ELECCIONES 2022
De infarto: la segunda vuelta que desvela a Bucaramanga, en la cancha y en las urnas
En la capital de Santander se palpita orgullo y amor a su tierra, en días en que dos de los representantes del departamento, Rodolfo Hernández y el Atlético Bucaramanga, disputan sus respectivos “campeonatos”.
El 29 de mayo Bucaramanga amaneció con nubes grises en el cielo y el asfalto de sus calles mojado por una llovizna que, aunque tenue, fue la primera en levantarse ese domingo, el que muchos santandereanos recordarán por siempre dada la forma acelerada en que les palpitó el corazón, como si quisiera salirse del pecho.
“No le miento, parecíamos en Bogotá”, recuerda Humberto Castellanos Bueno, que además presume de haberse despertado primero, incluso antes de que cayera la lluvia. Más que por obligación, porque le nacía hacerlo, aclara.
La experiencia de toda una vida como transportador y la fe en que ‘al que madruga Dios le ayuda’ lo tenían bañado y al volante de su Volkswagen escarabajo por las calles de la ciudad bonita, antes de que sonara el himno de Colombia de las 6:00 a. m., la primera de las muchas veces que sonó ese día.
Volvió a sonar a las 8:00 a. m., cuando se abrieron las mesas de los puestos de votación, donde se definieron los clasificados a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a las 4:00 p. m., cuando se cerraron las urnas; y de ahí para adelante, Humberto perdió la cuenta de las veces que lo escuchó hasta que regresó a su casa. También presume por haberlo hecho de último, cuando en las calles ya no quedaba un solo indicio de la lluvia que había caído y aún se oían pitos y cornetas, las de los más rezagados en volver a casa tras la celebración.
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Fue el día en que los noticieros de todo el país reportaron el río amarillo que se desbordó en las calles de Bucaramanga y que concluyó en la llamada “Casa de Nariño” de la calle 54 con carrera 29, en el barrio Sotomayor, donde antes funcionaba la incubadora del departamento y hoy se alimentan los sueños de dirigir los destinos de la nación.
Allí era incalculable ―e incontrolable― el número de hombres y mujeres, de todas las edades y condiciones, que se abrazaban como si el Atlético Bucaramanga hubiera ganado el campeonato de fútbol, ese que le ha sido esquivo en toda su historia.
Si la palabra “campeón” nunca la han pronunciado los jóvenes de la Fortaleza Leoparda Sur, barrabrava del Atlético Bucaramanga, esa noche, cuando salieron a las calles con bombos y trompetas, se ilusionaron en pronunciarla este año, pero en la otra final que tiene en vilo a todo el departamento: la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
El ingeniero Rodolfo Hernández, nacido hace 77 años en Piedecuesta, a 12 kilómetros de Bucaramanga, pero parte de su área metropolitana desde mucho antes que el Atlético descendiera al infierno de la segunda división del fútbol colombiano (1994), ilusiona a todo el departamento con la palabra “presidente”, la que los santandereanos no sienten propia desde 1876 cuando Aquileo Parra fue el mandatario de la nación.
Y lo hizo de la misma forma con que el Atlético Bucaramanga, dirigido por otro santandereano, Armando ‘Piripi’ Osma (Bucaramanga, 1962), los ilusiona con conseguir la primera estrella para su escudo.
Cuando nadie daba un peso por los Leopardos, el equipo se clasificó a los cuadrangulares en la última fecha del campeonato, al conseguir el último de los ocho cupos para disputar el título del fútbol.
También sobre la hora, casi que en tiempo de reposición, el ingeniero Hernández se clasificó a la final de las elecciones presidenciales, cuando parecía que la volverían a disputar los mismos “bandos” que lo hicieron la última vez, hace cuatro años: “el uribismo y el petrismo”, como lo define Humberto Castellanos, que además de ser hincha de Rodolfo fue concejal de la ciudad y gerente de Coopetran, empresa de transportes que también es orgullo de los santandereanos, así su emblema sea un perro y no un leopardo como el del escudo del equipo de fútbol.
