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Los detalles inéditos del escándalo Odebrecht
SEMANA revela datos desconocidos de las investigaciones sobre los sobornos. Giros del extranjero, empresas fachadas, contratos simulados y decenas de chats son las piezas clave.
Odebrecht ha removido los cimientos del poder en toda América Latina. Con el testimonio de 77 ejecutivos de la compañía que están cantando en Brasil para obtener beneficios, un juez ordenó detener el viernes al expresidente peruano Alejandro Toledo, en República Dominicana miles de personas marchan para pedir cárcel, mientras en Panamá, México y Argentina los tentáculos apenas comienzan a conocerse, pero prometen ser aterradores.
En Colombia, la polémica alcanzó ya a las dos campañas presidenciales de 2014. La de Óscar Iván Zuluaga por cuenta de los pagos que la compañía le habria hecho a su asesor, y la del presidente Juan Manuel Santos por la afirmación del exsenador Otto Bula, según la cual supuestamente 1 millón de dólares podrían haber llegado al gerente de la campaña, Roberto Prieto. SEMANA presenta las piezas clave de semejante rompecabezas.
Otto Bula, el ventilador
El exsenador de Sahagún es la pieza clave del escándalo. Dueño de un pasado oscuro, Otto Bula ha venido entregando a la Fiscalía detalles no solo de la vía Ocaña-Gamarra, sino de cómo los dineros de Odebrecht habrían penetrado la gerencia de la campaña del presidente Santos. En un testimonio juramentado aseguró que del famoso millón de dólares le pagaron 200 millones por su intermediación y le entregó un 10 por ciento a un empresario que se prestó para monetizarlo en Colombia. El resto –dice– lo entregó a “un señor que se llama Andrés Giraldo en un hotel, aquí en Bogotá… que uno entra y en la parte de atrás está un restaurante italiano… esa plata era para el señor Roberto Prieto… Allí hablamos, yo me senté, comí y luego le dejé su maletín con la plata ahí”. Agregó que la primera vez le entregó 500.000 dólares y en otra oportunidad el resto.
Andrés Giraldo, el intermediario
Después de la segunda rueda de prensa del fiscal, saltó a la palestra el nombre de Andrés Giraldo, el hombre al que supuestamente Otto Bula le habría entregado el maletín. Se sabía que se trataba de un empresario paisa y uno de los mejores amigos de Prieto. En una entrevista con SEMANA, Giraldo contó que, en efecto, se reunió con Bula en el Juan Valdez del hotel Virrey Park en Bogotá y que tiempo después llegó Prieto, aunque no se cruzaron. Aseguró que no recordaba si había asistido a una segunda reunión, pero negó haber recibido un peso de Bula. Agregó que el exsenador llegó con grandes ínfulas y se presentó como el dueño del “poder político de la costa” y le propuso un proyecto de acueductos.
El enlace de la ANI
SEMANA pudo establecer que un funcionario de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el senador Bernardo ‘Ñoño’ Elías hicieron el contacto entre Giraldo y Bula. También que los investigadores le apuntan a determinar si existe una relación cercana entre el congresista y el presidente de ese organismo, Luis Fernando Andrade. Ñoño ha sido un protagonista silencioso del escándalo, pero varias fuentes aseguran que el parlamentario estaba muy interesado en el otrosí pues afirmaba que tenía un importante caudal electoral en Norte de Santander. Sin embargo, según los datos de la Registraduría apenas sacó 3.974 votos. Hay indicios de que el senador y funcionarios de la ANI compartían información privilegiada. Y que Ñoño tenía contacto permanente con Bula para tratar estos temas.
El contrato Bula-Odebrecht
El 14 de enero la Fiscalía ordenó detener al exsenador. La prueba reina, según se dijo en su momento, era un contrato de Odebrecht con Bula cuyo objeto era entregarle una comisión de éxito de 4,6 millones de dólares. Este sería el pago por un trabajo de lobby para lograr un otrosí que permitiera construir la vía Ocaña-Gamarra que se conecta con la Ruta del Sol. La hipótesis de la investigación se centraba en ese documento, pero todo cambió cuando el propio Bula confesó que era falso. Según dijo el exsenador, se trataba de un contrato simulado firmado en 2016 para justificar un dinero que realmente había sido girado el 5 de agosto de 2013. Bula entregó pruebas incontrovertibles de que se había alterado de manera dolosa esa fecha, por ejemplo el archivo original en Word, que dejaba ver que la fecha de creación era 2016. Y el fiscal Néstor Humberto Martínez entregó en su comunicado de prensa pistas de quién pudo haberlo hecho. Se refirió a “reconocidos profesionales del derecho”.
