Política
El centro, en descenso: la coalición aún no encuentra la manera de emocionar a la gente
A pesar de que Fajardo replanteó su estrategia, las encuestas solo parecen mostrar un escenario cada vez más desfavorable.
Previo a la consulta interpartidista, la Coalición Centro Esperanza pasó más tiempo tramitando conflictos internos que haciendo campaña en las calles del país. Los desencuentros entre precandidatos se ventilaban en público y, cuando comenzaron a descender en las encuestas como la convergencia de menor intención de voto, se dieron cuenta de su principal error.
“Tenemos que reconocer quienes hacemos parte de la Coalición Centro Esperanza que no hemos sabido emocionar y no hemos sabido conectar con el pueblo colombiano”, dijo Juan Manuel Galán en enero de este año, luego de ver a la alianza relegada por detrás del Equipo por Colombia y el Pacto Histórico.
Estas falencias y malentendidos no ocurrieron por falta de tiempo. Las conversaciones para conformar una convergencia de centro comenzaron en septiembre de 2019 en un país que ya comenzaba a sentirse inconforme con el gobierno de Iván Duque. Para no cometer los errores del pasado, se anticiparon a los demás posibles candidatos con un bloque de centro sólido y lleno de figuras reconocidas.
Después de más de dos años de trabajo duro, planes, propuestas, pullas, altercados y salidas, no se logró emocionar. Resultó la coalición con menos votos en las consultas interpartidistas del 13 de marzo. El total fueron 2.287.603 sufragios a favor, votación que el Equipo por Colombia logró duplicar.
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Ahí comenzó la llamada “remontada” de Sergio Fajardo, una estrategia que pretendía recuperar el segundo puesto en intención de voto que Federico Gutiérrez le ganó después de las consultas. Contrató al reconocido estratega estadounidense Teddy Goff, se soltó en las tarimas, comenzó a ver las alianzas con mejores ojos y conformó un equipo amplio con objetivos claros.
Sin embargo, los errores seguían siendo los mismos que trajo la misma coalición durante la campaña previa al 13 de marzo. Así lo dijo el mismo Juan Manuel Galán, quien reconoció esa falencia del centro.
“Seguramente, los errores que se hayan cometido son, por ejemplo, que debe emocionar mucho más en la forma y fondo del discurso. La manera de comunicar seguramente sí ha fallado. Hay que buscar maneras más efectivas y eficaces”, indicó en conversación con SEMANA a principios de abril.
Después de dos semanas aplicando la estrategia de la “remontada”, la última encuesta Invamer lo registró en el cuarto lugar con una intención de voto de un dígito: 6,5 %.
Por otro lado, los demás candidatos parecen emocionar cada vez más a sus adeptos. Gustavo Petro llena plazas públicas y reúne a miles de personas alrededor suyo en cada visita a los territorios. Federico Gutiérrez, en una gran muestra de fortaleza, logró una manifestación de más de 5.000 personas en Ciénaga de Oro, pueblo natal del líder del Pacto Histórico.
Rodolfo Hernández no se queda atrás, convocando caravanas de cientos de vehículos y dando discurso frente a grupos de “rodolfistas” en las regiones.
Fajardo, por su parte, prefiere una forma tranquila de hacer política y centrada en reuniones más horizontales con sectores ciudadanos. Se le suele ver volanteando de carro en carro, tal como logró la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia.
Mientras las propuestas de sus contrincantes suelen ser ambiciosas, su campaña habla de “cambio responsable” y una manera cuidadosa de llevar a cabo las reformas que necesita el país. Mientras los punteros anuncian con bombos y platillos nuevas adhesiones, Fajardo es suspicaz con los partidos y políticos tradicionales.
En medio de un trabajo maratónico en las últimas semanas para recuperar terreno perdido, la nueva encuesta fue un golpe duro para el equipo de campaña de Sergio Fajardo. A pesar de esto, el candidato alentó a su equipo y les pidió “más fuerza, más compromiso y más energía”.
La actual elección parece repetir el escenario de polarización entre derecha e izquierda de la contienda pasada. A diferencia de 2018, en esta oportunidad parece haber un centro generoso. Ingrid Betancourt está dispuesta a bajarse de su candidatura para apoyar a un solo candidato que los represente. Fajardo y Rodolfo deberán escoger un mecanismo para definir quién apoya a quién.
Hay buen ambiente entre los candidatos, quienes son amigos personales y reconocen el momento decisivo en el que están: entre la opción de unirse o que el centro quede en el olvido en primera vuelta.