Nación
El celular de Sandra Ortiz es hoy la principal prueba en su contra: demostró que el día que dieron el soborno, ella fue a la casa de Name
La revisión de las sábanas de tráfico de datos de la línea celular de la entonces consejera presidencial coinciden fielmente con el relato de Olmedo López y Sneyder Pinilla. Exclusivo.
Los celulares guardan información muy valiosa de una persona. Con un rastreo al aparato se puede saber con precisión no solo con quién se habló y a qué horas, sino incluso cuáles fueron los recorridos que hizo en determinado día. Gracias a esta memoria que guardan los operadores de telefonía móvil, la justicia ha podido determinar la verdad en los procesos más controversiales.
En este momento, ese estudio de celdas es determinante en el escándalo que tiene contra las cuerdas al gobierno de Gustavo Petro: el de la UNGRD. La justicia le pidió a Claro compartir las sábanas de tráfico de datos de la línea celular de Sandra Ortiz, la entonces alta consejera para las regiones.
La exfuncionaria es señalada de haber sido la persona encargada de recibir la millonaria suma que iba de esa entidad al entonces presidente del Senado, Iván Name. Tanto Olmedo López como Sneyder Pinilla han confirmado que a ella le entregaron 3.000 millones de pesos con el fin de aceitar las reformas del gobierno en el Congreso.
El encargado de llevar ese dinero fue Sneyder Pinilla. El exsubdirector de la UNGRD narró en una entrevista con SEMANA cómo le pasó esa suma. “La plata me la entregan en efectivo, y yo se la entrego en efectivo a la persona que envía el doctor Name”. Es decir, a Sandra Ortiz. “Yo llego a un sitio que sé que hay un esquema de seguridad que me está esperando. Bajo al sótano, entrego ahí y luego me salgo, porque no subo a hacer la entrega directamente a Name. Sé que el mensajero sí tuvo comunicación con la persona (Name) para informarle que todo ya estaba listo”.
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En su interrogatorio ante la Fiscalía, Olmedo López, quien era el jefe de Pinilla, entregó más detalles de cómo se hizo esa vuelta. El exfuncionario además aportó los chats que intercambió con Ortiz. Las imágenes son del 11 de octubre de 2023, un día antes de que se diera la entrega. La consejera estaba desesperaba y comenzó a marcarle de manera insistente: a las 9:02 a. m., a las 9:26 a. m., a las 9:28 a. m., a las 10:21 a. m., a las 10:23 a. m., a las 10:47 a. m. y a la 1:22 p. m.
La presión solo cesó cuando finalmente, según ellos, se dio la entrega de la plata en el Tequendama Suites, en donde vivía Ortíz y que fue pagado por el poderoso Dapre, liderado en su momento por Carlos Ramón González.
Ortiz siempre ha dicho que ella no recibió esa plata y que, por supuesto, tampoco se la llevó a Name. Pero su celular la compromete.
“Una vez exportados los registros, se revisó y verificó a través de la herramienta filtro los eventos entre las celdas de tráfico de datos identificadas con las variables fecha y hora de origen, dirección y coordenadas geográficas con latitud y longitud, con el fin de realizar ubicación en el software SIC Google Earth Pro”, señala el reporte judicial sobre esa prueba.
El 12 de octubre, las celdas de su celular muestran que efectivamente ella estuvo en el Tequendama Suites y luego en el norte de Bogotá, exactamente en el sector de la residencia del presidente del Senado, Iván Name.
Los investigadores judiciales acudieron con esta información a la Superintendencia de Notariado y Registro. Y allí encontraron que en el punto al que fue Sandra Ortiz, el presidente del Senado, Iván Name, tiene un apartamento registrado a su nombre. La misma información la confirma el certificado de tradición y libertad del inmueble.
Además de esto, una serie de chats que aparecen los informes forenses reconstruyen, cronológicamente, el relato de Pinilla y López. Allí hablan de las reuniones, de los puntos de encuentro, de la urgencia de obtener los recursos y lo que tanto se esfuerzan en rechazar Name, Calle y Ortiz.
En el caso de Sandra Ortiz, también están las facturas que pagó la Presidencia de la República por sus constantes estadías en el Tequendama se convierten en una evidencia difícil de negar. Ella rechazó los señalamientos, negó las reuniones y advirtió que se trataba de “afirmaciones calumniosas”, pero su celular terminó por ubicarla en los sitios que la incriminan.