NACIÓN
“El cartel de Cali compró la absolución de Samper”
Según William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel Rodríguez, la mafia le pagó al Congreso para eximir al expresidente.
William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel Rodríguez Orejuela y sobrino de Gilberto Rodríguez Orejuela, los dos máximos capos del extinto cartel de Cali, reapareció y prendió el ventilador.
La declaración de William Rodríguez que revive así el fantasma del Proceso 8000, un hecho judicial que sacudió el país hace casi dos décadas, fue hecha ante las autoridades y está en un video que reveló La FM de RCN en la mañana de este miércoles.
¿Cómo compraron al Congreso para que determinara que el expresidente Samper era inocente de nexos con la mafia? “Con efectivo, con prebendas y con poder político”, dice William Rodríguez en el video de su testimonio que entregó en Estados Unidos, en donde se encuentra libre después de haber pagado una condena por narcotráfico.
El hijo del capo declaró, además, que el expresidente Samper y su entonces ministro de Gobierno, Horacio Serpa, sí sabían del ingreso de la mafia a la campaña. Según recuerda, en total le dieron a la campaña 10 millones de dólares. Este hecho trascendió y empezó un juicio político en el Congreso que debía determinar si se hizo con o sin el conocimiento del expresidente Samper y de su círculo más íntimo.
El entonces fiscal, Alfonso Valdivieso, abrió paralelamente un proceso con el número 8000. Todos los congresistas que fueron investigados fueron hallados culpables, pero Valdivieso se presentó ante la Comisión de Acusaciones con los expedientes para que fueran ellos, como corresponde legalmente, quienes determinaran la responsabilidad del jefe del Estado.
“Empezamos con la Comisión de Acusaciones. Con Jairo Chavarriaga y Heine Mogollón”. Según su versión, a ellos les dieron un millón de dólares en efectivo para se inclinaran a favor de la absolución. Se refiere a los dos parlamentarios encargados de dirigir la investigación en esta célula legislativa para determinar si Samper sabía de la penetración de dineros de la mafia a su campaña. “Fue a mis espaldas”, dijo en todo momento el presidente Samper.
Rodríguez juró ante la comisión que lo interrogó que contaría solamente la verdad. ¿Quiénes estuvieron en la diligencia? La fiscal delegada ante la Corte Suprema, María Victoria Parra; el fiscal de la unidad antiterrorismo, Pablo Murcia; Jorge González, procurador delegado; Yesid Reyes, defensor de Horacio Serpa; Alejandro Mejía, abogado de Ignacio Londoño; autoridades de Estados Unidos Joahn Shine (de la embajada estadounidense), Jesús Yerak (fiscal federal) y Jorge López.
También asistió Enrique Gómez, apoderado de la familia Gómez. ¿Por qué estuvo allí el representante de la familia Gómez? Porque fueron ellos quienes solicitaron la audiencia en la investigación que se realiza por el crimen del excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado.
William Rodríguez dice que habla con tranquilidad no sólo porque ya cumplió su pena, sino porque recibió autorización de su padre, Miguel, para que le contara al país una parte de la historia nacional que después de un tiempo ya se debería saber.
En el documento William Rodríguez habló de tres supuestas reuniones con Horacio Serpa y en una de ellas también habría estado Fernando Botero, mientras estaba detenido en el Cantón norte en Bogotá, en medio del proceso 8000. Llama la atención en este punto que hay una contradicción de lo que en su momento contó el extesorero de la campaña presidencial Santiago Medina, quien en su momento declaró que nunca se produjo una cita entre Botero y los miembros del cartel de Cali.
Serpa, por su parte, niega cualquier reunión. “No me he reunido nunca con miembros del cartel de Cali. Nunca”, dijo de manera enfática el hoy aspirante al Senado y entonces escudero de Samper. Para Serpa no deja de ser coincidente que este video haya empezado a circular precisamente el día en el que él lanzaba su campaña.
El expresidente Samper, quien paradójicamente lanzaba este miércoles un libro sobre la lucha contra las drogas, dijo tajantemente que no iba a hablar del tema.
Según La FM, Rodríguez siempre se mostró tranquilo y pausado durante las siete horas de diligencia. Tuvo en su mano una botella de agua y sólo interrumpió una vez su testimonio para ir al baño, momento en el cual incluso bromeó y se hizo la pausa del almuerzo. “Hoy, a sus 47 años, se ve delgado, usa gafas y está rapado”.
Ahora son las autoridades en Colombia quienes deben sopesar la veracidad de su testimonio porque, al fin de cuentas, se trata de un miembro de una organización criminal que asoló con violencia y dolor a buena parte del país en defensa de sus intereses individuales.