ACUERDO DE PAZ
¿Habrá desbandada en los territorios de la Farc?
Iván Márquez, Santrich y el Paisa tratarán de aprovechar su influencia para llevarse a excombatientes que hoy le apuestan a la paz. Aunque pocos vaticinan una desbandada, hay que ponerles los ojos encima a los mandos medios.
Que el acuerdo de paz con las Farc dejó más de 10.000 excombatientes en proceso de reincorporación a la vida civil nadie lo duda. Pero que el pacto de La Habana iba a resolver las causas del conflicto y a consolidar la paz no es tan seguro. No solo porque tres años después de la firma de los seis puntos, el complejo escenario político no ha permitido resolver algunas iniciativas. También porque Iván Márquez, Jesús Santrich, Romaña y el Paisa, al volver a las armas, deslegitimaron el compromiso y proyectaron una sombra de duda sobre el resto de excombatientes.
Rodrigo Londoño, el último jefe que tuvo la guerrilla, enarbola supuestas banderas de paz y el mismo jueves que publicaron el video en YouTube pidió perdón al país y a la comunidad internacional. No obstante, en el fondo la decisión de Iván Márquez y compañía propina un duro golpe al corazón del acuerdo. Primero porque no se trata de mandos medios rebelados desde la negociación, como ocurrió con John 40, Gentil Duarte o Mordiscos. Se trata del hombre que negoció con el Gobierno por más de 40 años y que redactó el acuerdo con el representante del Gobierno Sergio Jaramillo.
Iván Márquez y sus hombres tenían mucho por contar sobre el conflicto ante la JEP, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Los que aparecen en el video tienen décadas en la guerra, superan los 50 años, están fuertemente vinculados al narcotráfico y tienen gran influencia en los territorios. Por eso estarían las condiciones dadas para que aumenten las deserciones. Pero la verdad es que los 3.220 exguerrilleros que permanecen aún en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR) sabían que el anuncio estaba cantado.
Rodrigo Londoño, presidente del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc).
Lo venían venir desde que Márquez se esfumó de la vida pública en Miravalle, Caquetá, y lo confirmaron cuando Jesús Santrich se voló por una ventana, y en medio de la noche, de la zona de reincorporación de Tierragrata, Cesar. Por eso un exguerrillero consultado por SEMANA, que prefiere omitir su nombre, asegura que ya todo está definido. “Quienes estaban pensando en retomar las armas lo hicieron y quienes queremos seguir dando la pelea por la vía pacífica, aquí estamos”, dice.
Hace seis meses, Iván Márquez sorprendió con un video en el que lanzó duros cuestionamientos a la implementación de los acuerdos y afirmó que fue un “error” haber dejado las armas antes de asegurar la reincorporación. Desde ese pronunciamiento, el lapso sirve para medirle la temperatura a los reincidentes. A la fecha, nadie ha reportado desbandadas más allá de Walter Mendoza, uno de los mandos claves que tenía el partido en el suroccidente del país, quien se voló con Santrich.
La causa de la deserción de excombatientes de Farc
Los incumplimientos han servido de excusa para el puñado de reincidentes que creó el nuevo grupo criminal. Pero al mirar a fondo lo que ha pasado con el acuerdo, las cosas no son como ellos las pintan. Para empezar, hay que tener en cuenta que la implementación está pensada por lo menos a 15 años. Si bien no todo avanza a ritmo acelerado, caminan a buen ritmo temas clave como la reincorporación, la Jurisdicción Especial de Paz, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas. No ha encendido motores la reforma rural o el plan de lucha contra las drogas, pero, en esencia, nada está quieto. El Gobierno sacó adelante el Catastro Multipropósito y el Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos despegó.
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Ahora, el Estado no pudo haber sido más garantista con el grupo de combatientes que hoy se excusa en los incumplimientos. Viéndolo en retrospectiva, hay que decir que Santrich está libre gracias a las garantías procesales que le ofreció el sistema judicial colombiano, y el Paisa fue el primer excombatiente que sacó adelante un proyecto productivo financiado con dinero del Estado. Además, Romaña, el Zarco Aldinever y Walter Mendoza pusieron a andar varias iniciativas con dineros de cooperación internacional.
