Nación
Duro relato de víctima de las Farc: vio cómo desmembraron y quemaron a un militar secuestrado
Olga Esperanza Rojas, esposa del sargento del Ejército José Vicente Rojas Rincón, secuestrado y desaparecido por las Farc, intervino en la audiencia de la JEP.
Durante las tres jornadas en las que la JEP escuchó a las víctimas de secuestro por las Farc y en las que estuvieron presentes los máximos cabecillas de esa organización que se acogieron al proceso de paz, se pudieron conocer duros testimonios sobre la manera como eran tratados durante el tiempo de cautiverio de civiles y militares.
Es el caso de Olga Esperanza Rojas, esposa del sargento del Ejército José Vicente Rojas Rincón, secuestrado y desaparecido por las Farc el 2 de noviembre de 1992. Ella también fue víctima de ese delito durante unas horas, perpetrado por el quinto frente de la entonces organización armada ilegal en la zona bananera de Urabá, Antioquia.
Durante la audiencia, además de reclamar para que los líderes de esa organización, hoy desmovilizada, den información sobre el paradero de su esposo, esta madre de tres hijos narró lo que vio durante las horas que permaneció en poder del frente guerrillero.
“Soy testigo de un sargento en el sitio número 3 del quinto frente de las Farc, cuando me cogió. Gozaban, (vi) cómo ustedes lo desmembraban, sin dolor, sino con felicidad, lo terminaron quemando. Ahí estuve secuestrada como cinco horas. Después salí y me tocó salir desplazada, y ahí ustedes ya saben cómo me tocó aquí en Bogotá”, narró.
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Agregó: “Señores de las Farc, ustedes cometieron delitos de lesa humanidad, como ustedes mismos lo dicen, pero no es decirlo, sino todo lo que hemos sufrido nosotros. Cilindros bombas que ustedes colocaban con excremento para hacerle más daño a la fuerza pública, para poderlos destruir, porque su venganza era tan inmensa”.
“Su falta de compasión era tan intensa, los odiaban tanto, pero les quitaban el uniforme y las botas para ponérselas ustedes. No entiendo qué clase de odio sería ese porque la cantidad de muertos que yo vi en Urabá, todos llegaban desnudos, todos llegaban sin ropa porque esa la utilizaban ustedes”, señaló en su relato.
En su fuerte reclamo a los exjefes de esa organización les dijo: “Cómo ustedes le quitan la vida a un ser humano, cómo ustedes le hacen daño a una familia, cómo a ustedes no les duelen tantos años en la búsqueda que he hecho”.
“Llevo 30 años, 7 meses y 22 días preguntándoles a ustedes qué es de José Vicente y de los muchos militares desaparecidos que, sin compasión, ustedes los mataban, los torturaban, los desmembraban sin dolor”, dijo, al referirse al caso de su esposo y de otros uniformados de quienes no se tiene noticia a pesar de haber sido secuestrados por esa organización.
Agregó: “Soy madre de tres maravillosos hijos, a los cuales ustedes les quitaron la oportunidad de disfrutar un padre y a unos padres (de disfrutar de su hijo). Hasta que tuvieron salud pudieron trabajar para comer. Su madre murió hace tres años de hambre”, relató.
“Más de 80 mil personas dadas por desaparecidas que ustedes sin discriminación lo hacían. Hemos sido discriminadas por la Comisión de la Verdad, porque no nos quisieron escuchar; por la Unidad de Búsqueda, porque no nos ha dado explicaciones”, cuestionó.
Para Olga Esperanza, la sociedad también la ha discriminado por su lucha en la búsqueda de su esposo y la de los demás militares de quienes no se tiene noticia.
“También la sociedad me ha maltratado por buscar a mi esposo. La primera vez que fui a poner la denuncia, el procurador me dijo que ‘qué venía a hacer aquí, si no lo busca el Ejército, mucho menos yo’. Ese día intenté quitarme la vida. Una voz que yo digo que es Dios me dijo: ‘¿y sus hijos?’. Yo no sé cómo Dios me dio más fortaleza”, dijo, visiblemente afectada.
Relató cómo en medio de esa búsqueda ha sufrido ataques personales: “Me han señalado de asesina por buscar a mi ser querido, a todas las víctimas que represento. Me han dicho terrorista, me han escupido porque busco a personas, a seres humanos que se colocaron un camuflado, pero detrás de un camuflado ellos tenían una familia y aquí estamos hoy. Esa familia que esperamos que ustedes las reparen porque hemos sido invisibilizados por parte del Estado y de todas las entidades que lo representan”.
“Todo este trabajo lo hemos hecho con la comunidad internacional porque la Secretaría de la JEP se ha negado a darnos un apoyo a las víctimas y a sus organizaciones. Son más de 30 mil víctimas focalizadas a nivel nacional, 1.700 solicitudes de acreditación y solo hay 500 víctimas acreditadas”, señaló.
Le pidió a la JEP que se abran otros macrocasos, por considerar que se cometieron diferentes delitos contra los miembros de la Fuerza Pública.
“Son más de 4 mil miembros de la Fuerza Pública, son muchos más por los otros macrocasos, porque a nosotros, las víctimas de la Fuerza Pública, no nos han recibido ni las denuncias porque supuestamente otro Estado aquí en Colombia. Lo pedimos de todo corazón, que nos abran ese macrocaso, necesitamos que todas las víctimas de la Fuerza Pública sean representadas, que estén aquí reclamándole a las Farc sus derechos, no podemos ser invisibles al dolor de otros seres humanos”, dijo.
Tras reclamar que las víctimas del secuestro sean reparadas, la esposa del uniformado desaparecido dijo que contra los militares se cometieron varios delitos: “El secuestro es uno solo, la tortura es otro delito, la desmembración es otro delito y la desaparición forzada es otro delito, que no se pueden unir, porque son delitos que se le cometieron a un ser humano”.
“He estado en todos los procesos de paz, he estado en todas las reuniones para poder conseguir a todos los desaparecidos”, puntualizó.