#Yomevoy: Así se da la desbandada del Partido Liberal

El nuevo escenario político abierto por la elección de Iván Duque como presidente ha provocado una fractura en algunos de los partidos políticos que hasta el pasado 6 de agosto hacían parte de la bancada de gobierno. A la división surgida en La U, por su decisión de declararse como partido de Gobierno -que ha llevado a que 16 de sus 41 congresistas planeen formar ‘toldo aparte’- se suma ahora la del Partido Liberal, en el que un grupo de exministros y exviceministros formalizaron esta mañana sus renuncias ante el presidente del partido.

El grupo incluye a Alejandro Gaviria, Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera, Cecilia López y Luis Ernesto Gómez y Daniel Quintero, entre otros.

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Su renuncia está motivada, fundamentalmente, por el hecho de que las tesis que sostiene el Centro Democrático, partido del presidente Duque, en temas como la reparación de víctimas, la política agraria y la defensa de los derechos humanos, no son compatibles, en su opinión, con la doctrina liberal.

Esto debería haber llevado, según ellos, a que el partido se declarara en la oposición y no como independiente, como finalmente lo hizo.

El objetivo de estos ‘rebeldes’ es buscar una alternativa que les permita volver a las bases de lo que representa para ellos la ideología liberal, que es trabajar por una sociedad más incluyente y más equitativa. Es decir, un liberalismo más cercano a la revolución en marcha de López Pumarejo que a la apertura de César Gaviria.

Se especula que podría darse una unión de fuerzas de este grupo liberal con un sector de la izquierda en la cual estaría incluido Gustavo Petro. Esto habría quedado en el aire después de que muchos de estas figuras también lo habían apoyado en la segunda vuelta presidencial. 

Una disputa que viene de tiempo atrás

Pero los problemas en el partido liberal no son recientes. La división al interior de la colectividad se ha venido cocinando desde que el partido definió su candidato presidencial a las pasadas elecciones.

En ese momento, en medio de una consulta que fue ampliamente criticada por su alto costo en comparación con la escasa participación que tuvo, quedó evidenciado el enfrentamiento entre el exministro Juan Fernando Cristo, el precandidato derrotado, y el director del partido, César Gaviria.

Cristo, que está entre los dirigentes que renunciarán esta semana a la colectividad, acusó a Gaviria de guerra sucia y de manipular a los dirigentes liberales para que apoyaran a De la Calle. Pese a sus críticas, el exministro acompañó al ex negociador de paz del gobierno en su campaña presidencial.

Pero cuando De la Calle resultó derrotado en primera vuelta, Cristo volvió a arreciar sus críticas contra Gaviria. En esa ocasión, acusó al expresidente de haber ‘secuestrado’ la campaña de De la Calle y de haberse atravesado “como una mula muerta” a la alianza entre De la Calle y Fajardo.

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Pero la gota que rebosó la copa fue el apoyo que Gaviria le dio a Duque para la segunda vuelta. En ese momento, la decisión del expresidente fue duramente criticada por varios dirigentes liberales, que no entendían cómo el partido que había apoyado el acuerdo de paz estaba ahora del lado de su principales opositores.

En el limbo

El expresidente Gaviria defendió el apoyo del liberalismo a Duque recordando que el nuevo presidente tenía raíces liberales y afirmando que no veía al presidente en plan de hacer trizas el acuerdo de paz.

Luego, Duque, una vez electo, visitó a Gaviria en su casa para agradecerle su apoyo y volvió a visitarlo unos días después, para reunirse allí con la mayor parte de la bancada del partido.

Todo indicaba que el liberalismo se iba a convertir en un apoyo importante para el mandatario en el Congreso, pero pocos días después el panorama volvió a cambiar. El Partido Liberal se declaró como independiente y cuando le preguntaron al expresidente Gaviria por qué la colectividad no se había declarado como partido de gobierno, se limitó a decir: "Es difícil hacer parte de una coalición de gobierno a la que a uno no lo han invitado”, evidenciando que el acuerdo para apoyar al gobierno nunca logró concretarse.

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Esta situación ha puesto al Partido Liberal en una situación incómoda: no está lo suficientemente cerca del gobierno para hacer parte de él, ni lo suficientemente lejos como para estar en la oposición, y esa indecisión podría ser negativa de cara a las elecciones regionales del próximo año.

En los próximos meses, no le quedará otra opción que alinderarse con el gobierno, con la oposición o buscar sumarse a otras fuerzas como Cambio Radical o algunos de los disidentes de La U, de modo que logre salir del limbo en el que se encuentra en este momento.