Siempre se dijo que había que ofrecer una ruta de reincorporación sólida para esos mandos medios que manejaban tanto dinero y poder. Sin embargo, la experiencia de estos tres años deja ver otra cosa. De alguna forma, quienes aparecen junto a Márquez recibieron todas las garantías. Entonces, ¿dónde estuvo la falla? Hay dos explicaciones posibles para estas deserciones. La primera y más obvia, la ambición personal. Personajes que manejan tanto dinero y poder ahora podrán seguir haciéndolo sin rendirle cuentas a nadie, y para su propio bolsillo, en un país donde florecen los negocios del narcotráfico y la minería ilegal.
La segunda explicación tiene que ver con la incertidumbre que comenzó con la pérdida del plebiscito. El temor a que los asesinen también influye, pero quizás el más determinante es el de la seguridad jurídica. Los movió el miedo a que los extraditaran y la larga lista de antecedentes de crímenes de lesa humanidad que tienen en su contra. Y es que Márquez y los hombres que aparecen a su lado en el video conforman el sector con más por contar a la JEP, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas.
Se van o se quedan los excombatientes de Farc
A diferencia de la guerrilla que el país conoció hasta 2016, todo parece indicar que este grupo criminal no será de masas. Puso su foco “en la oligarquía”, y por ende en una guerra urbana más que una disputa por los territorios. No necesitan muchos individuos. Márquez y compañía buscan hombres estratégicos que sepan hacer la guerra. Por eso en esta nueva dinámica, el Estado, en cabeza de la Consejería para la Estabilización, que lidera Emilio Archila, debe ponerle los ojos encima al proceso de reincorporación de los mandos medios. Estos curtidos excombatientes y cuadros políticos tienden los lazos con las comunidades y llevan a cabo los planes estratégicos. Es decir, son los más propensos a sumarse a la nueva estructura.
Emilio Archila, alto consejero para la Estabilización
Según supo SEMANA, la clave estaría en los hombres y las mujeres del Partido Comunista, así como en las redes urbanas de apoyo. En muchos casos, estos no fueron reconocidos por el naciente partido. Este consideró a muchos simples gatilleros o ellos, debido a que no se alzaron en armas, optaron por quedarse en la clandestinidad. De acuerdo con un excombatiente consultado por esta revista, cerca del 60 por ciento de los milicianos no se reportaron. Ahí aparentemente apunta Iván Márquez. Ahora, tiene otra vía entre los excombatientes que permanecen en los ETCR. Pero muchos de ellos no comulgan con ninguna de las dos partes que terminaron en disputa por los términos de la dejación de armas. Les choca de Márquez su delirio de grandeza, y de Rodrigo Londoño, su falta de liderazgo.
El partido Farc tiene mucho que perder
El partido de la Farc pierde por punta y punta. Primero porque se quedó sin cuadros políticos importantes para el proceso de reincorporación. Pero ese es el menor de sus problemas. Los 17 candidatos que la Farc postularon a las alcaldías, los 18 a asambleas departamentales y los 249 a concejos municipales aparecerán asociados a la misma sigla del grupo que se declaró en pie de guerra. Tendrán que cambiar de nombre pronto.
Lidiar con ese estigma les resultará tan difícil como tratar de convencer a sectores del país de que este nuevo escenario no implica una combinación de formas de lucha. Márquez y compañía reviven la tesis en la extrema derecha de que hay un brazo político y un brazo armado. Además, mientras el partido Farc se defiende de los ataques y le cae agua sucia con este episodio, deberá demostrar a los más críticos y escépticos que ofrecen una alternativa política. Y que encarnan legítimamente a una generación de colombianos cansada de la violencia e ilusionada con un país distinto.