Bogotá
Este es el infierno de La Rioja, en Bogotá, donde viven hacinados los indígenas que causaron desmanes: hay denuncias por riñas, violencia intrafamiliar, agresiones y actos sexuales abusivos
Los indígenas que protagonizaron los demenciales hechos en el centro de Bogotá están viviendo en edificios distritales ubicados en el centro y el occidente de la ciudad. Hay denuncias de mal comportamiento.
El pasado miércoles 19 de octubre,, más de 200 indígenas de las etnias embera chamí y embera katío se tomaron el centro de Bogotá en un acto violento y barbárico con el que sufrieron policías, gestores de convivencia y peatones que a esa hora transitaban por una de las vías más importantes de la capital.
En redes sociales se divulgaron videos y fotografías de los desmanes que causaron pánico en las calles del centro de la ciudad. En una de las imágenes compartidas se observa a una mujer embera, quien a pesar de tener a un niño pequeño amarrado a su espalda, les lanza piedras a patrulleros de la Policía. En otro de los videos que se conocieron a través de Twitter se ve cómo dos policías son atacados por una turba enfurecida con palos y piedras.
Como informó SEMANA, al interior del edificio Avianca, hacia el mediodía, había más de 200 personas retenidas en contra de su voluntad. De acuerdo con información entregada por la Policía Metropolitana de Bogotá, los indígenas empezaron a realizar actos violentos en contra de los gestores de convivencia de la Alcaldía y a ocasionar daños a la infraestructura, por lo cual el grupo de la fuerza disponible de la Policía realizó intervención en compañía del Esmad.
Los indígenas aseguran que la razón de la protesta fue la falta de agua y de condiciones básicas para vivir. De hecho, el mismo presidente de la República, Gustavo Petro, aseguró luego de una reunión con la comunidad que “hace un mes no tienen agua potable, viven hacinados más de 1200 personas donde solo caben 400. Han visto morir 21 de sus integrantes la mayoria niños en Bogotá”.
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Me reuno con la comunidad embera víctima de desplazamiento y ubicada en Bogotá. Hace un mes no tienen agua potable, viven hacinados más de 1200 personas donde solo caben 400. Han visto morir 21 de sus integrantes la mayoria niños en Bogotá pic.twitter.com/OfGjIDaNNC
— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 20, 2022
Lo más preocupante de todo es que los indígenas que ayer se tomaron el centro de Bogotá fueron los mismos que en octubre de 2021 se tomaron el Parque Nacional y que en mayo de 2022 fueron reubicados en dos albergues distritales, uno en el parque La Florida y otro en La Rioja. SEMANA, el pasado primero de octubre, publicó un reportaje en el que denunciaba cómo se vive al interior de uno de esos albergues donde hay denuncias de riñas, consumo de licor e incluso una denuncia de actos sexuales abusivos.
El infierno en La Rioja
La pesadilla que sufrieron los vecinos del Parque Nacional de Bogotá durante nueve meses, cuando más de 1.000 indígenas de las etnias embera chamí y embera katío se apoderaron de esa zona ante la mirada atónita de las autoridades, se trasladó a otro punto. Concretamente, a La Rioja, en pleno centro de la capital del país, un sitio que solía albergar a exhabitantes de calle. Desde mayo, el lugar se volvió un verdadero infierno: hay denuncias por riñas, violencia intrafamiliar, agresiones y actos sexuales abusivos. Esta alarmante realidad no había sido divulgada por la alcaldía de Claudia López.
En un sitio que se supone que es ahora un “territorio ancestral” abundan el consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias psicoactivas. Además, hay insalubridad, propagación de enfermedades como la tuberculosis, se habla de muerte de menores, de falta de suministro de agua y de un alto hacinamiento.
Si bien es cierto que los indígenas denuncian falta de condiciones para vivir en La Rioja y el incumplimiento de los acuerdos pactados con la Alcaldía, es imposible tapar con un dedo las denuncias de los graves hechos que vienen ocurriendo allí y donde los principales involucrados son justamente los miembros de esa comunidad.
Violencia a flor de piel
SEMANA estableció que en junio, en un Puesto de Mando Unificado (PMU), se puso en conocimiento de las secretarías de Gobierno, Seguridad, Integración Social, Salud, además de la Personería, una grave denuncia de agresión y acto sexual abusivo de los indígenas en contra del personal de convivencia y diálogo de la Alcaldía.
“La problemática es bastante grave. El machismo en esta comunidad es alarmante, incluso han intentado agredir en varias ocasiones a las mujeres gestoras de convivencia”, le dijo una fuente a SEMANA.
