ECONOMÍA
Economía colombiana, respirando con dificultad al menos por un par de años
El Ministerio de Hacienda se sacudió el optimismo habitual de los gobiernos y presentó pronósticos sinceros. Pese a la pandemia, hay razones para creer que la reactivación no tiene marcha atrás.
La economía colombiana se ha visto a gatas para mantener el poco oxígeno que la reanimó en el primer trimestre de este año, después de la hondonada en que cayó en 2020. Todo indica que la locomotora volverá a andar al cierre de este año y a velocidad de crucero en 2022.
El Gobierno nacional presentó esta semana el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en el que hace todas las cuentas para una década y las revisa cada año para ajustar el camino según las circunstancias.
Allí, el pronóstico para 2021 es que la economía crecerá a un ritmo de 6 por ciento, cifra que, si bien es alta, está por debajo de otros pronósticos. El Gobierno es conservador, porque después del peor año económico en la historia no sobra un poco de mesura. Entidades internacionales, sin embargo, le apuestan a que el PIB se dispare por encima de 6,5 por ciento, y Fedesarrollo elevó esta semana su previsión de crecimiento del país de 4,8 a 7,2 por ciento.
Las apuestas son positivas y llegan como un bálsamo para una economía que apenas terminaba de salir de las cuarentenas de principio de año cuando la golpeó el paro nacional. Los bloqueos la pusieron otra vez en jaque, pero a medida que se han levantado, ha tomado más oxígeno.
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Cuentas claras
Al presentar el Marco Fiscal 2021, el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, confirmó que la situación es compleja, pero manejable. De hecho, el consenso en torno a los nuevos pronósticos oficiales es que el Gobierno se sinceró con las cifras. Aunque esto pueda convertirse en un arma de doble filo.
Por un lado, porque permite planear con claridad la armadura requerida para que la economía esté protegida de otro choque como el de la pandemia. Pero, por el otro, por la respuesta que den las calificadoras de riesgo al nuevo plan fiscal. Después de que Standard & Poor’s le quitó el grado de inversión al país, todos los ojos están puestos en Fitch, que está próxima a destapar sus cartas. Algunos vaticinios no son alentadores.
¿Se irá el grado de inversión?
José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, da por perdido el grado de inversión debido a los altos niveles de deuda que se sostendrán durante la década. En contraste, Felipe Campos, analista de Alianza Valores, considera que el destape de las cuentas sin maquillajes es destacable, pues “es un mensaje muy fuerte el que envía el Ministerio, al reconocer que los números van a estar más complicados de lo que se tenía en el horizonte”.
No obstante, para Felipe Campos, analista de Alianza Valores, ese destape de las cuentas, sin maquillajes, es algo destacable. “Es un mensaje muy fuerte el que envía el Minhacienda, con el reconocimiento de que los números van a estar más complicados de lo que se tenía en el horizonte. Se abandonó una política de contar con proyecciones difíciles de lograr. Siempre se pronosticaba un retorno a la normalidad rápido y esta vez no se hizo así”.
Campos agrega que ese esperar menos, puede llevar a tener sorpresas positivas. “Cuando dibujas el escenario mejor de lo que realmente está es difícil que se tengan sorpresas positivas”.
Sin duda, el timonazo del ministro Restrepo puede caer bien en las calificadoras. No hay que olvidar que con el exministro Alberto Carrasquilla el Gobierno le apuntaba a proyecciones elevadas y difíciles de lograr, lo que al final le pasó factura.
Un coctel amargo
Ahora, el mensaje de Hacienda es que las cifras no mienten y la economía tendrá que sudarla este año para salir adelante. El coctel da la idea de tener un sabor amargo: déficit, deuda y nada de reforma tributaria.
El déficit fiscal será de 8,6 por ciento del PIB en 2021 y retomará el rumbo a la baja en 2022, cuando se ubicará en 7 por ciento. Esto implica que Colombia contará con mucha menos plata de la que requiere para llevar el barco hacia aguas tranquilas. Pero tendrá a la mano la carta de la deuda, que llegará este año a 65,1 por ciento del PIB.
En 2022, en vez de empezar a moderarse, llegará a 67 por ciento y el deseado declive tomará más tiempo de lo esperado. Eso sí, dependerá enteramente de la nueva reforma tributaria, que será presentada cuando el Congreso retome labores el 20 de julio. Si bien estos recursos entrarán de 2022 en adelante, serán determinantes para que la economía vuelva a tener la ruta despejada.
El Gobierno tendrá que allanar el camino para que la inversión privada retorne a los altos niveles que traía antes de la pandemia. Mientras que los mandatarios locales deberán poner el acelerador a sus planes de desarrollo, una vez termine la emergencia sanitaria.
¿Hora del amanecer?
Sobre las cuentas claras que presentó el Ministerio de Hacienda en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, Sergio Clavijo, economista y académico, exdirector de Anif, dice que, si bien ve puntos positivos en las cifras, también hay otras que inquietan. “Veo realismo en el cúmulo de gastos sociales y presión sobre la deuda, pero ingenuidad en el pronóstico de ingresos adicionales, hasta de 2,4% PIB, donde 1,4% vendría de gestión Dian; y aún bajo ese optimismo, la deuda llegaría al 70% PIB”.
Clavijo ha sido crítico con la posición del Gobierno frente a la reforma tributaria, principalmente con la timidez para ir por un monto mayor que, además, permita un sistema impositivo en el que las cargas se lleven entre todos. “Si el Gobierno no va por una tributaria de al menos 1,5 % del PIB el próximo 20 Julio, seguramente Fitch también nos ‘degradará’; y con 2 de 3 calificadoras en especulativo, los tenedores off-shore (de bonos de deuda) tendrán que vender 20% de las tenencias y las tasas habrán subido +300 puntos básicos llegando al 8% a 10 años”.
Lo cierto es que todo parece estar alistándose para que el país crezca más de 7 por ciento este año y el próximo mantenga la senda de recuperación. ¿Será que llegó la hora de que cese la horrible noche?