Pedagogía
‘El Arte Escucha’, el proyecto que invita a niños de Bogotá a plasmar sus sentimientos por medio de la pintura
El artista huilense Dairo Vargas lidera un proyecto internacional que pretende hacer que estudiantes y maestros se conecten con sus emociones por medio de las manifestaciones artísticas.
En la Biblioteca Pública Virgilio Barco, ubicada en la localidad de Teusaquillo, están exhibiendo las obras de cerca de 700 niños de zonas vulnerables de la capital del país. El motivo: el proyecto ‘El Arte Escucha’, el cual busca la expresión de sentimientos y promover la salud mental en los colegios distritales de Bogotá.
El artista Dairo Vargas, junto a la periodista Carolina Tamayo, crearon la iniciativa que terminó en una exposición titulada “Voces en las aulas: transformando mi localidad desde mi propio yo”. Por medio de la misma, ayudaron a niños en condiciones adversas a expresar sus sentimientos, frustraciones, tristezas y decepciones por medio de la pintura.
Todo comenzó con el caso particular de Vargas, un pintor colombiano radicado en Londres que se convirtió en una de las voces más importantes en la relación entre el arte y la salud mental. Al sufrir de depresión y mejorar su condición por medio de su trabajo artístico, el huilense decidió expandir su testimonio para ayudar a los demás.
El trabajo comenzó en Europa, pero en Colombia arrancó en el departamento del Huila, donde Vargas desplegó su idea de sanar afecciones mentales por medio del arte en 2019.
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“Se hizo un trabajo durante dos meses con comunidades educativas, colegios y diferentes instituciones como el Ejército. Se siguió fortaleciendo la campaña a través de talleres a los que invitaban a Dairo. Cuando llegó la pandemia, decidimos aunar esfuerzos y concentrarnos en el tema de la comunidad educativa como tal”, dijo la coordinadora del proyecto, en conversación con SEMANA.
En la pandemia y de manera casi completamente virtual, lograron el apoyo de la Secretaría de Educación de Bogotá y el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico. “Se arrancó el proyecto e hicimos una convocatoria de 160 maestros de todo el Distrito y empezaron a sumarse más actores. Empezamos el trabajo en febrero de este año y fue todo virtual en el que teníamos encuentros mensuales con los estudiantes, maestros y padres de familia”, contó.
Durante 10 meses y extracurricularmente, los profesores recibían los contenidos y los impartían a los estudiantes de colegios en ocho localidades de Bogotá. Al mismo tiempo, pertenecen a zonas vulnerables y, por la pandemia, enfrentaron condiciones adversas que tuvieron impacto en su salud mental.
“A través de los talleres, Dairo los iba llevando a descubrir sus emociones, quiénes son, sobre sus ancestros y demás temáticas. Esto fue causando un gran impacto en la comunidad. A raíz de los maestros que se vinculaban, comenzamos a recibir llamadas de los rectores”, expresó Tamayo.
Después de varios meses, el pasado 18 de noviembre se clausuró el programa con diplomas para los niños y jóvenes vinculados. Para los profesores, se entregaron certificaciones de participación en el proyecto. Las cerca de 700 obras, ahora, son expuestas en la Biblioteca Virgilio Barco hasta el próximo 27 de noviembre.
La experiencia de Vargas y la metodología de las sesiones impactó profundamente a los estudiantes y maestros, quienes vivían la peor realidad de la pandemia de la covid-19. Por eso, desde sus celulares y conexiones deficientes a internet, se mantuvieron conectados con el proyecto por casi un año para participar en las actividades de pintura, escultura, meditación y respiración.
En medio de la crisis por el virus, los padres de los jóvenes tenían que salir a trabajar y se expusieron a las consecuencias de un contagio. Esto marcó a sus familias de por vida. “Permitió la creación de relatos, del proyecto salieron muchísimas historias de vida porque hubo estudiantes que perdieron a sus papás. Testimonios muy fuertes, incluso tenemos el caso de dos profesores que pasaron por lo mismo. Por eso, ellos salieron graduados del proyecto porque recibieron bastante”, añadió.
Emocionados, los estudiantes se sienten orgullosos de su exposición y Tamayo planea llevar sus obras a instalaciones itinerantes cerca de los lugares de residencia de los niños. “En enero, sin duda alguna, tendremos una serie de actividades pedagógicas con esta exposición”, reveló. Ahora, el proyecto de Vargas plantea llevar a cabo procesos por localidad y, si todo sale bien, expandirlo por más lugares del país y del mundo.