JUDICIAL

Solo queda David, el hijo de Óscar Iván Zuluaga, enredado por el caso del hacker

Después de la exoneración de Luis Alfonso Hoyos, solo David, el hijo del entonces candidato a la presidencia, sigue enredado por el escándalo del hacker. ¿Qué le puede pasar?

9 de febrero de 2019
DAVID ZULUAGA

En la telenovela del hacker Andrés Sepúlveda se han dicho muchas mentiras. En realidad se trata de un caso de espionaje electoral, lo cual es una práctica frecuente en las campañas y solo es grave cuando los pillan. Es tan común que en Estados Unidos los consultores políticos lo ofrecen bajo el nombre de opposition research. Cada candidato siempre quiere obtener información negativa de la contraparte que le permita hacerle daño. Ese es el caso de Donald Trump y los e-mails privados de Hillary Clinton que le dio el Gobierno ruso. Desde que salió a la luz este episodio de espionaje el escándalo no ha parado.

En Colombia pasó algo parecido con el famoso video en que aparecía Óscar Iván Zuluaga recibiendo información comprometedora del hacker Sepúlveda. Lo inusual de esa historia es que no solo Sepúlveda estaba infiltrando en la campaña de Santos, sino que la Dirección Nacional de Inteligencia infiltraba la de Zuluaga. En otras palabras, había un hacker recogiendo información reservada para desacreditar el proceso de paz de Santos y un contrahacker de los organismos de inteligencia de Santos para mostrar que la campaña de Zuluaga estaba en eso.


ANDRÉS SEPÚLVEDA

Zuluaga denunció “la infiltración” a su campaña, pero dejando la impresión de que el infiltrado contra él era Sepúlveda. Eso no era verdad, pues ese hacker era de él. Pero la confusión le sirvió al candidato y al Centro Democrático para acusar a la campaña de Santos de hacer un montaje para alterar el resultado electoral. Intención política para ayudar a Santos pudo haber, pues la revelación pocos días antes de las elecciones del comprometedor video en el que aparecía Zuluaga fue una bomba. Pero, si fue así, acabó siendo contraproducente, pues Zuluaga, un candidato relativamente desconocido y no muy popular, terminó por ganar la primera vuelta.

El hacker Sepúlveda era un joven inmaduro y mitómano de 27 años que se jactaba de hacer hazañas cibernéticas como interceptar los aviones de inteligencia del Comando Sur de Estados Unidos y también agencias como la CIA y la DEA. Todo eso no tenía ni pies ni cabeza, pero el hecho es que interceptó los computadores de los negociadores de La Habana y compró información clasificada como “reservada” para usarla en la campaña de Zuluaga. Esa información no tenía nada de espectacular y algunos documentos estaban disponibles en internet gratis. Sin embargo, por estar clasificada, comprarla y venderla constituía un delito y así cayó Sepúlveda.

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Aunque se trataba de un caso de espionaje amateur y burdo, la Fiscalía fue muy dura con el hacker. Lo amenazó con 20 años de cárcel, con rebaja a 10 si colaboraba y confesaba. Eso lo llevó a revelar la identidad de sus superiores y de sus cómplices en esas triquiñuelas electorales. Según su testimonio, sus jefes habían sido David Zuluaga –el gerente de la campaña– y Luis Alfonso Hoyos –el asesor espiritual–. Explicó cómo estos sabían de la compra de información y cómo la pagaban. Sus cómplices acabaron siendo unos uniformados que confesaron y que terminaron tras las rejas.

El tráfico de información fue bastante barato. La cifra que se oyó en el juicio fue del orden de 7 millones de pesos a los uniformados que la suministraban. Aun así, produjo apertura de investigación o imputación de cargos para todos los involucrados. A Luis Alfonso Hoyos, el contacto permanente de Sepúlveda, lo acusaron de concierto para delinquir, uso de software malicioso, violación de documentos y acceso abusivo de sistemas informáticos. A David Zuluaga, quien hacía los pagos y recibía la información, le hicieron indagación preliminar en Estados Unidos y la cosa no ha pasado de ahí.


LUIS ALFONSO HOYOS

El martes Hoyos quedó exonerado. Él ha sido un personaje importante de la vida nacional como congresista, embajador, y se había convertido en una de las estrellas del Centro Democrático. Aunque estaba comprometido en el hackergate, en el momento del juicio se presentaron una serie de circunstancias que lo salvaron. Para comenzar, el juez no aceptó el video como prueba con el argumento de que era ilegal por la forma como lo habían obtenido. Además, el principal testigo contra él, el hacker Sepúlveda, decidió abstenerse de declarar en su contra. Por otra parte, algunos testigos de la Fiscalía no aparecieron y el ente investigador se abstuvo de llamar a otros. En esas circunstancias el juez no tenía otra opción que exonerarlo por falta de pruebas.

La defensa de David Zuluaga va a invocar el fallo a favor de Hoyos para pedir el archivo de su caso. Técnicamente, el hijo del candidato era vulnerable no solo por las acusaciones de Sepúlveda, sino por tener la condición de representante legal de la campaña. Eso lo dejaba como responsable de prácticamente todo lo que sucediera en esta y ocurrieron no pocas cosas. Pero, al igual que Hoyos, si no hay pruebas, no hay condena.

El hijo del excandidato es un muchacho carismático con fama de genio por su trayectoria académica, que incluye un doctorado en la Universidad de Princeton. Tenía 24 años en el momento del escándalo y se considera un error haberlo puesto en una posición tan delicada a esa temprana edad. Se anticipa que contra él tampoco van a aparecer los testigos claves, y, si el video fue obtenido ilegalmente para Hoyos, también lo fue para Zuluaga junior. Quedaba un problemita pendiente: los pagos que le habrían hecho a Sepúlveda y a los uniformados que confesaron y han estado en la cárcel. Eso, sin embargo, será justificado con el argumento de que se trataba de unos contratos para diseñar una estrategia digital y que el desvío de la misma no es responsabilidad de la campaña.

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Por último, resulta que Álvaro Uribe también está vinculado judicialmente al escándalo del hacker, pues Sepúlveda declaró que el expresidente estaba informado de las interceptaciones ilegales. El caso en su contra es más frágil que el de los demás implicados, pues él no estaba encima del día a día de la campaña y su asociación con el escándalo puede obedecer a que se trataba de su candidato.

Como en los otros casos, Sepúlveda se abstuvo de insistir en la acusación contra el jefe del Centro Democrático ante la Corte Suprema de Justicia. Por esto, sus abogados van a pedir un auto inhibitorio, que probablemente les concederán.