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¿Son originales o no las obras de arte que le incautaron a Rasguño?

Dos retratos supuestamente pintados por el artista flamenco Pedro Pablo Rubens forman parte de las obras de arte incautadas a los narcotraficantes. Entre ellas hay cuadros de pintores colombianos de alto, mediano y escaso valor, e incluso falsificaciones.

22 de febrero de 2020
Los supuestos Rubens de Rasguño llegaron al Museo Nacional en 2007. En 2015 comenzó el proceso para verificar su autoría y procedencia.

En el segundo piso del Museo Nacional, al final de la sala de exposición permanente “Ser Territorio”, hay una bodeguita donde guardan la reserva de arte internacional. Allí, en los paneles 6A y 6B reposan 33 pinturas incautadas a narcotraficantes y están bajo custodia de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y el Museo Nacional. De ese conjunto de obras se destacan dos retratos que, según Hernando Gómez Bustamante alias Rasguño, son de Pedro Pablo Rubens y valen entre 7 y 8 millones de dólares. La Dijin incautó esos cuadros a este narcotraficante en 2007 y los entregó al Museo Nacional por cuenta de la desaparecida Dirección Nacional de Estupefacientes.

La noticia de que estaban en Colombia dos cuadros del pintor flamenco conmocionó al mundo del arte y de la cultura del país, y en torno a ellos empezaron a surgir especulaciones y mitos. No era la primera vez que esto sucedía. Hacia la década de 1960 se dijo que en la iglesia del barrio Egipto de Bogotá había una serie de cuadros de Rubens pintados en latón, sobre la vida de la virgen. Luego de una investigación se supo que sí pertenecían al arte flamenco, pero que no eran del famoso pintor.

Las especulaciones alrededor de los dos retratos tomaron más fuerza debido a que permanecieron lejos de la vista del público. Ese hermetismo llevó a decir a algunos expertos que podría haber un ‘cambiazo’ por falsificaciones. Con la liquidación de la DNE, en 2014, la SAE asumió la custodia de los presuntos Rubens. En ese momento, los funcionarios dijeron que la reserva sobre las obras se debía a que ellos habían recibido un listado de bienes muebles del DNE y que primero debían verificar si el inventario correspondía con lo que realmente había.

En 2015, la SAE y el Museo se pusieron en la tarea de corroborar la autoría de los dos retratos. Solo tenían el testimonio que Rasguño le había dado al periódico El Tiempo, en el que decía que los había comprado por 8 millones de dólares en 1991. Además, contaban con algunas opiniones de curadores que afirmaban que las obras posiblemente eran originales. También se sabía que uno era el retrato del archiduque Alberto de Austria.

Entre las obras en proceso de extinción de dominio hay dos de Alejandro Obregón que están por certificar.

Los funcionarios de ambas instituciones comenzaron a hacer contactos en el extranjero para ver quién podría certificar los cuadros. A comienzos de 2019 lograron que Alejandro Vergara, jefe de conservación de pintura flamenca del Museo Nacional del Prado, España, diera su concepto. Según Vergara, el retrato del archiduque “es una copia, de calidad aceptable, de un cuadro que antes se atribuía a Rubens y que ahora la mayor parte de los expertos atribuyen a Jacob Jordaens. El ejemplar que puede considerarse original se conserva en el Kunsthistorisches de Viena, pero existen otras versiones de buena calidad. La atribución del original tampoco es clara y también podría basarse en un prototipo. Considero que una atribución razonable para este retrato sería Taller de Rubens”.

Y respecto al otro retrato dijo: “Es de la época de Rubens, de hacia 1615-1620 y presenta un aspecto también próximo a Rubens, pero claramente no lo ha pintado él. Tampoco repite ningún retrato obra de Rubens conocido actualmente. Puede ser una copia de un retrato perdido o un cuadro hecho por otro pintor que se inspiró en Rubens. La identidad del retratado no la conozco”.

La SAE y el Museo buscaron una segunda opinión con el Instituto Rubenianum de Bélgica, donde conceptuaron que del cuadro del archiduque había muchas versiones y que el que estaba en Colombia era de la época de Rubens. Frente al retrato desconocido afirmaron que el personaje podría ser el mismo de una pintura titulada Un donador y su mujer, de Simón de Vos, un artista de Amberes que vivió en el siglo XVIII. Pero enfatizaron que el retrato en poder del Museo no necesariamente era de De Vos y que la obra podría situarse en Flandes hacia el periodo 1615-1620.

En conclusión, ninguno de los dos cuadros eran de Rubens. Uno podría pertenecer a su taller y el otro provenir, al menos, de la escuela flamenca.

Las obras de arte de los narcos

La historia de los Rubens de Rasguño es tan solo un ejemplo de los mitos construidos en torno a las colecciones de arte incautadas a los narcos. Daniel Castro, director del Museo Nacional, explica que por las grandes fortunas que ellos tienen se cree que poseen importantes obras, pero eso no es así. “Como ellos no eran muy ilustrados, también les metieron mucho gato por liebre”, dice.

Esa afirmación parece corroborada en los inventarios que la SAE tiene de las obras de arte, muebles y enseres. Bajo esta denominación agrupan obras de alto valor (una mínima proporción), de valor medio (porcelanas) y utensilios de cocina. En 2014, la SAE recibió un inventario de la DNE de 961 unidades clasificadas como obras de arte y muebles y enseres. Luego de una verificación y una venta, en la actualidad la entidad tiene bajo su custodia 868 unidades clasificadas como obras de arte entre las que se encuentran pinturas, esculturas, litografías, piezas decorativas, cubertería, elementos de mesa, entre otros; 138 en proceso de extinción y 730 con sentencia de extinción.

Las 33 pinturas incautadas a narcotraficantes están bajo custodia de la Sociedad de Activos Especiales (SAE) y el Museo Nacional.

La mayoría, 613 son utensilios de cocina. También hay porcelanas G. Armani y esculturas sin procedencia exacta pero con algún valor. En cuanto a las obras de arte, pocas tienen alto valor, la gran mayoría son de autores desconocidos o de poca relevancia artística y todavía falta una mayor investigación para certificar su procedencia y valor. Entre las obras se destacan las de los pintores colombianos Alejandro Obregón, Óscar Muñoz, Ricardo Gómez Campuzano, José Eugenio Montoya, Luis Caballero, Pedro Nel Gómez y David Manzur.

Desde que recibió este inventario, la SAE comenzó un proceso para identificar y certificar por lo menos las obras más importantes para poder venderlas. En estos años, además de resolver el asunto de los Rubens de Rasguño, ha logrado comprobar la originalidad de siete obras de Luis Caballero, una de Pedro Nel Gómez y una de Manzur. Todavía falta certificar tres obras de Obregón.

En el primer semestre la SAE espera hacer varias subastas públicas de obras de arte clasificadas por lotes. Uno de ellos es el de pinturas de reconocidos artistas colombianos. El segundo, de obras de arte de gama media. Y el tercero conformado por elementos como cubertería y piezas de mesa que pueden tener alto interés para anticuarios y coleccionistas. “Estimamos vender 730 bienes que cuentan con sentencia de extinción de dominio y esperamos recaudar una suma estimada de 900 millones de pesos”, dijo a SEMANA María Virginia Torres de Cristancho, presidente de la SAE.