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“Dios me dio una segunda oportunidad”: Pedro Nieves, jugador del equipo nacional de voleibol de Puerto Rico
El deportista estaba en Turquía visitando a su novia cuando ocurrió el terremoto de 7,8 grados. Nieves relató a SEMANA la tragedia y contó que varios voleibolistas fueron aplastados por el derrumbe de un edificio.
SEMANA: ¿Dónde estaba en el momento del terremoto?
Pedro Nieves: En el complejo de apartamentos Antepia, en la ciudad de Gaziantep, en un séptimo piso. Estaba dormido y a las 4:20 de la mañana pensé que estaba soñando, choqué con la realidad y supe que era algo que posiblemente me iba a costar la vida.
SEMANA: ¿Qué hizo entonces?
P.N.: No podía hacer mucho por mi vida por estar en un séptimo piso. Me puse en posición fetal, puse una almohada en la cabeza, otra en el cuerpo y empecé a orar diciéndole a Dios: que este no sea mi último día, no me quiero ir así. Me llegaron pensamientos de mi familia, amistades, mi novia. Duró un minuto y 45 segundos.
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SEMANA: ¿Qué se escuchaba a su alrededor?
P.N.: Sorprendentemente, el complejo de apartamentos quedó intacto. Estaba solo y cuando pasó el temblor, procedí con mucha adrenalina y pánico a coger mi abrigo, llaves del carro y correr por las escaleras. Observé que la estructura estaba intacta y había por lo menos 50 personas intentando huir como yo. Niños gritando, llorando, pánico en las personas de la tercera edad con condiciones médicas difíciles, de obesidad o simplemente en shock para bajar.
SEMANA: ¿Hacia dónde manejó?
P.N.: Afortunadamente, un colega croata estaba en ese complejo de apartamentos, me llamó en medio del caos y me pidió encontrarme en una calle específica. Lo más complicado fue que había mucha neblina, estaba muy frío, no había luz, era difícil la visibilidad. En un momento se hizo una fila de por ahí 100 carros y la gente saliendo de los edificios.
SEMANA: Usted tiene una novia que también es voleibolista. ¿Cómo está ella?
P.N.: Estuvo devastada, pues ella fue la que me insistió en que viniera a Turquía, se sentía culpable. Sin embargo, esto puede pasar en cualquier lugar. Está estresada y yo, la verdad, agradezco que no estuviéramos juntos en el terremoto porque no sé cómo lo hubiéramos sobrellevado.
SEMANA: ¿Salió a la calle a manejar y qué se encontró?
P.N.: Mi área es nueva, la infraestructura es segura y no hubo daños. Pero después de conducir varios minutos, la devastación fue impresionante y muy triste. Vi personas que perdieron todo: familiares, amistades y su apartamento. Además, muchos de ellos de bajos ingresos, que uno sabe que trabajaron duro. La gente fue a los mercados apenas pasó todo, pero había gente rompiendo los vidrios de la tienda, peleándose. Fue un caos.
SEMANA: ¿Qué momento se le quedó grabado en ese recorrido?
P.N.: Vi personas llorando en la calle, mirando lo que quedaba del edificio, buscando a sus seres queridos a gritos. Personas mayores desesperadas, abrazándose, llamando a las familias. Me rompió el corazón que hay un equipo en otra ciudad, de hecho rivales del equipo de mi novia, fallecieron 13 de las 14 deportistas aplastadas por un edificio donde se estaban quedando. Con cualquier temblor o sonido me siento extraño.
SEMANA: ¿Qué más sabe de los deportistas desaparecidos?
P.N.: Las amigas de mi novia eran del equipo de voleibol de Gaziantep. Compartían muchas veces a la semana con esas personas y tres o cuatro cercanas a ella fallecieron. Justo me contó que había hablado con ellas antes del suceso. Lloré muchas noches, dormí en el carro, mientras las personas dormían a la intemperie.
SEMANA: ¿Estos deportistas desaparecidos estaban en un torneo?
P.N.: Sí, así es. Hay dos equipos de categorías menores con jóvenes fallecidos y el hotel colapsó por completo.
SEMANA: ¿Y su familia?
P.N.: Mis padres están intranquilos, llamaron a la Embajada de Estados Unidos, buscaron tiquetes en el aeropuerto. Yo estuve en pánico, no reaccionaba y me demoré dos horas en llamarlos. La angustia fue grande, pero las calles estaban afectadas para salir de la ciudad. El aeropuerto cerró.
SEMANA: ¿A qué distancia estaba usted del epicentro en el momento del terremoto?
P.N.: La ciudad de Gaziantep está bastante cerca de Siria. Es decir, literal estábamos al lado del epicentro. Viajé nueve horas a Ankara y me quedé dos días en el hotel de la Federación de Voleibol.
SEMANA: ¿Cómo han sido las réplicas?
P.N.: Las dos primeras noches el temor siempre estaba. Réplicas de 3, 4 o 5 grados. Me ofrecieron refugiarme en una fábrica de telas, pero no fui capaz, al ver que era un segundo piso me quedé en el carro, no me sentía seguro y me imaginaba lo peor.
SEMANA: Además de estar vivo, ¿qué agradece de esta dura experiencia?
P.N.: Un consejo que les quiero dar a las personas es que preparen una mochila con agua, comida, ropa, linternas. Mi madre me lo decía y yo con mi inmadurez siempre creía que no me pasaría. Agradezco a tanta gente del mundo por escribirme, incluso sin conocerme y animarme. El mundo se unió por la emergencia sin importar raza, color, país. Ojalá ese apoyo se lo den a las personas que necesitan. Hay mucha gente sufriendo. Dios me dio una segunda oportunidad de vida y hay que aprovecharla.
SEMANA: ¿Se van a ir de Turquía después de esto?
P.N.: Estoy en Bodrum y no quiero volver a Puerto Rico para no dejar a mi novia sola. Estamos esperando la decisión de la Federación de Turquía para ver si se continúa el torneo o no. No sabemos mucho de nuestra profesión.