Nación

Daniel Quintero y EPM: una tormenta que no acaba

La empresa más importante de Antioquia ya ajusta tres gerentes en propiedad en menos de un año y medio. La administración de Quintero dejó al descubierto los amiguismos que rondan a EPM. 

13 de abril de 2021
Las tensiones entre el alcalde Daniel Quintero y los empresarios empezaron cuando este decidió demandar al consorcio constructor de Hidroituango, en el que participaron dos firmas paisas. Desde entonces la relación no ha mejorado.

Tras la renuncia de su gerente Alejandro Calderón Chatet y el nombramiento en el puesto de Jorge Andrés Carrillo –exviceministro de Aguas–, EPM vive una crisis inédita, pues en menos de dos años completa tres gerentes en propiedad. El último caso pareció un arrebato, una salida desesperada, y ya se avecina otra tormenta política, pues lo que la ciudadanía organizada le pide al alcalde Daniel Quintero es algo muy simple: un proceso transparente de selección.

Ya sucedió con el exgerente Calderón Chatet, que más allá de recibir un ataque político, no tenía la experiencia suficiente para gerenciar la segunda empresa pública más importante del país, que tiene por delante un futuro incierto ante el desastre de Hidroituango y unas finanzas que crecen en deudas, sin contar con que su hoja de vida tenía inconsistencias y ostentaba una rara relación con Quintero, pues sus medio hermanos son primos del alcalde. Ahora esa parece una polémica del pasado y dejan al descubierto que la situación de EPM no es buena hace mucho tiempo.

Después de la demanda al Consorcio CCC por los errores constructivos en Hidroituango –la misma demanda que la anterior junta directiva no quiso llevar a cabo porque se trataba de “socios estratégicos”, los mismos que ya han dejado pérdidas millonarias en la construcción de una represa en Panamá–, a la mitad de la población de la ciudad le parece que el alcalde Quintero está yendo en contra de los intereses públicos. Otro creen que, al contrario, los protege. El asunto es que entre quienes creen que ataca la joya de la corona están poderosos políticos y empresarios, los mismos que tienen responsabilidad en el esplendor de la capital antioqueña, quienes gobernaron y sacaron a Medellín de sus espirales de violencia más enraizada.

La hostilidad con las decisiones de Quintero –a quien en esta última oportunidad se le fueron más que las luces– vienen desde dicha demanda. Entonces, renunció la junta directiva y tanto empresarios como políticos antioqueños lo tomaron como un enemigo, un peligro, y lo señalaron como una versión trasnochada de la izquierda expropiadora; en pocas palabras, un populista. Y es que genera desconfianza la forma como el alcalde toma decisiones a la carrera y las anuncias a la velocidad de Twitter. Además, no termina de calar que en los puestos de mayor importancia estén foráneos: bogotanos, cucuteños, costeños y venezolanos.

La crisis de EPM

No se puede negar que EPM vive una crisis como ninguna y lo único parecido fue el cambio de gerente que tuvo la Alcaldía de Luis Pérez hace veinte años. Ahora bien, no todo es culpa de Quintero. Desde hace cinco años, la concejal del Centro Democrático, María Paulina Aguinaga, ha señalado los graves problemas del conglomerado con un rigor nunca antes visto: inversiones extranjeras carísimas y sin retorno –avaladas por la Alcaldía de Aníbal Gaviria–, el nombramiento de gerentes cuyo mérito mayor es ser amigo del alcalde de turno, además de tener miembros en su junta directiva que representan los intereses de empresas privadas y no de los ciudadanos. Hasta hace dos años no había críticas a ninguna gestión, ni siquiera a la que llevó a la crisis de Hidroituango, y todos se tapaban con la misma cobija.

Hay que recordar que no es gratis que la Contraloría, la Fiscalía y la Procuraduría tengan investigaciones abiertas en contra de un puñado de dirigentes paisas entre los que se cuentan Sergio Fajardo, Aníbal Gaviria, Alonso Salazar y Luis Alfredo Ramos por el contrato BOOMT que firmó EPM con la sociedad Hidroituango, además del famoso plan de aceleración en esa obra que terminó con la crisis de abril de 2018. Pero de eso nadie dice nada. Si mucho aseguran que se trata de una persecución política, cuando hay estudios técnicos que avalan la toma de malas decisiones no basadas en el rigor científico, sino en la premura de obtener resultados. En Medellín, Quintero se convirtió en la manzana de la discordia.

La concejal María Paulina Aguinaga dice que está de acuerdo con que Quintero toma decisiones de manera desacertada, sin consultarle a nadie, con soberbia, haciendo anuncios por redes sociales, “lo que termina afectando la imagen de la empresa ante las calificadoras de riesgo, ante los bancos internacionales”. Pero más allá de eso, Aguinaga subraya: “Siempre he insistido en que la crisis de EPM no es coyuntural, sino estructural por consecuencia de muchas decisiones que se han tomado, que algunas no han sido acertadas: inversiones en el exterior, atrasos en proyectos de infraestructura; desde la compra de Orbital todo viene mal, pero al final como se mantenía un statu quo y que EPM le transfiere más de un billón de pesos al año a la ciudad, nadie se había percatado de la crisis”.

