegara César Mondragón, quien había salido del país y arribó este lunes a las 5:00 a.m. El ente acusador detectó que salió de Colombia con una gruesa suma de dinero. Se cree que sacó 100.000 de dólares.

Según el fiscal general, se tiene información de que los capturados habrían hecho venta de activos en La Florida por seis millones de dólares.

Es difícil de entender cómo estalla un nuevo escándalo financiero en Colombia, cuando el país todavía no se repone de colapsos económicos que ocurrieron en menos de diez años como las pirámides de DMG y DRFE, o los desastres de InterBolsa, el Fondo Premium, Factor Group y Proyectar Valores, solo para citar los más graves y mediáticos.

En el meollo del nuevo gran escándalo están las libranzas, una figura utilizada desde hace muchos años para otorgar crédito a empleados y pensionados que de esta forma acceden a préstamos más fácilmente que en el mercado tradicional.

En teoría, las libranzas son muy seguras porque el recaudo de las cuotas está garantizado, dado que el deudor autoriza a su empleador a descontarle cada mes, de su sueldo, una suma determinada. Y a su turno, este último se compromete a entregarle el dinero al establecimiento de crédito directamente. Los bancos son los grandes jugadores del crédito de libranza, pero no son los únicos. También cooperativas, fondos de empleados y otras sociedades comerciales pueden ofrecer este tipo de préstamos, que deben otorgar con su propio capital.

Claramente, la libranza como modalidad de crédito no tiene ningún misterio. El asunto se complica cuando los pagarés que respaldan la deuda se negocian en el mercado secundario. Es decir, son vendidos –como si fueran un título valor– a inversionistas que obtienen a cambio rendimientos muy jugosos, por encima de los que ofrecen productos financieros tradicionales.

Participar en toda la cadena de este negocio se volvió muy atractivo, al punto que muchos jugadores nuevos quisieron entrar. De hecho, las libranzas han crecido en forma acelerada a partir de 2012, cuando fue aprobada la Ley 1527 que trató de organizar más esta actividad, pero que de paso permitió la posibilidad de que empresas comerciales también fueran originadoras de crédito, es decir, les amplió el espectro del negocio a estos jugadores extrabancarios. Muchos creen que entonces comenzaron los grandes males.

El escándalo de las libranzas, que tiene a miles de ahorradores sin dormir, es de marca mayor. Los recursos comprometidos son cuatro y cinco veces toda la plata perdida en el Fondo Premium y los inversionistas afectados son más de diez veces los damnificados por InterBolsa.

Esta firma realizaba operaciones aparentemente legales a través de la compraventa de cartera. Sin embargo, dice la Supersociedades, la investigación mostró que la empresa recibió recursos que no correspondían a una venta real de libranzas y, además, que no existía una justificación financiera razonable de la rentabilidad pagada y prometida al cliente. Para algunos expertos significaría que la empresa cayó en una pirámide captadora.