TESTIMONIO

“El ancla que me devolvió a la vida”: la conmovedora historia de Eugenia Gómez

Tenía cuatro meses de embarazo cuando la muerte de su esposo, Alejandro, y su suegro, Jorge Enrique Pizano, se atravesó en su vida. Habla, por primera vez, de cómo se levantó por el amor a su hija María del Mar de esa tristeza.

9 de enero de 2021
“Yo no sé qué sería de mí sin ella después de lo que pasó con Alejo. Cuando la pusieron en mis brazos, aunque fue un momento único lleno de amor, también fue uno de los más duros y dolorosos de mi vida”.

En este último año, muchas personas en el mundo vivieron una pérdida irreparable. La pandemia le recuerda a la humanidad a cada instante lo cerca que puede estar la muerte de un ser querido. Eugenia Gómez vivió ese dolor hace dos años por la partida de su esposo Alejandro Pizano. Después de sentir ese vacío, a quienes atraviesan por algo parecido, ella suele decirles que por más triste y desolado que sea el momento, todo se resuelve. “La frase de que el tiempo cura parece un cliché. En mi caso, sin embargo, así ha sido. Uno no supera el duelo, pero sí aprende a vivir con él”, dice.

Durante todo este tiempo, Eugenia guardó silencio sobre lo que vivió tras la muerte de Alejandro. Tenía cuatro meses de embarazo. Su hija María del Mar hoy tiene 20 meses. “Ella es el ancla que me devolvió la vida y mi mayor felicidad”, dice. Decidió contar por primera vez lo que había sido tenerla, en medio de esas dificultades, para el pódcast De madre, de su amiga Camila Wills, producido por Akorde. “Ninguna otra historia las llenará de amor, de fe y de fuerza como la de Eugenia... un testimonio de fortaleza que nos servirá para saber que todo pasa y que, siempre, todo estará bien”, dice la descripción en Spotify de esa charla.

La historia de Eugenia y Alejandro es de cuento de hadas. Se casaron el 23 de julio de 2016. Se habían conocido en el trabajo y al poco tiempo vivieron un flechazo. Los dos emprendieron una nueva vida en Barcelona, donde pasaban felices. A los cuatro meses de casados, Eugenia recuerda haberle dicho a Alejandro: “¡Hace tiempo no estábamos tan bien!”. Después de eso, comenzó una oleada de malos momentos. Estalló el escándalo de Odebrecht y Jorge Enrique Pizano, el papá de Alejandro, quien fue el controller de la Ruta del Sol 2, comenzó a tener un papel clave para develar lo que había pasado allí. Pizano además sufría una grave enfermedad. En medio de eso llegó un bálsamo: Eugenia y Alejandro estaban esperando un bebé. Y esa noticia fue una inyección de vida para todos.

El día de una de las ecografías, los dos recibieron al otro lado del océano la más triste de las noticias: Jorge Enrique había muerto. Decidieron regresar de inmediato. A Eugenia le preocupaba vivir ese momento de crisis con María del Mar en su vientre y todo lo que eso podía significar para ella. Alejandro intentó mantener la calma en esa crisis para cuidarla.

Después del entierro, Eugenia y Alejandro fueron a la casa de su suegro en Subachoque. La historia de lo que pasó allí la conoce todo el país. Cuando Alejandro se desplomó, tras tomarse una botella aparentemente de agua, intentaron llegar rápido a la clínica más cercana que era la de El Rosal (Cundinamarca). “En ese momento yo pensaba que podía perder a la bebé y que no podría nunca superar eso tan fuerte que estaba pasando”, cuenta ella. En este centro hicieron todo para mantener a Alejandro con vida. “Cuando entré y dije ‘soy la esposa y estoy embarazada’, el médico se desparramó a llorar y me respondió simplemente ‘perdóneme, hice todo lo que pude’”. Una reanimación dura aproximadamente 12 minutos y él había estado media hora intentando salvarlo.

Los días que siguieron a la muerte de Alejandro fueron muy difíciles. “Pensé que ya no quería estar embarazada. No quería nada, pero entendía que a pesar de sentirme muerta, aún estaba viva y debía aceptar ese hecho”, cuenta. Al poco tiempo, le llegó un mensaje en el que le decían que para salir de la oscuridad se debían tener grandes y pequeñas ilusiones. Pequeñas ilusiones como un desayuno, una cena con amigas, una caminata. Y que de esas cosas sencillas se abriría paso a las grandes. “Al comienzo, yo tenía una figura muy fuerte ante todos, pero realmente por dentro estaba destrozada”, agrega.

