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Devastado, esta es la triste imagen del conductor del coronel Dávila cuando encuentra a su jefe muerto en el vehículo oficial
El subintendente le dijo a la Fiscalía que el coronel le pidió comprar una botella con agua, luego lo encontró sin vida.
Un triste escenario quedó en algunas imágenes que tomaron vecinos del coronel Óscar Dávila cuando quien se desempeñaba como su conductor lo encontró en el vehículo oficial ya sin vida.
En la imagen aparentemente se observa al subintendente, plenamente identificado por la Fiscalía y por SEMANA pero por seguridad se reserva su nombre. El uniformado se encuentra en el piso en lo que podría ser una escena desesperada por lo que acababa de presenciar.
El coronel Óscar Dávila se desempeñaba como jefe de la oficina de anticipación en la seguridad presidencial y días antes le expuso al propio fiscal general Francisco Barbosa su intención de colaborar con la investigación revelada por SEMANA de polígrafos e interceptaciones legales.
Algunas versiones indican que el coronel acababa de dejar a una parte de su familia en el aeropuerto para un viaje internacional. De regreso, en el vehículo que le fue asignado por la seguridad presidencial y con su conductor, se detuvo al frente de su residencia, ubicada diagonal al búnker de la Fiscalía. Allí, de acuerdo con una hipótesis, se habría quitado la vida.
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Ese mismo día y después de la lamentable escena que tuvo que presenciar, el subintendente fue escuchado por la Fiscalía en diligencia de declaración, con el ánimo de conocer los detalles, las circunstancias de modo, tiempo y lugar que derivaron en el fatal desenlace que ahora mantiene en vilo todo el país.
La triste escena del subintendente doblegado al evento que acababa de presenciar se convierte en otro elemento de prueba para que la Fiscalía avance en las indagaciones tendientes a establecer lo que realmente ocurrió en el interior de ese vehículo. La mayoría de hipótesis están justamente orientadas a un hecho de suicidio.
En las últimas horas se conoció que el uniformado, escolta y conductor del coronel Óscar Dávila salió con unos días de vacaciones mientras, a nivel interno, en la propia Policía, se adelantan las investigaciones del caso respecto de los hechos que derivaron en la muerte circunstancias del oficial.
Lo detalles de la muerte
La tarde del viernes, el país se sorprendió con la lamentable muerte del coronel de la Policía Óscar Dávila Torres, uno de los investigados en medio del escándalo por el uso del polígrafo y llamadas chuzadas a Marelbys Meza, exniñera de la ex jefa de gabinete del presidente Gustavo Petro, Laura Sarabia. A Meza la acusaban de haber robado una gruesa suma de dinero de un maletín en la casa de Sarabia.
El coronel Dávila Torres murió en las horas de la tarde en la calle 22 bis n.º 48-40, en el sector de Teusaquillo. En ese momento, según las primeras versiones, iba acompañado de su escolta, se detuvo en el carro y le pidió a su hombre de seguridad que le comprara una botella de agua. Al regresar, se encontró con el coronel sin vida por impacto de bala. Las primeras versiones hablan de un suicidio.
Dávila era nada menos que el jefe de la sala de anticipación, encargada de la seguridad del presidente Gustavo Petro, y habría sido quien, por órdenes superiores, debía recuperar el dinero de Sarabia a como diera lugar. Dispuso usar el polígrafo con la niñera Marelbys para determinar si ella se lo había robado.
La misteriosa oficina de anticipaciones, ubicada en el piso 13 del edificio de la Dian, a unos metros de la Casa de Nariño, que estaba a cargo del coronel Dávila, tiene equipos de inteligencia donados por un país extranjero que permiten el monitoreo de equipos de comunicaciones (como celulares) usando algoritmos que detectan palabras claves en la comunicación.
Pero hay un asunto que llama la atención y no ha pasado desapercibido en la investigación que adelanta la Fiscalía. El coronel Dávila, antes de ser llamado para convertirse en uno de los hombres fundamentales en el esquema de seguridad de la Casa de Nariño, era el jefe de las Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor), una serie de unidades de la Policía distribuidas en el país para la persecución de objetivos de alto valor.
El coronel Dávila obedecía órdenes directas del jefe de la Casa Militar de la Presidencia, el también coronel Carlos Feria, quien ha sido cercano al presidente Petro desde que fue el encargado de su seguridad cuando estaba en la Alcaldía hace aproximadamente una década.
Justamente, el Cicor n.º 6, con sede en Medellín, es el encargado de la persecución al Clan del Golfo en la región de Urabá, donde operaba Wilmer Antonio Giraldo, alias Siopas, uno de los cabecillas de la organización criminal y heredero del otrora todopoderoso narcotraficante Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel.
A ese Cicor fue al que le habrían dado la orden, desde la Policía Judicial en Bogotá, de chuzar los teléfonos de las dos empleadas de Laura Sarabia, Marelbys Meza y otra llamada Fabiola. El argumento, como explicó el fiscal Francisco Barbosa en su momento, fue que una fuente humana de alta confianza había advertido la necesidad de interceptar las comunicaciones de las dos mujeres porque tenía información que las vinculaba estrechamente con el peligroso Siopas. Así, justificando la chuzada, a Marelbys le pusieron el alias de la Niñera y a Fabiola la bautizaron como la Madrina.
Sin embargo, existe otro detalle de gran importancia. En la investigación que realiza la Fiscalía sobre los hechos y las incertidumbres que rodean estos casos en la Casa de Nariño, la información conocida por el coronel Dávila resultaba crucial. El propio coronel había enviado una carta al fiscal general, con fecha del 2 de junio de este año, en la cual manifestaba su disposición para participar en una entrevista o interrogatorio en el cual revelaría todo lo que sabe. Lamentablemente, debido a su fallecimiento, esa cita nunca se dio.