Los 3,6 millones de dólares perdidos
La revelación del contrato simulado cambió todo el rumbo de la investigación. Por ese detalle Bula llegó a contar que, de los 4,6 millones de dólares que establecía el falso documento, él apenas sabía de 1 millón. Las pesquisas lograron determinar que el exsenador tramitó dos giros en 2014 por ese monto y que el dinero fue monetizado en el país en enero y marzo de ese año. La operación es compleja y consta de giros en paraísos fiscales, principalmente en la isla de Antigua en el Caribe. Por ahora, se sabe que gran parte de los otros 3,6 millones se manejaron vía Panamá y la Justicia de ese país está colaborando.
La misteriosa fecha del contrato
El dato de que el contrato fue firmado “a mediados de 2016”, como dijo Bula, es clave porque significa que los brasileños crearon un documento falso para justificar ante las autoridades una plata que no tenía soporte. La fecha es diciente pues el efecto dominó del escándalo en Brasil ocurrió justo en ese momento. Marcelo Odebrecht, el dueño de la compañía, fue condenado en marzo y a partir de allí 77 altos ejecutivos comenzaron a buscar arreglos con la Justicia, en lo que consideran en ese país una “delación sinfónica”.
El factor Brasil
Los resultados de la operación Lava Jato, la gigantesca pesquisa sobre la compleja red de sobornos a cambio de contratos con Petrobras, destaparon en 2014 un entramado de corrupción que compromete al actual presidente de Brasil, Michel Temer, y a Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva. Se calcula que la petrolera desvió irregularmente 20.000 millones de reales (6.400 millones de dólares), de los cuales 7.000 millones (2.250 millones de dólares) fueron a parar a Odebrecht. Las confesiones de los 77 altos ejecutivos que buscan beneficios judiciales están hoy bajo secreto de sumario, pero se sabe que comprometen a varios personajes en Colombia. El fiscal Martínez y el procurador Fernando Carrillo han anunciado que se trasladarán a ese país para recoger la mayor cantidad de información posible.
El negocio con Estados Unidos
En la negociación con la Justicia de Estados Unidos, directivos de Odebrecht, entre los que está Marcelo Odebrecht, se declararon culpables y se comprometieron a pagar una multa de 2.600 millones de dólares a Estados Unidos (10 por ciento), Suiza (10 por ciento) y Brasil (80 por ciento). El Departamento de Justicia reveló el acuerdo al que llegaron con los directivos, lo que ocasionó el primer golpe del escándalo. Los brazos de la corrupción se extendieron a África y países de América Latina como Venezuela, Perú, Ecuador, México, Panamá, República Dominicana, Argentina, Colombia y Guatemala.
¿Y si Bula miente?
Las declaraciones del exsenador han generado mucha suspicacia. Sin embargo, a pesar de su controvertido pasado, Bula tiene algo a su favor: guardó todo. En medio del proceso ha entregado decenas de chats entre él, senadores y funcionarios, así como documentos y detalles sobre cómo sucedieron las cosas. La Fiscalía además tiene en su poder los comprobantes de los giros, los certificados de las sociedades en el exterior y los códigos Swift de los bancos en los que se hicieron las transacciones. Por cuenta de que la investigación tiene un componente transnacional, es la primera vez que Panamá envía los registros de las juntas de las compañías. Hay dos razones que harían pensar que a Bula le costaría mucho mentir. La primera, que él mismo pidió que le tomaran su testimonio bajo juramento, con lo cual no solo perdería los beneficios, sino que se expondría a 12 años de cárcel por falso testimonio. La segunda es que al reconocer que recibió el millón de dólares se autoincriminó en delitos muy graves como el lavado de activos.