Nación
Duque reconoce retos en judicialización de migrantes irregulares que cometen delitos en Colombia
El presidente Iván Duque alertó que en muchos casos no se sabe la identidad de los migrantes venezolanos que incurren en delitos, lo que podría traer serios problemas a la justicia.
En medio de la conmoción nacional por el caso del asesinato del patrullero de la Policía Edwin Caro a manos de un señalado delincuente de nacionalidad venezolana, el presidente Iván Duque destacó la importancia del proceso de regularización de migrantes de ese país.
El jefe de Estado alertó que en los procesos judiciales que se adelantan en contra de ciudadanos venezolanos por la comisión de delitos en Colombia se enfrenta el reto de constatar la identidad de las personas y su respectivo registro, el cual no tienen todos los migrantes.
Duque reconoció que la judicialización de un migrante que cometa una falta en territorio colombiano y no está regularizado podría no ser eficaz.
“En materia de seguridad también lo quiero expresar, la regularización ayuda en la seguridad de nuestro país, porque uno de los problemas con la informalidad migratoria es que si algún migrante que no está regularizado comete un delito y es aprendido por las autoridades, no pueden eficazmente tener un proceso de judicialización”, sostuvo Duque.
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Y recalcó: “Esta situación se da porque no se sabe quién es, ni hay forma de comprobarlo, y eso termina generando unas vicisitudes de carácter operacional de la justicia que son insostenibles”.
“Por eso con el estatuto cuando se invita la regularización hay un tiempo para que se haga la regularización efectiva, pero al saber quién es, su nombre, tener su biometría, eso también permite ser claros y eficaces cuando hay alguien que procede contrario a la ley”, afirmó.
Además, el mandatario fue enfático en señalar que “si cometen delitos o una infracción, debe caer todo el peso de la ley. Pero no por eso se puede hacer una generalización hacia toda una población, y yo sé que esto es duro porque esta es la crisis más grande migratoria que se haya visto en el mundo de Colombia, y nosotros absorbemos la mayor cantidad”.
Caso del patrullero Edwin Caro
El jueves de esta semana y mientras el juez de control de garantías trataba de explicar las implicaciones de la imputación de cargos a Wilkerson Slyke Hernández, presunto asesino del patrullero Edwin Caro, en un intento frustrado de atraco en el norte de Bogotá, este ciudadano venezolano intervenía en la audiencia para decir que no le disparó a nadie y que fue víctima de agresiones de la Policía.
“Porque yo de verdad no le disparé a ningún policía, el cruce de disparos fue entre mi amigo y los policías, yo lo que hice fue correr”, indicó Wilkerson en la audiencia de imputación de cargos y al no aceptar su responsabilidad en el asesinato del uniformado de la Policía.
El juez le repitió que el procedimiento en esta instancia era diferente, no era el escenario para debatir el relato de los hechos en criterio o desde el punto de vista del imputado, era apenas el acto de comunicación que usó la Fiscalía para darle a conocer de qué estaba siendo investigado.
“De conformidad con los procedimientos legales, es decir, las normas ya están establecidas en el Código Penal y no se pueden modificar, son de obligatoria observancia, pero en este proceso ha contemplado el legislador que la persona imputada puede tener la posibilidad de defenderse, presentar pruebas y controvertir las que presente la Fiscalía”, expresó el funcionario judicial.
El joven insistió en su versión de los hechos y también solicitó a las autoridades regresar a Venezuela, tras considerar que puede pagar la condena en cárceles de su país. “Tomar evidencia de por lo menos los golpes, los dientes, la sacada de la cadera (se levantó y mostró en audiencia las heridas), la herida en la espalda”.
A su turno, la Fiscalía afirmó que el ahora imputado, junto a su cómplice muerto en el cruce de disparos con la Policía, tenían claramente definido que de ser necesario atacarían a la fuerza pública y así lo hicieron. Incluso se movilizaban en una motocicleta con una maleta en la que portaban armas de fuego, cada uno con un revólver calibre 38.