El buen negocio por el uso del espacio público en Bogotá: se han recaudado $ 45.814 millones

En un año de la consolidación de la reactivación económica en la ciudad, principalmente de la industria del ocio, el entretenimiento y la cultura, el aprovechamiento del espacio público en Bogotá ha sido un gran catalizador para las finanzas del Distrito.

Luego de dos años de pandemia y confinamiento, que generó fuertes estragos en diferentes sectores de la economía, principalmente en el entretenimiento, por las voraces restricciones a la aglomeración de más de 50 personas, los grandes conciertos y eventos deportivos han regresado paulatinamente a la ciudad.

Conciertos como los de Coldplay o Guns N’ Roses en septiembre y octubre próximo en el estadio Nemesio Camacho El Campín, eventos como el Festival de verano o el Festival cordillera en el Parque Simón Bolívar, además de los partidos de fútbol tanto en El Campín como en El Estadio de Techo con apertura al público, entre muchos más, no solo ayudan a dinamizar la economía con la compra de boletas, hospedajes de hoteles y ventas en el sector comercio, sino que retribuyen económicamente a la ciudad por el uso del espacio público.

Mediante el decreto 558 de 2018, la Alcaldía de Bogotá cambió las reglas para el aprovechamiento del espacio público en la capital del país. Anteriormente, en la ciudad, el promotor de algún evento en cualquiera de los parques y escenarios especiales debía pagar una tarifa preestablecida, sin tenerse en cuenta el tipo de evento a realizar ni las condiciones espaciales para el mismo.

“Con el nuevo protocolo todo será más fácil, nada será más costoso para la ciudadanía en general y para los organismos deportivos”, le aseguraron a SEMANA desde el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), que es la entidad encargada de velar por el cumplimiento del aprovechamiento del espacio público.

Según lo explicó la entidad, el espacio público a prestar o alquilar en la ciudad son todos los parques y escenarios especiales de Bogotá, como: Estadio Nemesio Camacho El Campín, Palacio de los Deportes Carlos Arturo Rueda C., Plaza de Toros de Santamaría, Complejo Acuático Simón Bolívar, plazas de eventos de los parques metropolitanos Simón Bolívar y El Tunal, Coliseo de la Unidad Deportiva El Salitre, Coliseo del Parque Cayetano Cañizares, Velódromo Luis Carlos Galán Sarmiento, Estadio de Techo y centros de Felicidad CEFE.

El IDRD explicó que, con el nuevo protocolo, el valor de un escenario depende del tipo de solicitante (sector público, sector privado, organismos deportivos), así como de su ubicación y los servicios complementarios con que cuente cada escenario. Igualmente, si el evento corresponde al futbol profesional colombiano, se pacta sobre un porcentaje de la boletería.

En ese sentido, en el 2019, antes del inicio de la pandemia en Bogotá, el IDRD recaudó por aprovechamiento económico un total de $ 23.697 millones. En el 2020, con el confinamiento estricto, el recaudo fue casi nulo por obvias razones.

Por otra parte, en 2021, año atípico por pandemia, recibió $ 13.990 millones. Ahora, en lo que va corrido de 2022, con corte al 31 de mayo, el IDRD ha recaudado $ 8.127 millones aproximadamente, es decir, ya sea recaudado el 34,2 % del total alcanzado antes de la pandemia. Un indicador que refleja la buena reactivación de la industria del entretenimiento en Bogotá.

Cabe mencionar que el dinero recaudado se invierte en el Sistema Distrital de Parques en toda la ciudad. Según afirmó el IDRD, para garantizar o atraer más eventos a Bogotá, “hoy contamos con el Arena Movistar y nos encontramos en la estructuración y validación de la APP del polígono del Campín, lo que implica que, con operadores internacionales, Bogotá haga parte de un gran circuito internacional de eventos que facilita la circulación artística”.

En cuanto a los costos, el IDRD destacó que las condiciones logísticas de la ciudad hacen de Bogotá un lugar atractivo para los empresarios.

Restaurantes y bares

La llegada de la pandemia, aunque afectó la realización de eventos masivos, generó la creación del programa Bogotá a Cielo Abierto, el cual consistía en habilitar el uso del espacio público para el aprovechamiento de los restaurantes y bares con el fin de evitar aglomeraciones al interior de los establecimientos.

El programa llegó para quedarse. En un principio, mediante permisos previos, era gratuito; no obstante, al inicio de este 2022, por medio del decreto 070, se estableció que los restaurantes y establecimientos que quieran hacer uso del espacio público deberán pagar una contraprestación.

El valor a pagar de los restaurantes o establecimientos que empleen el espacio público en la ciudad dependerá del avalúo comercial, del factor inductivo de renta del suelo, del área de aprovechamiento específico del espacio público sobre la cual se realizará la actividad económica, del tiempo y del factor de restricción de cada área. En otras palabras, el valor a pagar variará de acuerdo con cada restaurante, al área que vaya a utilizar y a la zona en que esté ubicado.

Aunque ese decreto se expidió el 25 de febrero de 2022, la administración distrital dio un plazo para que los establecimientos comerciales se acogieran a la norma hasta el mes de junio de este año, por lo que a partir del primero de julio se empezará a cobrar por la utilización del espacio público.

A lo largo de estos meses, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep) ha venido acompañando a los diferentes comerciantes y empresarios para que se postulen al programa. Así mismo, ha efectuado visitas técnicas a las zonas y en los primeros días de julio se estarían emitiendo las primeras autorizaciones.

Aunque aún el Dadep no ha empezado a recaudar fondos por el programa Bogotá a Cielo Abierto 2.0, a partir del primero de julio sí lo hará y se espera que paulatinamente se vayan incrementando los recursos recibidos en el Distrito.

De esta manera, queda evidenciada la gran apuesta de la Alcaldía de Bogotá por sacarle provecho económico a la utilización del espacio público en la ciudad, además de ayudar a catapultar la actividad comercial.