VALLE DEL CAUCA
Cali: el brutal impacto económico y social del paro
La capital del Valle presenta pérdidas por 3 billones de pesos desde que inició el paro nacional. El 87 por ciento de la oferta gastronómica cerró sus puertas y se estima la cancelación de 18.000 puestos de trabajo.
Luego de una ola de protestas, bloqueos y actos vandálicos sin precedentes, Cali está quebrada. Basta con echarle una mirada al último reporte de la Cámara de Comercio local para comprender las consecuencias que dejan 18 días de manifestaciones; sostienen que las pérdidas rondan los 3 billones de pesos y esa cifra podría aumentar, ya que la medición fue hecha cuando apenas transcurrían los primeros 13 días del paro.
Los actos de vandalismo en diferentes puntos, así como el bloqueo de salidas y entradas de la ciudad, tienen sumida a Cali en su peor crisis económica y social. “Realizamos una encuesta con las 1.708 empresas afiliadas, micro, medianas y grandes, y lo que reportan es muy preocupante a raíz del paro y los bloqueos. El 41 por ciento de ellas están cerradas, y otro 47 por ciento está trabajando a media máquina”, afirma Esteban Piedrahíta, director de la Cámara de Comercio de Cali.
La principal dificultad que tienen estas compañías es que sus colaboradores no pueden llegar a los sitios de trabajo. “Por eso no pueden producir. Cerca del 60 por ciento señala que hay una afectación en las ventas y el 26 por ciento dice que ya hay un impacto en los empleos, 6 por ciento reporta que fue víctima de actos vandálicos y 8 por ciento señala que va a cerrar”, sostienen desde la Cámara de Comercio.
En Cali, a pesar de los avances de la fuerza pública y los diálogos desde la Alcaldía para desbloquear algunos puntos, aún hay barricadas que impiden el ingreso a la metrópoli. El transporte masivo arrancó tímidamente su operación; las entidades bancarias no se animan a abrir; los supermercados de grandes cadenas operan, pero con las cortinas abajo, y los clientes haciendo filas afuera para poder ingresar. Y en las estaciones de gasolina las filas son de hasta 24 horas.
Lo más leído
Ese panorama, más los meses de crisis sanitaria, ha arrastrado al comercio nocturno y gastronómico de la ciudad al filo del abismo. Hoy no queda ni rastro del famoso Cali pachanguero. La capital del Valle, que jalonaba gran parte de su economía por la salsa, sufre los embates de su peor baile: el desabastecimiento.
Brany Prado, director para la región Pacífico de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica (Acodres), señala que la urbe en los primeros 13 días de paro perdió 87 por ciento de la oferta gastronómica. Es decir, hubo un cierre masivo de bares y restaurantes: “Pensábamos que la pandemia era lo que más había afectado a este sector, pero vemos que no; lo que más nos afectó han sido estos 13 días de paro. Hemos tenido la pérdida de más de 18.000 puestos de trabajo”.
El ramo gastronómico de Cali venía avanzando a pasos agigantados en los últimos cinco años. Sin embargo, en 2021 se desplomó: “Nosotros tuvimos un escenario parecido el 21 de noviembre de 2019 con problemas de orden público, pero sin bloqueo de vías. En esta ocasión pensábamos que sería igual, pero no nos imaginábamos un panorama como este: de bloqueo permanente, actos vandálicos a ese nivel, obstrucción de entradas y salidas de la ciudad. Eso generó un desabastecimiento que fue un golpe directo a la producción del sector gastronómico”.
Además, dice Prado, está la incertidumbre de que los colaboradores no pueden movilizarse desde sus lugares de residencia hasta los puestos de trabajo, “porque estaban cobrando los peajes urbanos ilegales, y adicional a eso, no teníamos transporte masivo en la ciudad”.
Debido a la anarquía y a los desórdenes en varios puntos de la capital vallecaucana, las plataformas de mensajería también dejaron de operar. Contrario a lo que sucedió en los primeros meses de pandemia, durante el paro los restaurantes no pueden abrir ni bajo la modalidad de domicilio. A todo esto se suma el desabastecimiento de la gasolina.
Cali está al borde de la quiebra. Y tiene en su futuro un panorama incierto, porque los daños en estaciones del transporte masivo, así como otros bienes públicos, ocasionaron un retroceso de al menos diez años en el crecimiento urbanístico de la ciudad.