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Una operación de 3 años que se ejecutó en 2 horas: así salió Envigado de la lista Clinton

Luis Valero, el abogado que sacó al club paisa y al América del deshonroso grupo, cuenta detalles inéditos del proceso que incluyó el retiro de la familia Upegui de su dirigencia.

27 de abril de 2018
| Foto: Archivo particular

A comienzos de esta temporada, el Envigado salió a la cancha con un uniforme blanco en lugar del tradicional naranja. Era una especie de anuncio del cambio que se avecinaba en el último club colombiano incluido en la lista Clinton, la que recoge a las personas naturales y jurídicas que, para Estados Unidos, tienen relaciones con el narcotráfico.

En esa deshonrosa selección estaba desde 2014, por cuenta de su fundador, Gustavo Upegui, asesinado en 2006 por sicarios, y quien, señalan las investigaciones, fue jefe de la Oficina de Envigado y socio de Pablo Escobar. Tras su muerte, el control del equipo pasó a su familia, especialmente a su hijo Juan Pablo y a su esposa Margarita Gallego.

Esa era la historia conocida. Sin embargo, desde hace tres años comenzaron una serie de operaciones jurídicas y financieras reservadas que terminaron esta semana, con la exclusión del club de la lista y con su traspaso a nuevas manos.

El pasado jueves, la propiedad del 55% de las acciones pasó a Profútbol, un fondo de inversionistas privado que tenía interés en comprarlo desde hace al menos un año.

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Los detalles de la transacción, de momento, son una incógnita, pues la regulación de los fondos privados evita que se sepa quiénes los componen, incluso que se conozca las cifras de los movimientos financieros. Para entender el caso, SEMANA habló con Luis Valero, el abogado que dirigió el proceso y que durante el mismo terminó convertido en el segundo accionista del Envigado.

SEMANA: ¿Cómo diseñan la venta del Envigado, estando aún en la lista Clinton?

Luis Valero (L.V.): Había una manera que se diseñó con OFAC para lograr que unas personas que se necesitaba que salieran del dominio del club, vendieran sus acciones. A pesar de estar en la lista logramos que un fondo se interesara. Tuvimos muchas reuniones con la OFAC (Oficina de Control de Activos de Estados Unidos), con la Superintendencia de Sociedades, con la Superintendencia Financiera. Que entrara un fondo nos daba la tranquilidad porque es una entidad vigilada. Sus inversionistas tienen que pasar por un filtro que hace la Superintendencia Financiera y obviamente todos ellos fueron escuchados por las autoridades americanas antes de aceptar la participación como nuevos socios de Envigado.

SEMANA: Pero la regulación no permitía que el fondo comprara una empresa en la lista Clinton, y al mismo tiempo, para salir de la lista, tenían que vender. ¿Cómo hicieron?

L.V.: Lo interesante es que toda esta filigrana tenía que cuadrar exactamente con que a la exclusión, paralelamente se diera la inscripción de los nuevos socios, porque al ser un fondo vigilado, no podían entrar con una empresa enlistada todavía. Nos tomó mucho tiempo para que todos tuvieran sus agendas y todo exacto, para hacerlo como quería el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y como lo requiere la legislación colombiana.

SEMANA: ¿Qué hicieron?

L.V.:Se adelantaron todos los trámites de los modelos de contratos, se hizo toda la documentación previa a la salida (de la lista). Cuando en la Superintendencia de Sociedades estaban anunciando que el club estaba saliendo de la lista, en ese mismo instante se registran en Cámara de Comercio los documentos en donde entraba el fondo a formar parte del equipo. (La compra) nunca fue anterior a la salida (de la lista Clinton), sino posterior, pero apenas con una hora o dos de diferencia. Todo estaba muy organizado para que pudiera hacerse así. Todo pasó el jueves, la cuestión formal, porque antes de esto fueron muchos meses de trabajo y de investigación sobre esta operación.

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SEMANA: Valero y Asociados llegó hace más de tres años a asesorar a Envigado y se volvió accionista. ¿Cómo pasó eso?