Señala la concejal que solo ahora los paisas se están dando cuenta de que no hay un sistema de contrapesos alrededor de EPM, es el alcalde quien toma todas las decisiones sin consultar; de manera obligatoria pone gerentes y miembros de junta como bien le parece. “El gobierno corporativo se viene manejando desde 2007 con amiguismos y favorecimiento de algunas empresas. Yo siempre he insistido en que hay que ser coherente, pues el control político y ciudadano a EPM no puede depender del alcalde de turno, tiene que ser con objetividad. Yo a los ciudadanos no los escuché activos frente a las irregularidades que se presentaron ante Hidroituango, ni frente a los 8 billones de pesos para invertir en el exterior que no han tenido retorno, ni los vi activos cuando nombraron a un encuestador como Jorge Londoño en la gerencia; o a Juan Esteban Calle, que venía de una banca de inversión, que asesoran, pero sin poner dinero, y salió de ahí a trabajar a la competencia con información confidencial; o a Federico Restrepo, que venía de gerenciar una empresa que quebró y que contrataba con EPM”.

Aguinaga asegura que los nombramientos de Quintero también han sido del mismo estilo: amiguismos, funcionarios sin experiencia, solo que ahora se hace evidente porque las ciudadanía organizada lo dice. “La formas de Quintero no son las indicadas y le hacen muchísimo daño a la empresa; dar anuncios por Twitter le hacen mucho daño a EPM, pone nerviosos a los creedores, a los tenedores de bonos. Aquí parece que no hay decisiones con rigor”. Justo la concejal propone que a la hora de escoger al gerente, se presente un ramillete de candidatos a una firma cazatalentos, pero que previamente se establezcan unos requisito mínimos en términos académicos, profesionales, gerenciales, sin conflictos de intereses, sin vínculos con empresas que contraten con EPM o le compitan a EPM”.

Por otro lado, Piedad Patricia Restrepo, vocera de la veeduría Todos por Medellín, asegura que desde allí le piden al alcalde un proceso para la gerencia de EPM, que dicho cargo no salga de amigos o de ideas que no tienen ningún soporte. “Una entidad tan importante debe hacer este proceso de manera transparente, ya que hay dudas desde el inicio con la firma cazatalentos que eligió a Alejandro Calderón Chatet. Necesitamos un proceso transparente, abierto. La empresa no aguantaría otra salida en falso. Se necesita una gerencia con las calidades, con profesionalidad, experiencia, idoneidad, la solvencia moral y la honestidad”.

Restrepo, que por años fue la directora de Medellín Cómo Vamos y conoce el pulso de la ciudad, critica que con las decisiones de Daniel Quintero se ha resquebrajado el gobierno corporativo. “No han sido los mejores años para EPM desde la llegada de Quintero a la empresa; el primer gerente tuvo un rechazo grande por parte del sindicato más importante de EPM. Ahora necesitamos a alguien que cuente con el aval ciudadano y se concentre en sacar adelante Hidroituango, que sería lo mejor para el departamento”.

Sobre la poca idoneidad de los anteriores gerentes de EPM, Restrepo asegura que no hay una comparación justa cuando se les mira bajo la lente de las últimas elecciones. “Hemos mirado con todo detalle la situación de la empresa; sí, ha crecido en endeudamiento, pero también en patrimonio, y sobre las inversiones extranjeras, pues no todos los negocios salen bien. Esta se quería hacer ver como una empresa quebrada, pero le entrega más de un billón de pesos a la ciudad. La empresa ahora necesita liderazgo con total honestidad y transparencia, más que cualquier otra cosa, que sea una persona que genere tranquilidad en los mercados, se necesita alguien de peso”. De igual manera, la vocera de Todos por Medellín cree que esta es una oportunidad para pensar en el gobierno corporativo de las empresas locales, pues el alcalde concentra todo el poder como nominador y presidente de la junta directiva, por lo que habría que examinar la independencia política de las mismas.

Bernardo Alejandro Guerra, exconcejal y una de las voces que más ha peleado contra la corrupción en Medellín, dice que los ciudadanos no quieren más el camino planteado por Quintero: “Él es un mitómano, tapa con una mentira la otra mentira. Aquí revive la revocatoria. La ciudad está retrocediendo. El entramado que hay detrás de esa corrupción hay que desmantelarlo. ¿Cómo es posible que la vicepresidenta de Talento Humano de EPM, Alejandra Vanegas, no se haya dado cuenta de las irregularidades de la hoja de vida de Calderón Chatet? ¿O qué puede decir el vicepresidente de Auditoría de la empresa?”.

Guerra también criticó el nuevo nombramiento en Gerencia, pues se tomó de manera inconsulta. Se trata de una persona desconocida para el establecimiento paisa, aunque al “parecer tiene una hoja de vida”. Sobre elecciones anteriores de gerente sin experiencia en el sector energético, dijo: “Es gente honorable desde todo punto de vista, porque Jorge Londoño de la Cuesta es honorable, no se puede comparar con el estafador internacional Alejandro Calderón. Es cierto que se han elegido hombres de confianza de los alcaldes, pero que por lo menos tenían una aval social, académico. Esta gente de ahora no conoce a Medellín, no saben dónde queda San Sebastián de Palmitas”.

Los tumbos de EPM continúan: el nombramiento del nuevo gerente Jorge Andrés Carrillo –un hombre que al parecer sí cuenta con la experiencia– no se hizo de cara a la sociedad y fue un nombre que salió en menos de 24 horas, como sacado del bolsillo. El futuro es incierto y la tormenta no acaba.