POLÍTICA

“Ni derrota ni desgaste”: Duque en modo negación tras hundimiento de objeciones a la JEP

El presidente de la República cuestionó a quienes afirman que fue un desgaste de su gobierno presentar seis objeciones a la ley estatutaria de la JEP y que si tuviera que volver a presentar los reparos lo haría.

31 de mayo de 2019
El presidente Iván Duque reaccionó al fallo de la Corte Constitucional que hundió las objeciones a la JEP | Foto: Presidencia Iván Duque

El presidente Iván Duque acatará el fallo de la Corte Constitucional que en la noche del miércoles dio por hundidas las seis objeciones que presentó a la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial de Paz. Después de varios meses de un debate que profundizó la polarización deberá sancionar dicha norma tal y como había sido aprobada hace más de un año por el Congreso y tal como quedó definida por la propia Corte Constitucional.

Para muchos el debate de las objeciones generó un desgaste innecesario para el gobierno porque no permitió el avance de la legislatura y también una derrota sin precedentes porque el Congreso rechazó la que se convirtió en una de sus principales prioridades durante el presente semestre. La Cámara de Representantes las hundió con 110 votos mientras que el Senado las rechazó con 47, la mayoría absoluta según la Corte Constitucional.

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Después del paso de las objeciones por el Congreso, el presidente Iván Duque abrió las puertas a un pacto nacional con todos los partidos políticos independientes para hacer ajustes al acuerdo de paz de la Habana, pero fracasó en su intento. Ahora, su discurso conciliador pareció cambiar luego de la decisión de la Corte Constitucional, al defender su decisión de presentar las objeciones y manifestar que si tuviera que volver a hacer los seis reparos a la ley estatutaria así lo haría.

El jueves en la noche, durante su intervención en el Encuentro de Empresarios de la Cámara de Comercio de Bogotá, Duque señaló que fue coherente con las observaciones que siempre hizo en la campaña presidencial frente a la “responsabilidad de los victimarios para reparar a las víctimas”.

“Cumplí con mi deber republicano, cumplí con el programa de Gobierno y acato el veredicto de la Corte Constitucional, pero seguiré siempre defendiendo lo que creo debe ser el camino para que este país tenga una paz con legalidad y con justicia”, manifestó el mandatario.

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Por eso ante las críticas que recibió alrededor de las objeciones, Duque insistió en que no se trató de una derrota ni tampoco de un desgaste: “algunas voces han tratado de señalar que es una derrota, que por qué presentó el Presidente las objeciones, que se desgastó. No señor, a uno nunca lo derrotan por defender los principios”.

Y agregó que “el derrotado es el que sacrifica los principios para acomodarse, el derrotado es el que claudica en sus convicciones por el aplauso transitorio. El derrotado es el que le tiene miedo a que las ideas se defiendan en democracia”.

Esta fue la segunda reacción del presidente de la República después de que la Corte Constitucional produjo su fallo en el que sepultó las seis objeciones presidenciales.

Sobre estas, Duque manifestó que cuando recibió el proyecto de ley estatutaria se hizo el examen de los más de 190 artículos, de los cuales “encontramos 6 puntos que merecían ser objetados”.

Sobre esos puntos, el mandatario explicó que lo que se reclamaba era que “los victimarios” tuvieran la primera línea de reparación a sus víctimas y que “eso implica que ellos digan toda la verdad de sus relaciones con el narcotráfico, que entreguen todos sus bienes, sus verdaderos bienes, y no las cifras irrisorias que entregaron hace un año y medio”.

También explicó que las objeciones pretendían que la administración judicial por parte de la Fiscalía, en lo que corresponde a la instrucción de procesos, no se limitara.

Así mismo, que quienes cometieron crímenes de lesa humanidad, que no sean máximos responsables, también respondan ante la justicia y que no se debilitara la extradición.

El trámite de las objeciones se demoró ochenta días en el legislativo, tiempo en el cual se perdió tiempo para discutir temas como la reforma a la justicia, la reforma política y varios proyectos derivados de la mesa anticorrupción.