En Colombia, país regionalista, todos los que tienen cédula inscrita para votar, nacieron y crecieron en días en que el campeonato de fútbol y el reinado de belleza eran las más apasionantes competencias nacionales, junto a las presidenciales, cada cuatro años.
Santander se hizo “equipo grande” en el certamen de Cartagena: la belleza de sus mujeres han conquistado siete coronas, y el departamento, tercero en el escalafón ―detrás de Valle (12 reinas) y Atlántico, empatado con Bolívar (7), y por encima de Antioquia (6) y Bogotá (5)―, año tras año es favorito para llevarse el cetro.
Pero “equipo chico”, o al menos modesto, en las canchas de fútbol del país, pues su máximo logro balompédico ha sido la clasificación a la Copa Libertadores, tras perder la final de 1997 contra el América de Cali, la vez en que los santandereanos más se ilusionaron con gritar “campeón”.
Aquella vez, recuerdan los fanáticos del fútbol, Bucaramanga sorprendió por la forma en que escaló peldaños, siempre desde atrás, con el marcador en contra. La forma como se fue clasificando el equipo, entonces dirigido por el antioqueño Carlos Mario Hoyos, fue remontada tras remontada, como el Real Madrid lo hizo célebre en Europa este 2022, año electoral en Colombia.
Este miércoles 8 de junio, el sol fue el que madrugó en Bucaramanga, al despertar a sus habitantes antes de que en las emisoras sonara el himno nacional de las 6:00 a. m., y poniendo a sudar a los foráneos de tierra fría, obligados a salir a la calle en manga corta.
El amarillo es el color que predomina por sus calles, el de las camisetas del Atlético que en la noche se jugará su última carta para soñar con el campeonato de fútbol cuando enfrente a Nacional de Medellín. Hazaña quijotesca para muchos, pues la suerte puso a los Leopardos a disputar la clasificación a la final, además, contra Millonarios de Bogotá y Junior de Barranquilla.
La “segunda vuelta” del grupo A de los cuadrangulares arranca con “empate técnico” entre los cuatro equipos aspirantes, apenas dos puntos separan al líder Nacional del cuarto, el Bucaramanga. Un triunfo local, en el estadio bautizado en honor al presidente Alfonso López Pumarejo (Honda, Tolima), podría devolver a los santandereanos en carrera y sacar del camino al representante de los antioqueños.
Como nunca antes, la definición del campeonato de fútbol se asemeja con la política nacional, donde un exalcalde de Bucaramanga, que toda la campaña estuvo en la parte baja de las encuestas, se clasificó en unas elecciones en que primero quedó eliminado un exalcalde de Barranquilla (Álex Char, dueño del Junior), y el pasado 29 de mayo, un exalcalde de Medellín (Federico Gutiérrez, hincha del Nacional).
Así las abuelas santandereanas insistan en que “quien mucho abarca, poco aprieta”, el optimismo en las calles de Bucaramanga desborda de ambición. Si “el ingeniero”, como todos se refieren al candidato Rodolfo Hernández, remontó en menos de una semana y “puede salir campeón”, por qué no puede hacer lo propio el Atlético, que también clasificó en la última fecha.
“Vamos es por todo, por la estrella, por la Libertadores, y por la presidencia”, dice Humberto Castellanos, con una sonrisa casi que desafiante, contra paisas, rolos y costeños, de quienes, en todas las elecciones, se dice que son los que quitan y ponen presidentes. “A ver cómo les queda el ojo”, dice señalando el escudo de su camiseta amarilla, un dibujo de la cara de Rodolfo Hernández con las palabras “No robar, no mentir”.
“Si el 29 de mayo amanecimos con el clima de Bogotá, el 19 junio Bogotá se acostumbrará a amanecer con el clima de Bucaramanga”, dice Humberto, convencido de que ese día Rodolfo Hernández derrotará al exalcalde Bogotá, Gustavo Petro, y Santander gritará la palabra “campeón”, que este año puede ser sinónimo de “presidente”.