Comunidad indígena
Ejército reparó pistas de aterrizaje para llevar alimentos a indígenas de Vaupés
Más de 15 soldados trabajaron para evitar que se registraran sobrecostos en la vida de las comunidades.
En Colombia cada territorio tiene unas condiciones diferentes que pocas veces se conoce en el centro del país. En el departamento del Vaupés no hay carretas o vías terrestres, la mayor cantidad de desplazamientos entre municipios se deben hacer por río o por aire. Es tan difícil movilizarse por la selva que las mismas alcaldías deben subsidiar en varias oportunidades el transporte o de lo contario el solo hecho de surtir alimentos a las tiendas de la región se convierte en una labor titánica.
Las pistas de aterrizaje son hechas en medio de la vegetación y requieren reparación constante, pues se hacen grandes huecos e incluso empiezan a nacer plantas en medio de ella, lo que se terminar convirtiendo en un riesgo para los pilotos que arriban, generando que las empresas comerciales privadas que prestan el servicio de transporte a los indígenas y de carga decidan no realizar viajes.
Automáticamente eso se ve reflejado en los sobrecostos de vida, al ser menos empresas que llegan al punto se incrementan el valor del transporte y a su vez en el alza de los precios en alimentos y elementos básicos de la canasta familiar.
Por lo anterior, resultó tan significativa la labor que 15 soldados del Ejército Nacional realizaron durante la última semana. Hombres de la Brigada 31, pretendiendo garantizar el aterrizaje de aeronaves que transportan alimentos, elementos de salud y otros implementos, trabajaron durante 3 días continuos en adecuación del aeródromo.
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En Vaupés habitan 27 etnias indígenas que han hecho de la espesa selva su hogar, formando caseríos y comunidades en medio de ella. De este modo, las pistas de aterrizaje de la región se convierten en activos estratégicos. Como sucede en el municipio de Carurú, que cuenta con 3325 habitantes, según censo del DANE, y confluyen etnias como Guananos, Cubeos, Piratapuyos, Tarianos, Carapanas, Carijonas, Desanos, Curripacos y Tucanos.
Los soldados una vez identificaron fallas en la superficie de la pista de aterrizaje, y en apoyo a la Alcaldía de Carurú y sus habitantes, con pica y pala en mano, trabajaron bajo el fuerte sol que caracteriza la región, para compactar el terreno y adecuarlo de tal manera que el aterrizaje de las aeronaves sea más seguro.
“Somos su Ejército y además de velar por la seguridad de nuestros compatriotas, también colocamos a disposición de las comunidades todas nuestras capacidades en pro de su beneficio, esta vez un apoyo tangible para nuestros indígenas”, dijo el coronel Guillermo Alberto Domínguez Giraldo, comandante del Batallón al que pertenecen los soldados que adelantaron la obra.
Mientras que la alcaldesa, Fanny Narvaez Valencia, se mostró agradecida con el Ejército por el servicio prestado para el mantenimiento de la pista que evitó traumatismos.
SEMANA conoció que el material fue donado por la alcaldía y la institución castrense fue hasta del despacho de la administración municipal para ofrecer la mano de obra de los uniformados, dejando claro una vez más que en esa región desde hace varios años los soldados no solo están encargados del compartir con armas las amenazas sino también con trabajo social.
A través de un comunicado, el Ejército señaló que “continuará velando por la seguridad y el bienestar de las comunidades más vulnerables de las regiones apartadas, acompañándolos hombro a hombro con la institucionalidad para llevar beneficios que satisfagan sus necesidades”.