L.V.: Cuando nosotros empezamos el trabajo de exclusión llegó un momento en que el club iba a desaparecer, no había manera de salir. Y entonces con mi socio (Horacio Luna) logramos capitalizar nuestros honorarios y metimos un dinero para que el equipo siguiera. Cuando estás metido en este proceso, cuando ves 20.000 niños que dependen de lo que estás haciendo, es muy difícil no comprometerse y dejar hundir la empresa. Después hubo una situación, porque mi socio es ciudadano americano, le tocó cederme sus acciones a mí. (Estados Unidos le prohíbe a sus ciudadanos comprar una empresa en la lista Clinton).

SEMANA: ¿Qué pasó con su socio?

L.V.: Es que mi socio es ciudadano americano. Entonces a pesar de que estaba todo aprobado ya, cuando fuimos (a hacer la compra), el Departamento del Tesoro dijo ‘no, él tiene la doble nacionalidad‘. Y nos tocó reversar esa operación. Ahí yo pacto con él y me quedo con las acciones.

SEMANA: ¿Qué porcentaje accionario compraron?

L.V.: Nosotros teníamos el 70 por ciento con unos contratos que aprobaron OFAC y las superintendencias, con la vigilancia de todos.

SEMANA: ¿Y el otro 30 que usted no compró inicialmente quién lo tenía?

L.V.: El otro 30 que yo no compré inicialmente lo tenían unas personas que eran cercanas a la familia Upegui. Que obviamente salen y ya no quedamos sino el fondo, mi familia y yo.

SEMANA: ¿Y quiénes eran estas personas?

L.V.: Era una era un muchacho que trabajaba ahí, eran familiares de Juan Pablo (hijo de Gustavo Upegui, señalado jefe de la Oficina de Envigado), un primo, una tía. Unos familiares de Juan Pablo que estaban allí y también salieron del club.

SEMANA: ¿Cuál fue el costo de estas transacciones?

L.V.: Eso es confidencial, como lo dijo el superintendente de Sociedades, como lo dijo el director de OFAC. La seguridad de todo el mundo es que esos montos sólo los conozcan las personas interesadas en ello.

SEMANA: ¿Cómo quedan ahora los porcentajes accionarios?

L.V.: Vendo el 25 a Profútbol, que también compra el otro 30 por ciento que yo no tenía. Y ese es el 55 que compró el fondo. Yo quedo con el resto.

SEMANA: ¿Queda rastro de los Upegui en las cuentas del club?

L.V.: No, para nada.

SEMANA: ¿Ni siquiera de plata que le deban los Upegui al club?

L.V.: Para nada. De hecho eso es lo que vigila la Superintendencia y lo que vigiló OFAC, que no haya absolutamente nada, ningún rastro de ellos.

SEMANA: ¿Cuando llegó al Envigado, qué encontró?

L.V.: Encontrás una empresa familiar con todas las cuestiones que tiene una empresa familiar. Una persona que era Juan Pablo (Upegui), que era muy conocedor del fútbol pero de la parte administrativa no. Entonces ahí empezamos a trabajar en otros áreas. Esto se ha trabajado con expertos que saben manejar estas empresas en crisis. Y hoy la tenemos dando utilidades importantes.

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SEMANA: ¿Además de que los Upegui salieran del componente accionario, cuáles eran los otros requerimientos para que los borraran de la lista?

L.V.: Teníamos que hacer investigaciones de cada jugador, a quién le pertenecía, quienes tenían derechos. También poner unos controles sobre todos los dineros, ingresos, egresos, contrataciones que se hacen, escuelas. Ahí es donde se trabaja y se monta el control de prevención de lavado de activos. Tenemos programas en donde si usted me va a vender a mí pantalonetas, yo lo meto ahí y le examinan absolutamente todo, y solamente cuando hay el aval podemos firmar un contrato con usted. Es un programa modelo.

SEMANA: ¿Cómo logran atraer la atención de un fondo privado, con toda la dificultad de estar en la lista Clinton?

