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¿Duendes estuvieron junto a los niños perdidos en la selva? Conozca los testimonios recopilados por Salud Hernández-Mora desde el corazón del Amazonas
El país sigue conmocionado por el milagroso rescate de los cuatro niños en medio de la selva amazónica, quienes estuvieron a la deriva durante 40 días.
En la noche del pasado viernes 9 de junio, Colombia recibió la noticia que venía esperando desde hacía más de un mes y fue el rescate de los cuatro niños indígenas en la selva del Amazonas en medio de una operación del ejército que llevaban semanas buscándolos. Dicha búsqueda inició después de que la avioneta en la que viajaban se estrellara y tres de los tripulantes fallecieran, incluyendo la madre de los menores.
Salud Hernández-Mora se adentró en medio de la selva colombiana para descubrir lo que vivieron los niños durante su travesía por la selva, recopilando varios testimonios de los habitantes de la zona que revelaron distintos datos sobre lo que es la vivencia en el Amazonas y la supervivencia de los niños durante los 40 días que estuvieron perdidos.
Salud Hernández-Mora, quien estuvo en conversación con los indígenas amazónicos del Araracuara en el departamento de Putumayo, indagó aspectos clave para la aparición de los menores. “Por escéptico que seas te impresionas con su espiritualidad, su manera de interpretar los signos de la selva y sus costumbres ancestrales”.
Hernández-Mora, al parecer, no fue la única que experimentó de primera mano la importancia de las creencias indígenas, pues según reveló, “los militares respetaron la espiritualidad y las creencias ancestrales de los indígenas y atendieron todos sus requerimientos. Cuando dijeron que necesitaban el yajé, que habían preparado en Puerto Sábalo, a tres horas por río de Araracuara, no dudaron en ir a recogerlo y llevárselo a la selva”.
Esto demostró el compromiso de las Fuerzas Militares en la búsqueda de los niños, pues siguieron al pie de la letra todas sus indicaciones.
Además, se conoció que “los indígenas pensaban que unos duendes eran los que cargaban los niños”, reveló Salud tras su conversación con ellos, por eso, “le pidieron al duende que los alimentara y que los mantuviera vivos, pero el duende no es bueno”. Sin embargo, como explicó la periodista de SEMANA, “estos indígenas intentaron convencerlo de que los suelten, pues la búsqueda no se iba a detener, y la fe no iba a desaparecer”.
Salud cuenta que, antes de la aparición de los menores, presenció el ritual de la toma del yajé. “Manuel, el papá de los niños, hizo una primera toma de viaje, pero no obtuvo respuestas”. A la mañana siguiente el padre afirmó que los niños aguantarían aún más ―en ese momento llevaban 38 días buscándolos―. El jueves de esa semana, el sabio y mayor de grupo, Don Rubio, hizo la toma de la bebida sagrada y, según comenta la periodista, “me dijo sin asomo de duda: los espíritus me dirán dónde están los niños y daré las indicaciones para recogerlos”.
Además, uno de los indígenas del grupo le comentó a Salud que cuando el sabio dijo “esta noche me tomo el último cartucho (de yajé) y mañana encontramos a los niños, no puedo decir a qué hora, pero mañana así los encontramos” y tuvo razón, pues al día siguiente los encontraron.
Otro de los indígenas, le explicó a Salud que el yajé era el último recurso que tenían para encontrar a los niños. “En la cultura de nosotros, los indígenas del medio Caquetá, la bebida del yajé es bastante fuerte, por lo tanto, una sola persona hace el rito. Esto es para visionar y direccionar. Ese era el último recurso que teníamos nosotros para la búsqueda de los niños. Entonces el señor Rubio hizo ese rito. Él nos dijo: ‘el viernes los encontramos y el viernes estaban con nosotros’”.
Hernández habló con uno de los miembros del escuadrón de búsqueda de los menores y este le explicó que la alegría que sintieron no se podía explicar en palabras. “Salimos a las 8 de la mañana y como a las 3 de la tarde ya encontramos a los niños. Estaban en un campamento que tenían, un cambuche pequeño. Ahí seguimos las instrucciones del mayor y le tomamos, nos recomendó. Le soplamos tabaco, le echamos agua bendita, mambeamos y los cargamos (a los niños) hasta el punto de encuentro”.
Ante la pregunta de Salud Hernández-Mora, “¿Qué fue lo primero que le dijeron los niños?”, él respondió: “no dijeron mucho, solo pedían comida, que tenían mucha hambre. El niñito, además, preguntaba por su mamá, preguntaba si estaba muerta y se ponía a llorar. Nosotros le cambiamos el tema para que no se pusiera triste”.
Otra cosa sorprendente que constató la periodista era el estado de los menores. Hernández-Mora preguntó a los indígenas que encontraron a los niños si estos tenían picaduras o heridas, y estos le respondieron que no. “Estaban como si nada, solo muy débiles por la falta de alimentación”.
Los indígenas revelaron que los menores solo lograron encontrar uno de los kits que arrojó el Ejército, y que de resto habían sobrevivido gracias a unas pepitas de fruta.
La periodista además preguntó por qué por fin, después de tantas súplicas, los duendes decidieron soltarlos, y ellos respondieron: ”Fue un trabajo espiritual muy duro, muy duro. Además, esta selva es muy diferente. Nosotros hemos recorrido la selva, pero no como esta. Es muy diferente, muy dura para uno andar, porque digamos, usted va recorriendo y siente que otra persona lo va siguiendo, no se puede explicar”.
Estas fueron algunas de las revelaciones que la periodista de SEMANA, Salud Hernández-Mora, logró recopilar en sus días junto a los indígenas amazónicos que acompañaron la búsqueda de los menores desaparecidos.
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