NACIÓN

“Mis secuestradores se paralizaron al oír la voz de Sarkozy”: Íngrid Betancourt

En un sorprendente discurso, la excandidata presidencial aseguró que le debe la vida al líder francés y le entregó su apoyo total para volver a la presidencia de ese país.

13 de octubre de 2016
Íngrid Betancourt. | Foto: Juan Carlos Sierra

La campaña por la Presidencia de Francia está cada vez más candente. En un país azotado por el terrorismo y la crisis de migrantes, la ultraderecha amenaza con quedarse con el Eliseo. Las últimas encuestas aseguran que François Hollande no podrá repetir en el Eliseo, dan casi por victoriosa a la líder Marine Le Pen y aseguran que quizás el único que pueda interponerse a ese ascenso es el exmandatario Nicolás Sarkozy. La contienda está tan apretada que cada cosa que sucede en la campaña puede causar un sacudón.

Y eso fue precisamente lo que sucedió esta semana con un emotivo discurso de Íngrid Betancourt. La excandidata presidencial colombiana se convirtió en el símbolo de la libertad durante el gobierno de Nicolas Sarkozy. Su foto estuvo casi todos los siete años que duró su infame cautiverio colgada en todos los monumentos púbicos de Francia: la alcaldía de París, el Jardín de Luxemburgo, entre otros.

"Nicolás Sarkozy es un líder mundial. Tiene su lugar entre los grandes. Eso es ser presidente de Francia" y "yo sé lo que es tener su vida en manos de un líder", dijo emocionada ante más de seis mil personas reunidas en el Zenith de Paris el pasado domingo. “Mi vida dependía de su coraje y de su determinación… lo necesita ahora el pueblo de Francia”, agregó.

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En la clase política francesa el discurso conmovió. Según Íngrid, su supervivencia dependió del exmandatario pues él tenía la habilidad de que los otros presidentes como los de Colombia, Venezuela o Estados Unidos no se olvidaran de ella. Pero también agregó un recuerdo algo inverosímil.

Betancourt contó que estaba un día amarrada a un árbol y que de una de las ramas colgaba un viejo transistor al que apenas le entraba la señal. En un momento dado la radio comenzó a transmitir las palabras del expresidente Sarkozy pidiendo su liberación y el campamento se paralizó para escucharlo. "Vi el miedo dibujarse en la cara de mis carceleros con la fuerza de las palabras que el presidente francés les dirigía", aseguró.

Las declaraciones conmovieron a una parte de los franceses. Por un lado, porque sus palabras recordaron el importante rol que tuvo Sarkozy para mediar infructuosamente por su liberación. La excandidata presidencial fue una prioridad política para él, y desde el Eliseo se la jugó toda por devolverla a Francia.

Sarkozy hizo lo que más pudo por ella, incluso sobrepasando los límites normales de la diplomacia. En 2007, por ejemplo, le pidió al gobierno de Álvaro Uribe que liberara al líder de las FARC, Rodrigo Granda. Tiempo después intentó establecer contactos por medios de Hugo Chávez para lograr pruebas de supervivencia. En 2008, mandó un avión médico a Manaos para atender a Betancourt, quien supuestamente se encontraba en precarias condiciones de salud por cuenta de la inclemencia de la selva.

Al final, la excandidata presidencial fue rescatada en una espectacular operativo del Ejército Colombiano. Al otro día, un avión del gobierno francés la estaba esperando en Bogotá para llevarla directo a Paris. Sarkozy la recibió con Carla Bruni en el aeropuerto, y juntos la llevaron inmediatamente al Palacio del Eliseo a una recepción multitudinaria con toda la alta política francesa. Poco tiempo después Sarkozy le entregó la máxima condecoración de ese país: la legión de honor.

Pero más allá de eso, las palabras de Betancourt también sorprendieron. Sarkozy puede ser uno de los políticos más caídos en Francia. Después de su salida de la presidencia, lo han rondado varios escándalos. Lo acusaron de querer ayudar a evadir impuestos a la dueña de L’Oreal y la mujer más rica de Francia. Y recientemente, el Tribunal de Gran Instancia de París le imputó el delito de financiación irregular por la forma como consiguió el dinero de su campaña electoral de 2012.

Así, las cosas existe una distancia enorme entre el Sarkozy que ven muchos franceses y el que ve Ingrid Betancourt. En todo caso, como en la política, la vida da muchas vueltas, hay un sector de la opinión pública de ese país que desea que el exmandatario recupere su imagen ante el peligro de que la ultra derecha, liderada por Marine Le Pen, gane las próximas elecciones. Para muchos, si eso llegara a suceder, los impactos en el país podrían ser enormes e incluso podrían generar un aislamiento de la política europea, en especial en materia de migrantes. Las elogiosas frases de Betancourt probablemente lo ayudarán en algo a dar ese giro.