Nación
“El camino fácil e inútil son las barreras, la construcción de muros y la militarización fronteriza”: defensor del Pueblo sobre migración
El funcionario propuso buscar soluciones creativas a la coyuntura de Necoclí y los departamentos fronterizos con Venezuela, pero sostuvo que es necesario que más países se involucren en el manejo.
Carlos Camargo, defensor del Pueblo de Colombia, dio el discurso de apertura en el Encuentro Internacional de Defensores del Pueblo, y aprovechó la oportunidad para referirse a la crisis migratoria que vive Colombia, tanto en la frontera con Venezuela como con Panamá. En su pronunciamiento, el funcionario dijo que la solución a los problemas debe ser creativa, empática, solidaria y precisa.
El funcionario, quien explicó que el evento pretende concluir con una lista de recomendaciones a los gobiernos de la región y las entidades multilaterales involucradas, resaltó que el fenómeno migratorio no puede seguir viéndose con criterios económicos o de coyuntura política.
“La gestión de los flujos migratorios y la integración de las poblaciones migrantes constituyen grandes desafíos para las sociedades democráticas contemporáneas cuyas estructuras legales, económicas y políticas luchan por hacer frente a tal afluencia. El camino fácil e inútil son las barreras, la construcción de muros y la militarización fronteriza”, sostuvo Camargo, agregando que se deben buscar otras soluciones e idear formas de adaptarse a la situación.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el flujo de migrantes equivale al 3,5 % de la población mundial, el 74 % son personas entre 20 y 64 años, es decir, en edad de trabajar.
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Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el año pasado más de 82,4 millones de personas en todo el planeta han tenido que huir de sus hogares, como lo resaltó Camargo. Entre estas personas, hay 26,4 millones de refugiados.
En el caso de la diáspora venezolana, aproximadamente 5,6 millones de personas han salido de ese país y Colombia alberga a 1,7 de ellos, incluyendo a quienes están regularizados y a quienes no.
Así mismo, está la emergencia que se presenta en la frontera entre Colombia y Panamá, por donde intentan pasar miles de personas de distintos continentes, pero en el momento, mayoritariamente de Haití. Este año unas 95 mil personas han cruzado esta frontera.
“En el mismo sentido debemos robustecer la capacidad de incidencia en los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino para que se adelanten acciones de asistencia, protección y respuesta e integración local de las personas migrantes y refugiadas con las comunidades de acogida en lógica de una movilidad humana ordenada, digna y segura”, sostuvo.
En ese sentido, el funcionario resaltó que Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la comunidad internacional en general, cumplen un papel muy importante para la articulación de esfuerzos. Por eso, resaltó que en este escenario no caben “ni la indiferencia ni la parsimonia”, por lo que todos deben aportar en la medida que sus capacidades lo permitan.
Sumado a esto, dijo que las personas deben ser protegidas contra la devolución a los países en donde corren riesgos, protegiéndolos también de la expulsión o denegación de entrada o estancia de sus familiares.
En su discurso, Camargo reconoció que la migración trae muchos retos y a veces se relaciona con problemas de trata, contrabando, falta de distribución de la carga (como pasa con Colombia), entre otros. No obstante, para él “muchas veces muchas veces hay distorsiones deliberadas por parte de algunos políticos, alguna prensa y algunos grupos de presión con intereses específicos, que incentivan caminos erróneos como la construcción de barreras legales y físicas a la llegada, el cierre de fronteras o la devolución de refugiados”.
El objetivo de Camargo, sin duda, alineado con el presidente Iván Duque y el discurso del Gobierno, es que los países de la región asuman también responsabilidades y no se las dejen únicamente a Colombia y Panamá. Sobre todo, cuando el segundo ha venido acusando al primero de no cumplir con los pactos, mientras este ha respondido no tener la capacidad de las embarcaciones ilegales.
Así mismo, es otra manera de poner presión a los mecanismos de cooperación internacional para aportar con recursos a la migración tanto en el norte como en el oriente del país.