Política
De ateo comunista a cristiano de derecha: la historia de John Milton Rodríguez
El candidato por Colombia Justa Libres le contó a SEMANA sobre las luchas en su vida, el momento en el que se convirtió en cristiano, su matrimonio a los 19 años y lo que lo llevó a hacer política.
En la contienda por la Casa de Nariño, poco se habla sobre los movimientos del sector cristiano de la política colombiana. La fracción es liderada por el senador John Milton Rodríguez, candidato a la Presidencia por Colombia Justa Libres.
A pesar de ser un candidato silente, es popular entre quienes defienden a la familia, el matrimonio, la religión y los intereses de la clase trabajadora. Por esto, confía en que tiene al menos 5 millones de votos que lo podrían ayudar a pasar de primera vuelta. Sin embargo, además de sus propuestas y su aspiración, llama la atención la historia de vida Rodríguez, para quien todo inició en un barrio de invasión en Cali.
SEMANA habló con el candidato sobre sus padres, sus días de ateísmo, su encuentro con Dios, la pobreza que tuvo que sobrellevar, su éxito como pastor y la modesta campaña política que le significó su paso al Senado.
Lo criaron como ateo y comunista
Se llama John Milton por el poeta y ensayista inglés rebelde que se oponía a las condiciones que enfrentó en el siglo XV. El nombre lo escogió el padre del senador, quien era un verdadero antisistema. A pesar del intento de nombrarlo en honor a un anarquista, no logró profundizar bien sobre el personaje, quien era un protestante fiel a Dios.
“Mi papá, en su momento, tuvo una experiencia muy fuerte siendo un jovencito. Quiso ser sacerdote católico, pero en el seminario, los superiores intentaron abusar sexualmente de él. La cogió contra la religión y se le fue la mano. Se fue contra Dios”, narró.
Por esto, el padre de Rodríguez comenzó a adoptar ideas del ateísmo y del comunismo, que no dudó en inculcar a sus hijos: John Milton, Indira (en honor a Indira Ghandi), Tania (por una guerrillera venezolana) y Alexis (por una figura de Rusia comunista). Todos los nombres los escogió sin tener en cuenta a la madre, por el mismo machismo de su doctrina política.
Rodríguez, en contraposición a su actual postura, adoptó el pensamiento como propio. “De niño, lo que yo recuerdo de él es que no me leía cuenticos para acostarme a dormir, me leía temas del manifiesto de Marx y el nadaísmo de Gonzalo Arango. Yo creo que él, en esa forma de comunicarme la información, me estaba protegiendo del monstruo dañino de la religión. Pensaba que lo que me decía era lo correcto porque era mi papá”, dijo.
El senador perdió a su padre a los 7 años en un accidente de tránsito y una de las herencias fue el anarquismo de su padre. Su madre, cuatro años después, se casó con un hombre católico que los acogió y respetó las posturas de John Milton.
“Por dentro yo tenía muchos encontronazos con la forma de ver la vida. Me refugié en el estudio, fui muy buen estudiante y ocupaba los primeros lugares”, contó.
La pobreza de su familia
John Milton consideraba a su padrastro como su padre, a pesar de ser su padrastro. Después de casarse, la pareja comenzó a hacer negocios de panaderías, cafeterías y restaurantes. Sin embargo, sus habilidades para el emprendimiento no se traducían en buenas prácticas administrativas y las quiebras no fueron escasas.
“Cada vez era peor. Se nos quemó la casa, nos fuimos a un lugar momentáneo con un medio techo colocado. Vino un vendaval y lo que dejó el incendio se lo llevó el agua. Después nos fuimos a un barrio de invasión en Cali, en la zona de La Reforma, detrás de Siloé”, narró.
Esto significó hambre y situaciones complicadas para la familia. Incluso, Rodríguez tuvo que trabajar a temprana edad. Mientras su padre era administrador de un restaurante, él lavaba y cuidaba carros, aseaba, atendía mesas y servía bebidas.
“Mi papá pedía la aguamasa de lo que quedaba en el restaurante cada noche. Era la comida de tres pastores alemanes muy flacos que teníamos. Cuando llegaba con los desperdicios, mi mamá buscaba pedazos de carne para sofreírlos y esa era nuestra comida”, aseguró.
La pareja pasó por momentos tan duros que pensó en divorciarse. Sin embargo, por un amigo, se enteraron de un grupo de oración que mantuvo su unión. “Yo me burlaba de ellos porque no tenía cercanía o interés en esos temas”, dijo.
El padre llevaba cassettes del grupo de oración a la casa y John Milton los encontraba interesantes. Llegó un momento en el que, con la promesa de comida y socialización, logró que el joven lo acompañara al encuentro religioso.
