Nación
Despidos y retiros voluntarios disparan tensión en la mina del Cerrejón
El reciente ofrecimiento de un retiro voluntario de parte de la compañía Cerrejón a 450 trabajadores en La Guajira calentó la discusión laboral y puso el foco de atención sobre el presente y futuro de esta explotación minera.
La mina está convulsionada. El ambiente está tenso y la situación merece un análisis especial según varios de los protagonistas. El Cerrejón, la mina más importante de la región Caribe atraviesa una compleja situación y el despido reciente de unos 140 trabajadores terminó por generar más preguntas.
Después de un año difícil, en el que la mina tuvo un paro de 91 días por las diferencias para la firma de una nueva convención colectiva de trabajo, la noticia de la salida de trabajadores no cayó nada bien entre los directivos de Sintracarbón, que agrupa a los trabajadores del sector.
El mismo sindicato les anunció a sus asociados que el 23 de febrero pasado la compañía comunicó que, a través de una firma externa de abogados, llamará “a 450 trabajadores para ofrecerles un retiro voluntario por mutuo acuerdo y que en caso de no acogerse se procederá al despido sin justa causa con la indemnización del Código Sustantivo de Trabajo”.
El mensaje fue enviado por vía interna con categoría de urgente, por lo que las directivas de Sintracarbón convocaron a una rueda de prensa. Allí expusieron que 140 de sus asociados ya habían sido llamados y que les habían ofrecido dos cifras distintas: una, si se acogían al mutuo acuerdo, y otra (de menor cuantía) si es despedido sin justa causa. El 27 de febrero, según la organización, iban 226 despidos.
“A los trabajadores solo le conceden dos horas para que tomen la decisión o serán despedidos”, señaló Ígor Díaz, presidente de Sintracarbón.
La situación indignó al sindicato, que la calificó como una “masacre laboral”, “presión a quemarropa” y “bajo amenaza de despido”. Cuatro días después anunció que dará asesoría jurídica para la defensa del puesto de trabajo y que posteriormente proyectará, con toda la información, las acciones administrativas ante el Ministerio del Trabajo, las reclamaciones formales ante la empresa y las acciones constitucionales a que haya lugar.
Más allá de la discusión por la legitimidad de los despidos o no, que es un tema muy importante. Lo cierto es que la realidad dice que hace más de un año la compañía viene siendo fuertemente afectada por tres grandes factores. El primero, el impacto de la reducción de la demanda internacional del carbón. Europa, que históricamente ha sido el mercado natural de la compañía, disminuyó sus compras y el mercado comenzó a mirar hacia otras regiones, como Asia, cuyas mineras están mejor ubicadas.
A eso hay que sumarle el bajón del precio, que tuvo un desplome significativo el año pasado. Es cierto que en estos días ronda los 55 dólares por tonelada, pero durante 2020 llegó a estar por debajo de los 35 dólares. Y eso sin echar un vistazo hasta 2018, cuando el precio de FOB en el propio Puerto Bolívar, en La Guajira, marcó los 75 dólares por tonelada. Todo redundó en que el Cerrejón pasara de exportar 26 millones de toneladas y producir 25,8 millones en 2019, a exportar solo 13,6 millones de toneladas y producir 12,4 millones en 2020.
Otra cosa que ha afectado son los periodos de no operación. Los días más críticos de la pandemia de covid-19, por ejemplo, la producción se detuvo 42 días para implementar las medidas de bioseguridad necesarias. A eso se le suman los 91 días de huelga, que solo fue superada hasta el 1.° de diciembre. A pesar de los días duros, Cerrejón señala que en temas ambientales invirtió en 2020 más de $157.000 millones de pesos, y que desde 2002 hasta la fecha ha pagado $18,5 billones en impuestos y regalías.
Entre otros puntos, uno de los grandes desencuentros del paro sigue vigente, por lo que los empleados denominan ‘el turno de la muerte’, que según ellos implica un cambio en las jornadas de trabajo. La empresa señala que se trata de laborar 7 días y descansar 3, pero Sintracarbón dice que pasarían a jornadas de 12 horas por día, y si antes trabajaban 15 días al mes, ahora serán 21, lo que reduciría los turnos de 4 a 3. El tema aún está enredado.
Aunque parezca inverosímil, los bloqueos de diferentes comunidades de la zona a las vías férreas también le han pasado factura a la mina. Estos se ha convertido en uno de los métodos recurrentes de los habitantes para presionar soluciones de parte de las autoridades locales, en muchos casos de situaciones que nada tienen que ver con el Cerrejón.
En 2020, estos bloqueos afectaron la operación 32 días y este año suman 12, lo que genera un impacto en los costos de la producción y, como lo ha señalado anteriormente la empresa, daña su reputación y la del país como proveedores estables, lo que hace que los clientes internacionales busquen carbón en otros países.
Díaz tiene otro análisis. Dice que los despidos son injustificados porque, según sus cálculos, salir de 700 obreros apenas significará un ahorro del 1 % sobre los ingresos anuales para la compañía y cree que se trata solo de un capricho de la nueva administración, “más ahora que los precios del carbón están repuntando”
Según las cuentas del líder sindical, en lo recorrido de 2021 (54 días trabajados apenas), a la multinacional Cerrejón le ingresaron aproximadamente $124,5 millones de dólares, que representan unos $443.715 millones de pesos, con utilidades por encima de $133 mil millones de pesos.
“Hasta la fecha se han exportado 2,5 millones de toneladas de carbón, lo cual demuestra que esta empresa es y seguirá siendo sostenible en el mercado internacional del carbón”, señaló. Además, dijo que pareciera ser una línea de acción de Glencore, accionista del Cerrejón, ya que “está ocurriendo lo mismo en otras de sus empresas”. “No satisfechos ante la lucha que hemos dado para impedir la imposición del turno de la muerte, ahora escalan en sus actos esclavizantes. En esa misma línea debemos escalar nosotros. Si nuestro empleador está contra nosotros, no nos queda de otra”, agregó.
Claudia Bejarano, presidente de la compañía, dice que, como resultado de la caída del precio y la demanda del carbón, Cerrejón implementa desde 2019 un programa de transformación que busca adaptarse a la nueva realidad. Eso incluye un ajuste de sus planes mineros, optimización del uso de llantas y combustibles, reducir los alcances definidos en numerosos servicios contratados e, incluso, la devolución de dos pisos en alquiler de las oficinas en Bogotá. “En línea con esta situación hemos tenido que ajustar nuestra estructura organizacional”, explica.
La mina integra 6 tajos de operación con una vía férrea de 150 kilómetros y su propio puerto con sistema de cargue directo en Puerto Bolívar. En la actualidad, laboran unos 9.000 trabajadores, entre directos y contratistas. El contrato de Cerrejón con el Estado colombiano va hasta el año 2034, pero según la compañía “hay carbón para muchos más años y, como dicen los expertos, el mundo va a necesitar carbón en la matriz energética en las próximas décadas”. Así que la discusión parece que pica y se extiende y podría terminar cavando hondo.