La Personería confirmó que conoció el caso y lo trasladó a las autoridades competentes. Esta cruda realidad ha llevado a varios de los funcionarios que visitan La Rioja a no querer hacer su trabajo o a renunciar a sus cargos.
Pero el maltrato no es solo hacia los trabajadores del Distrito. Este medio conoció que han sido varias las denuncias que han hecho las mujeres embera chamí y embera katío por graves casos de violencia intrafamiliar. “Si intentan agredir a los funcionarios del Distrito, ¿qué se puede esperar con las mujeres de esta comunidad?”, reseñó otra fuente que conoce a fondo este problema.
Las denuncias son recurrentes. SEMANA conoció que hace unos días, en una riña, una indígena fue herida en su brazo derecho con un arma cortopunzante y varios hombres fueron trasladados de urgencia a hospitales de esta zona, en la avenida Caracas con calle Cuarta.
La Personería reconoce que en La Rioja y en sus alrededores “se han presentado riñas por consumo de bebidas alcohólicas y consumo de drogas”. Además, según la entidad, “se observa poca responsabilidad de los padres, en algunas ocasiones, por situaciones como estado de embriaguez que no les permiten atender sus deberes y responsabilidades”.
Irónicamente, esto sucede a pesar de que el secretario de Gobierno, Felipe Jiménez, y el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, ordenaron contar con el acompañamiento de la Policía para no permitir el ingreso de bebidas alcohólicas ni sustancias psicoactivas.
Aunque en la entrada hay uniformados de la Policía, además del vigilante de la seguridad privada, los indígenas entran y salen sin ningún tipo de control. Pero el ingreso de personas ajenas a los indígenas o a los trabajadores de La Rioja está prohibido.
Este medio le preguntó a la Secretaría de Gobierno por lo que está ocurriendo en La Rioja, y se abstuvieron de dar respuestas.
Enfermedades
Según la Personería, la población trasladada a La Rioja vive en condiciones de “hacinamiento y sobrepoblación”. No hay agua potable constante, “lo que favorece escenarios de propagación de enfermedades, e insuficiencia de instalaciones para la atención de las necesidades básicas fisiológicas en condiciones dignas”.
Esta situación, sumada a las costumbres culturales de los indígenas, quienes en varias ocasiones impiden la atención del personal de la Secretaría de Salud, ha llevado a que los niños sean los más afectados, pues han venido presentando cuadros de desnutrición y enfermedades cutáneas, entre otras.
Pruebas en poder de SEMANA indican que varios menores, entre uno y cuatro años, han tenido que ser trasladados a hospitales de Bogotá, como el San Blas, con cuadros de síntomas respiratorios y enfermedades gastrointestinales, producto de las condiciones en las que están viviendo.
De hecho, en junio, dos niños y un adulto presentaron síntomas de tuberculosis y decidieron que debían permanecer con el resto de la comunidad, a pesar de que esta enfermedad es altamente contagiosa y debe tratarse en un hospital.
La Secretaría de Salud aseguró que hasta el momento se han atendido 734 personas y 455 han sido hospitalizadas. Desde que la comunidad estaba asentada en el Parque Nacional y posteriormente fue trasladada a La Rioja, se han presentado nueve muertes, siete son de menores.
Desperdicio de alimentos
Como si fuera poco, en La Rioja también se ha venido presentando un grave problema de insalubridad por la alarmante cantidad de alimentos que se desperdician todos los días en este lugar. Allí, habitualmente, se hospedaban unos 130 jóvenes exhabitantes de calle o en riesgo de habitabilidad en calle, a quienes muy seguramente la comida y las instalaciones para poder dormir y bañarse sí les estarán haciendo mucha falta.
“El desperdicio de comida es aterrador. A ellos no les gusta la carne, la botan a la basura como si nada. Todos los días se botan canecas completas de arroz”, contó una fuente. “Lo más triste es que el dinero para toda esta comida sale de los impuestos de todos nosotros”, añadió.
En el albergue hay una población infantil grande, la cual, según la Personería de Bogotá, tiene altos riesgos de caer en la “mendicidad, la explotación sexual, la trata de personas, el uso y la utilización por parte de estructuras criminales, y la habitabilidad de calle”.
No es un tema menor. Según evidencias en poder de SEMANA, varios niños de la comunidad salen de las instalaciones, pero no regresan y tan solo varios días después son encontrados en diferentes partes de la ciudad.
La Rioja es un infierno. A las autoridades se les salió de control. Pasan los días y no hay medidas.