DIPLOMACIA

Duque y Trump: Colombia y Estados Unidos 'renarcotizan' sus relaciones

El presidente de Colombia se reunirá con el mandatario estadounidense con la advertencia de la descertificación sobre la mesa, como en los años 90. Las 171.000 hectáreas de cultivos ilícitos en el país marcan la agenda de las relaciones.

24 de septiembre de 2018
El encuentro entre Duque y Trump se prevé para las 11 de la mañana de este martes. | Foto: Fotomontaje SEMANA

Soldado advertido no muere en guerra, decía un adagio popular. O Colombia controla el incremento de los cultivos ilícitos o Estados Unidos va a “descertificar” al país. El presidente Iván Duque, que no lleva dos meses en la Casa de Nariño, lo sabe y aunque tiene un compás de espera para intentar mejorar la situación, sabe que si fracasa Colombia volverá a la lista negra de países que no han cumplido con los compromisos internacionales antinarcóticos. De lo que haga o no el próximo año dependerá la posición de Estados Unidos.

Por el momento, Duque parece haber empezado con el pie derecho. Este lunes durante el evento ‘El llamado global a la acción sobre el problema mundial de las drogas’, realizado en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, recibió el beneplácito del presidente Donald Trump. “Muchas naciones en todo el mundo están actuando, el nuevo presidente electo, Iván Duque, de Colombia, tenía como campaña electoral la lucha contra la droga, uno de los temas importantes (…) Queremos felicitarlo por su gran victoria”, dijo Trump.

Este martes Duque y Trump tendrán su primera reunión oficial en la que habrá dos temas prioritarios: la política antidrogas y la crisis en Venezuela. El resultado del encuentro no es fácil de predecir dado lo impulsivo que es el mandatario estadounidense, sin embargo, Duque tiene claro que quiere seguir fortaleciendo la "relación histórica que Colombia ha tenido con Estados Unidos".

Al posesionar a Francisco Santos como embajador de Colombia en Estados Unidos, Duque le encomendó una misión: fortalecer las relaciones bilaterales y ‘desnarcotizarlas’. Esto último es lo más complejo de hacer justo cuando los cultivos ilícitos aumentaron un 17 por ciento durante el año pasado, es decir pasamos de 146.000 hectáreas en 2016 a 171.000 en 2017, según el último informe del SIMCI de Naciones Unidas. Por tanto, ‘desnarcotizar’ la agenda no es muy realista, porque el efecto está siendo exactamente el contrario, las relaciones se están ‘renarcotizando’.

“Esa narcotización de la agenda internacional se presentó en administraciones anteriores: durante el gobierno de Belisario Betancourt, de Virgilio Barco, incluso de César Gaviria. Lo que trajo graves problemas para Colombia, y el esfuerzo evidentemente es desnarcotizar la agenda. Sin embargo, dada la proliferación de tráfico de drogas, los cultivos ilícitos y la actitud que el gobierno de Estado Unidos está tomando sobre el particular se me hace muy difícil que el problema de las drogas pueda irse de una forma definitiva de la política internacional colombiana en este momento”, aseguró el excanciller Julio Londoño.

El gobierno Duque ha prometido ser efectivo en su política antidrogas. El presidente explicó que quieren combinar todas las formas posibles para disminuir los cultivos: sustitución, erradicación, herramientas de precisión y la fumigación. Esta última en medio de la polémica por el inminente regreso del uso del glifosato.

Su meta es ambiciosa: disminuir en un 70 por ciento las hectáreas cultivadas en los cuatro años de su mandato. Según explica Rafael Piñeros, coordinador de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Externado, esta meta es osada, pues incluso el anterior ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, dijo hace poco más de un año que si él no lograba erradicar 50.000 hectáreas de cultivos ilícitos renunciaría porque debía frenar el aumento, sin embargo, las cifras reveladas por el SIMCI demuestran que incrementaron en proporción.

Por eso, explica Piñeros, para Colombia es muy difícil plantear una agenda diversificada cuando hay presión de Estados Unidos para que haga más en torno a la lucha contra las drogas y dé mejores resultados. Así las cosas, la clave estará en que el gobierno le prometa a Trump metas que pueda cumplir, para alejar al país de la descertificación.

Del otro lado está la crisis venezolana, un punto en común entre Estados Unidos y Colombia, aunque por razones distintas. Mientras que el gobierno Trump quiere que el régimen de Nicolás Maduro acabe y ha dejado sobre el tintero una intervención militar, el presidente Duque se ha tratado de desmarcar de esa posibilidad al decir que él no es belicista, aunque el embajador Santos haya dicho lo contrario. El mandatario colombiano está tratando de conseguir más apoyo para ejercer presión contra Venezuela y focalizar la atención en la ayuda a la crisis migratoria, de la cual Colombia es una de las mayores afectadas.

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Sin duda esta es una nueva etapa de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Atrás quedó el Paz Colombia, el plan de cooperación de Barack Obama, quien se caracterizaba por su prudencia y gran apertura, y que se concentraba en inversión social para el postconflicto. Ahora, el impredecible e impulsivo Trump con propósitos de regresar a las épocas del Plan Colombia, la inversión que sustentó en buena parte la guerra contra el narcotráfico. Colombia también tiene un nuevo protagonista, ya no está Santos con la bandera de la paz, sino Duque con un país que para muchos está "nadando" en cultivos de coca.

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