Judicial
“Duré 20 años para contar este secreto”: los dolorosos testimonios de víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado
En el proceso de reparación y atención a las víctimas, la Unidad de Investigación de la JEP y el Ministerio de Salud pondrán en marcha un centro especializado para la atención en salud.
“No recibí apoyo ahí mismo, duré 20 años para revelar este secreto, lo guardé en lo más profundo porque no tuve el apoyo del Estado, no estuvo ahí”, es el duro relato de Omar Aguilar, víctima de violencia sexual por parte de las Farc cuando apenas era un niño.
Como él, son miles las víctimas de violencia sexual. Este flagelo lo han padecido niños, niñas, mujeres, hombres, gais y mujeres trans, que ven en la Justicia Especial para la Paz (JEP) una esperanza para la reparación en el marco de la justicia restaurativa.
En medio de la atención a las víctimas de abuso sexual en el marco del conflicto armado colombiano, las cifras siguen generando preocupación y los testimonios son el reflejo de la ausencia del Estado en ese momento.
“Lo que me pasó a mí cuando tenía 10 años es algo en lo que el Estado nunca estuvo. Pues ellos nos decían, en el momento en que me pasó, que el caso era el de una víctima más. No tuve apoyo, respaldo y, hasta el momento, no he declarado por el caso de abuso”, le contó a SEMANA una mujer reclutada y sometida por las Farc y a quien llamaremos Verónica para proteger su identidad, ya que se encuentra en un programa de protección y reubicación.
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De acuerdo con el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1959 y 2020 se han registrado 15.760 víctimas de violencia sexual en Colombia; de estas, el 61,8 % son mujeres, el 30,8 %, niñas y adolescentes, y el 7,4 %, hombres. Estas cifras, aunque impactantes, solo representan una fracción de la realidad, ya que muchos casos no se denuncian por miedo, vergüenza o falta de confianza en las instituciones del Estado.
Los principales responsables de estos crímenes son los grupos armados ilegales. Las guerrillas como las Farc, los grupos paramilitares y, en menor medida, las fuerzas militares, han sido señalados de cometer violencia sexual como arma de guerra.
En este contexto, las voces de las víctimas cobran un papel fundamental. Omar Aguilar, líder en la Mesa de Población Diversa de Soacha, compartió con SEMANA su historia de dolor y superación: “Soy víctima por diferentes hechos de violencia sexual, ataque sexual, secuestro, tortura por la guerrilla las Farc, por grupos armados ilegales. Vivía y tenía una vida libre en Urabá. Tenía mi casa, pero me tocó desplazarme. Llevo un año aquí en Bogotá debido al conflicto que tuve. Y aquí estoy, trabajando en el colectivo de la Mesa de Población Diversa. He sido un líder que he hablado, he contado mis historias, porque esto es importantísimo para nosotros como víctimas: contar, y eso nos ayuda a subsanar un poco, a empoderarnos”.
A pesar de los esfuerzos por visibilizar y atender a las víctimas de violencia sexual, continúan enfrentando obstáculos en su búsqueda de justicia y reparación. Al mismo tiempo, muchos casos no reciben la atención médica adecuada para tratar las secuelas en materia de salud que les dejó este tipo de agresión, por ejemplo, problemas urinarios y en los genitales.
Centro especializado para víctimas
En respuesta a esta problemática, la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, junto con el Ministerio de Salud, está trabajando en la puesta en marcha de un centro de atención especializado para víctimas de violencia sexual en Villavicencio. El objetivo de este centro es garantizar una reparación integral con un enfoque holístico a las víctimas, inspirándose en el modelo del Hospital Panzi, creado por el doctor Denis Mukwege.
La doctora Pilar Rueda, asesora en género de la Unidad de Investigación de la JEP y líder del proyecto, explicó a este medio que “la finalidad del centro especializado o del hospital es garantizar una reparación a las víctimas de violencia sexual, y lo llamamos reparación porque es una atención especializada. Se inspira en el modelo del Hospital Panzi, creado por el doctor Denis Mokwege, que es Premio Nobel de Paz 2018″.
Este centro de atención especializado representa un paso importante en la lucha contra la reparación, atención y la protección de los derechos en salud de las víctimas en Colombia. Se eligió Villavicencio para construirlo por su dolorosa historia.
“Se buscaba que fuera una región para descentralizar y, por supuesto, Villavicencio es cerca de Bogotá, es la capital de una región muy azotada por el conflicto y, de hecho, la gobernadora y el alcalde están de acuerdo en que sea un centro regional, un hospital regional que atienda a todas las víctimas de la Orinoquía. No va a tener solo violencia sexual, se va a ampliar a salud sexual y reproductiva, y ya tiene el respaldo del Ministerio de Salud y del Gobierno Nacional, así que se va concretando un sueño y una aspiración de las víctimas de violencia sexual”, agregó Rueda.
Para las víctimas como Verónica, este centro de salud representa un paso hacia la “comprensión” de lo que han vivido; además, un aporte al proceso de apoyo con sus familias.
“Es una oportunidad muy buena porque las víctimas de violación nunca hemos tenido esa oportunidad de tener un centro que nos atienda, que sean médicos especialistas, que entiendan lo que uno vivió y que también ellos se pongan como en los zapatos de uno. Porque ahora en día uno va a los médicos normales y ellos no van a entender lo que uno ha vivido. Entonces, por ese lado, me parece muy bien que lo vayan a construir para todas las víctimas. También da oportunidades para los hijos porque las afectaciones de uno como madre a los hijos igual le han afectado”, expresó.
Un compromiso con la memoria y la no repetición
Es necesario seguir trabajando para que las víctimas de violencia sexual tengan acceso a la justicia, la reparación integral y la verdad. La sociedad colombiana debe comprometerse con la memoria de las víctimas y con la no repetición de estos crímenes atroces. Para Omar y Verónica, este hospital inspirado en el modelo Panzi -pensado para la atención de las víctimas de violencia sexual- significa un paso hacia la resignificación de sus procesos.
“El mensaje que les doy a todas aquellas víctimas, porque sabemos que estamos teniendo víctimas de violencia sexual a diario, a cada instante, cada segundo que corre, es que no callen, que hablen, que cuenten, que denuncien. Porque denunciando, contando y entablando nuestras denuncias ante la Fiscalía, esto nos va a ayudar a que los casos no queden en la impunidad y que así podamos contrarrestar más rápido al enemigo”, aseguró Omar.