L.V.: Es el trabajo que teníamos que hacer con relaciones, vendiendo, tocando puertas. Hubo mucha gente interesada en el club pero obviamente cuando llegaban a los puntos álgidos decían ‘no, pues cuando salgan (de la lista) compramos‘. Pero nuestro problema era salir.

SEMANA: ¿Ofrecieron el club en el exterior?

L.V.: Al principio hubo varias ofertas pero todos llegaban al mismo punto, el temor reputacional. Y todo el mundo muy interesado porque la imagen de Envigado en el exterior es buenísima, por la cantera.

SEMANA: ¿A qué clubes buscaron?

L.V.: Estuvimos con el Watford (de Inglaterra), vino gente del Mónaco, gente de México, muchas veces venía gente y no decían de qué club. Charlamos con algunos clubes en Colombia pero el tema era muy complejo. Hoy estamos afuera y empezamos a trabajar para ser reconocidos en el sector financiero, para empezar a buscar patrocinadores. Es la parte que toca.

SEMANA: ¿Y ahora por fuera de la lista cree que pueden reanudar esos intentos de venta?

L.V.: Pienso que sí y que seguramente vendrá gente a comprar este club que es apetecido.

SEMANA: ¿Por estar en la lista Clinton, la plata en el extranjero estaba congelada?

L.V.: No congelada pero sí en unas cuentas de la abogada que hace los cobros internacionales, y obviamente está por fuera.

SEMANA: Lo internacional es además el rubro más grueso, ¿no? Los derechos sobre James, Juan Fernando Quintero, las ventas de la cantera...

L.V.: Es lo más grueso y está por fuera. Ahora se debe incrementar si venden a James, recemos. Es una cifra que está sobre los 2 millones de dólares. A partir de hoy estamos haciendo todos los trámites para traer ese dinero y pagar la deuda que tenemos con la DIAN. Tenemos un acuerdo de pago que hemos ido cumpliendo mes a mes. Pero al entrar Profutbol, nos toca entregarles saneado el club.

SEMANA: Usted también fue el artífice de la salida del América de la lista. ¿Cuál es la diferencia de ese proceso con el de Envigado?

L.V.: Cada caso en OFAC es diferente. América llevaba 13 años cuando salió de la lista, y a Envigado lo cogimos de cero. Es mucho más fácil para un abogado y para un equipo como el que yo tengo coger un caso de cero. Con Amércia ya habían hecho muchos intentos... políticos, pero nunca habían avanzado con los procedimientos que se deben seguir para una exclusión. Tenía una situación financiera muy mala y un grupo de empresarios entraron, nos sumamos nosotros y logramos un éxito rotundo, porque también pudimos poner el equipo en una posición en que la Súper no lo liquidara.

SEMANA: Usted mismo estuvo en la lista Clinton. ¿Cómo fue su proceso?

L.V.: Fue un caso que me ayudó a conocer lo que era OFAC. Fue una tragedia. También fue muy rápida mi salida. Contacté a un abogado americano y cuando vi que no funcionaba, me puse al frente de mi caso, me dirigí a la OFAC y allí aprendí. Cuando se sentaron y expliqué mi situación inmediatamente me sacaron. De hecho ahora tengo visado, tengo absolutamente todo y soy un abogado que maneja la mayoría de casos importantes de la Oficina del Departamento del Tesoro.

SEMANA: ¿Cómo queda hoy la situación jurídica y financiera del Envigado?

L.V.: Lo que se espera es que al tener una vida jurídica y financiera diferente, todos esos estados mejoren. Estamos trabajando ya sin afugias. Hoy tenemos varios bancos que nos han llamado a ofrecer sus servicios . Es una entidad totalmente saneada, con socios nuevos también. Esperamos hacer un poquito más grande al Envigado de lo que ya es.

SEMANA: El año pasado, aún en la lista, lograron utilidades de 5.000 millones de pesos...

L.V.: Esperamos que eso se incremente exponencialmente. Envigado busca patrocinadores, estamos abiertos a ponerle letreros a esa camiseta.