María del Mar nació el 4 de abril de 2019. “Ella fue un ancla que me mandó la vida, porque no sé qué hubiera sido de mí sin ella después de lo que pasó con Alejo. Cuando me la pusieron en los brazos, aunque fue un momento único lleno de amor, también fue uno de los momentos más duros y dolorosos de mi vida (sino el más)”, recuerda.

Habla, por primera vez, de cómo se levantó por amor a su hija
“Ella fue un ancla que me mandó la vida, porque no sé qué hubiera sido de mí sin ella después de lo que pasó con Alejo. Cuando me la pusieron en los brazos, aunque fue un momento único lleno de amor, también fue uno de los momentos más duros y dolorosos de mi vida (sino el más)”, recuerda. | Foto: Eugenia Gómez

Después de que se publicó el pódcast, muchas personas le han preguntado por qué contar su historia. “Así como mi vida dio un cambio de 180 grados en dos segundos, mucha gente atraviesa por situaciones diferentes y radicales a causa de esta nueva realidad y mi testimonio podría aportar algo de esperanza en tiempos en los que esta escasea”, explica ella.

Para Eugenia, muchas veces la vida pone situaciones que nadie espera y que se salen de cualquier plan. Y ante eso no queda de otra que tener la capacidad de aceptarlas y adaptarse. “Esto lo entendí muy temprano y pude reconocer cuáles eran las decisiones que estaban en mis manos y cuáles no. Por supuesto el duelo era una realidad que debía experimentar y no quise verlo como mi enemigo, sino más bien como un proceso al que, a pesar de ser lo más duro porque lo tenía que atravesar, le encargué que me premiara con mucha luz. Le puse la cara al problema y a la realidad y le busqué alternativas”, narra.

En ese proceso, ella ha aprendido a vivir el duelo por etapas. “Podemos, primero, experimentar la ira, después la depresión junto con la negociación, después la negación y después la aceptación. En mi caso, una de las primeras fue la aceptación, pues entendí rápidamente que debía vivir el dolor para aprender a manejarlo y así en algún momento poder volver a experimentar las emociones y los sentimientos positivos”, agrega.

La llegada de María del Mar iluminó de nuevo su vida. Así como fue el ingrediente más difícil del duelo, también fue la razón que la obligó a no huir de este. Volvió a vivir en Manizales, la ciudad donde vivían sus papás y de la que se había ido hace más de 15 años. “Esperé allí a su nacimiento y ver qué me iba a deparar el destino. Ese tiempo me obligó a tener paciencia, a vivir el duelo duro, profundo, doloroso y lento. Su presencia cada día cobra más sentido y logro entender por qué a pesar de que mi embarazo para mí era un ingrediente de muchísimo dolor, hoy me premia con muchísimas satisfacciones y amor”, dice.

De Alejandro guarda los mejores recuerdos. “Él siempre será esa persona que cambio mi vida y me dio el regalo más importante. Estará presente en cada paso de su hija y será mi guía y ángel incondicional”. Eugenia dice que se siente hoy afortunada de contar con una nueva pareja, una persona que la acompaña y comparte con ella esa experiencia de ser madre. “Aún más afortunada es María del Mar, no solo de tener un superángel en el cielo que siempre velará por ella, sino también un papá en la tierra que la acompañará en cada paso”, reflexiona.

Cuando mira atrás, Eugenia aún no se explica cómo sacó la fuerza para levantarse. En esos días difíciles leyó un libro que contaba que todos los seres humanos son víctimas y victimarios. “En cierto modo lo que quería decir es que a todos en la vida nos toca sufrir, pero que está en uno ser víctima o no de ese dolor. Yo sentía que había sido una buena persona, buena amiga, buena hija y no entendía por qué la vida me había puesto una prueba tan difícil. Lo que sí sabía era que mi vida no podía acabarse”, afirma.

Ser psicóloga le ayudó a abrirse para que otros pudieran ayudarla. Cuenta que cuando lo necesitó tomó antidepresivos y buscó compañía profesional. “Por María del Mar y de la mano de mi familia y mis amigos he podido sanar poco a poco. Aprendí que, por duros que sean los obstáculos, la vida siempre te da segundas oportunidades, pero está en uno salir adelante, porque nadie más puede hacer ni vivir el proceso por ti. Es una cuestión de elección, perseverancia y compromiso con uno mismo”, concluye.

Escuche a Eugenia Gómez

*El podcast en el que habló Eugenia Gómez hace parte de la comunidad de maternidad Madre Colombia. Esta busca apoyar a todas las mujeres en su proceso de convertirse en madres, sin juzgar las condiciones que vive cada quien en ese proceso. “Solamente busca acompañar, informar y apoyar”, sostiene Camila Wills, su creadora.

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