Con otra grabación de un testimonio de superación mediante la biblia, el ahora senador decidió recibir a Dios en su vida. Ahí dejó el existencialismo y encontró el propósito. Justo en esos días conoció a Norma Stella Ruiz, su esposa.
Su matrimonio a los 19 años
John Milton tuvo su primer acercamiento con quien ahora es su esposa en un bus de servicio urbano en Cali, mientras ambos estudiaban carreras técnicas en la ciudad. Ahí comenzó un matrimonio de 33 años que inició a los 19 años, para el cual nadie tenía fe de que durara.
“Yo le dije que no tenía nada qué ofrecerle. Ella me dijo que sí, así fuera debajo de un puente. Casi se lo cumplo”, narró. Se fueron a una casa prefabricada sin servicios públicos y dependían de recursos que ellos mismos recolectaban. A los 27 años ya tenían cuatro hijos, lo cual complicó la situación. Con esa responsabilidad, debían trabajar y estudiar de noche.
Poco a poco escaló en sus trabajos, de manera que pasó de empacador del Éxito a trabajar en las más prestigiosas empresas de la región. Con el progreso de John Milton, lograron una vida tranquila, un apartamento y que sus necesidades estuvieran satisfechas.
John Milton sintió que debía ser pastor y renunciar a todo, pero su esposa reprochó la idea por la edad de los niños y las dificultades que eso traía consigo. Él accedió a la petición de su esposa y dejó ir la idea.
Después de eso, Rodríguez percibió que sus ganglios en el cuello sufrieron una anomalía y formaron dos inflamaciones que afectaron gravemente su salud. El ahora senador llegó a pensar que le iba a faltar a sus hijos y le pidió a Dios vida y salud para poderle servir.
Después de un mes, sin explicación, las inflamaciones desaparecieron y la pareja decidió emprender el camino de ser líderes religiosos. Para eso, vendieron su carro y el apartamento para costear el proyecto llamado Fundación Misión Paz. Con los proyectos sociales, lentamente se fue construyendo el camino que lo llevaría a la política.
Rodríguez no estuvo de acuerdo con las condiciones pactadas para el Acuerdo de Paz, sobre todo lo que él llama la “impunidad” para quienes pertenecieron a la guerrilla. Al ganar el ‘no’, Juan Manuel Santos le pidió al Consejo Evangélico de Colombia nombrar a tres voceros para la conciliación. Entre ellos, figuró el ahora senador.
Junto a su esposa, el pastor fue a La Habana y debatió puntos clave del Acuerdo de Paz. Fue ahí donde causó curiosidad entre los partidos políticos, quienes le ofrecieron varias oportunidades en política. El Centro Democrático le ofreció ser senador, el Partido Conservador le planteó ser el vicepresidente de Marta Lucía Ramírez y Opción Ciudadana lo quería para la Presidencia.
Rodríguez, por no ser político, les dijo que no. Sin embargo, cuatro meses después, formó un movimiento significativo de ciudadanos que encabezó para el Senado: Colombia Justa Libres. Ahí comenzaron a recoger firmas y a acumular apoyos en casi todos los departamentos del país.
Recogieron 600.000 firmas y lograron cerca de 500.000 votos después de recontar con la Registraduría, la Procuraduría y el Consejo Nacional Electoral. Eso les permitió llevar a tres senadores al Congreso de la República, incluyéndolo, con menos de 1.000 millones de pesos de presupuesto.
Después de un juicioso paso por el Senado de la República, replanteó su posición de no considerarse un político. “Creo que Colombia, más que políticos, necesita líderes. El problema en el país es la falta de liderazgo, posición y de asumir posturas serias. Coherentes y firmes. En la vida, me ha tocado liderar o liderar. No he tenido opción. Si no lideraba, me moría del hambre, no sacaba mis hijos adelante y no estudiaba”, aseveró.
Quienes lo empujaron a tomar la decisión fueron sus copartidarios y su familia, quienes consideraban que, después de meterse en la política, comenzó a sonar como un presidente.
Su estrategia no es distinta a la de su llegada al Senado, entonces basa sus acciones en WhatsApp y redes sociales. “Nos permite capturar y fidelizar a las personas asociadas a la visión que tenemos en Colombia. Ha sido interesante la recepción de la gente”, contó.
Ahora, con un Colombia Justa Libres, Rodríguez busca llegar solo a la primera vuelta y lograr superar a todos sus contrincantes. Las coaliciones no le gustan y se valdrá solo de quienes logre persuadir con su postura. Después de vivir en una invasión, el senador se convirtió en el líder cristiano más relevante del país.