EL COLETAZO DEL 8.000
César Villegas y Guillermo Ortiz: dos personajes claves en la última etapa del escándalo.
El coletazo que empieza a dejar el proceso 8.000 es tan intenso como el que produjo el huracán Berta a su paso por el Caribe. Los primeros vientos huracanados soplaron hace 10 días cuando un juez sin rostro condenó a 63 meses de pena efectiva al ex tesorero de la campaña liberal, Santiago Medina. La decisión no solo envió a Medina a la clínica sino que generó una aguda polémica en círculos jurídicos porque quedó la sensación de que al ex tesorero le pusieron conejo. La intensidad del huracán se incrementó la semana pasada con la llegada por fin a Colombia del coronel Germán Osorio, el controvertido ex edecán del presidente Ernesto Samper, quien empezó a rendir testimonio en la Fiscalía sobre sus nexos con Elizabeth Montoya y su papel en la financiación de la pasada campaña presidencial. Pero el verdadero coletazo del 8.000 comenzó a sentirse desde el martes en la noche, cuando la comisión de fiscales sin rostro firmó una decena de órdenes de captura contra las personas que han sido denominadas por los investigadores como la línea media del proceso. Los requerimientos judiciales fueron formulados contra el empresario tolimense Guillermo Ortiz Gaitán y tres miembros de su familia; el ex parlamentario cordobés Jaime Lara Arjona y cuatro de sus parientes más cercanos. La última orden de captura fue expedida el jueves al medio día contra el conocido dirigente deportivo y hombre de negocios, César Villegas. Si el huracán Berta desapareció después de su devastador paso por las islas del Caribe, en Colombia el coletazo del proceso 8.000 apenas empieza a causar estragos. ¿Pero quiénes son estos nuevos protagonistas del escándalo del 8.000? ¿Y de qué los acusa la Fiscalía?
El caso Villegas
Este exitoso empresario bogotano de 43 años, hijo de un suboficial retirado técnico electricista, es uno de los personajes más controvertidos del país. Su brillante carrera, que comenzó como humilde estudiante del Instituto Técnico Distrital y que lo llevó a convertirse en un reconocido hombre de negocios, le servía como argumento para ufanarse de que su vida en Estados Unidos sería considerada como el sueño americano. En Colombia, se quejaba Villegas, su prosperidad era la de un mafioso. Villegas comenzó su sueño como un influyente funcionario bilingüe de la Aeronáutica Civil, a donde llegó en 1978, durante la administración del político antioqueño Alvaro Uribe Vélez, quien por ese entonces era considerado como la mano derecha de Ernesto Samper. Vélez fue la persona que presentó a Villegas con Samper, en lo que sería el comienzo de una estrecha amistad. Las actividades de Villegas como jefe de Planeación de Aerocivil las combinaba con algunos negocios de vivienda prefabricada que importaba de Canadá, donde se especializó en economía. A su salida de la entidad tuvo que enfrentar tres procesos que le inició la Procuraduría por su presunta participación en la expedición irregular de licencias de vuelo para aviones del narcotráfico. Pero el Ministerio Público no halló méritos para sancionarlo. A pesar de que salió bien librado en las investigaciones disciplinarias, en 1986 el gobierno de Virgilio Barco se negó a nombrarlo director de la Aerocivil. En una perfecta combinación de sus aficiones, los negocios y el fútbol, Villegas compró un buen paquete accionario de Independiente Santafé, lo que le permitió ingresar a su junta directiva en 1985. Al año siguiente llegó a la presidencia del club capitalino por decisión de los hermanos Piedrahita, los mayores accionistas de la institución. Era el preámbulo de una intensa vida pública, que le daría muchas satisfacciones pero también muchos dolores de cabeza. En 1989 participó en la fundación de la sociedad VTS Proyectos e Inversiones, una razón social que sirvió para la prestación de todo tipo de servicios bursátiles y financieros. VTS correspondía a las iniciales de los apellidos de los socios César Villegas, Juan Manuel Turbay -actual ministro de Comunicaciones- y Jacquin Strouss de Samper, la primera dama de la Nación, quien se desempeñó durante 50 días como gerente y después abandonó la sociedad en forma definitiva. Su campo de acción se amplió en varios frentes, incluida la construcción, las flores y la intermediación financiera en negocios muy conocidos como la venta del Banco Ganadero a un consorcio venezolano. En 1991 fue miembro de la junta directiva de Proexpo y de Monómeros Colombo-Venezolanos en representación del entonces ministro de Desarrollo, Ernesto Samper. También incursionó en el negocio de los medios de comunicación y adquirió el 17,5 por ciento de la programadora NTC Noticias, cuyo paquete accionario vendió hace un mes a los socios. Uno de sus más resonados negocios y que significó la culminación de su sueño como dirigente deportivo fue la compra del Santafé. Villegas ha sido mecenas de muchos políticos, desde Alvaro Uribe Vélez hasta Joselito Guerra de la Espriella. A ellos les ha colaborado con encuestas, asesorías, publicidad etc. Cuando Samper fue víctima de un atentado terrorista en marzo de 1989, Villegas contrató un avión por 12.000 dólares para traer de urgencia del Canadá a un eminente especialista de abdomen. Posteriormente le prestó su apartamento de Miami a Samper para su convalescencia De regreso a la arena política Samper sometió su nombre a la consulta popular de 1990 y enfrentó a César Gaviria. Un hombre clave en el engranaje financiero y en las relaciones públicas del movimiento samperista, en aquella elección, fue César Villegas. La importancia de Villegas en la campaña que finalmente salió derrotada, le dio alas para sentirse, cuatro años más tarde, con las mismas atribuciones. Pero fue el propio Samper el que desde la embajada en España frustró sus aspiraciones cuando le dijo que consideraba conveniente se marginara de la campaña. Los intereses políticoeconómicos de Villegas estaban dando pie a que en los círculos samperistas se hicieran chistes en el sentido de que Villegas se estuviera convirtiendo en el Paulo César Farías de Samper, en una clara alusión al fiasco que le costó la Presidencia a Fernando Collor de Melo en Brasil. Este marginamiento no le gustó nada a Villegas, quien se distanció cordialmente de su candidato. Una decisión que él mismo agradecería cuando estalló el escándalo de los narcocasetes. Villegas comentaba a sus amigos, mitad en chiste y mitad en verdad, que de no haberse distanciado estaría metido hasta el cuello en el lío de la financiación de la campaña. Sin embargo, su nombre apareció mencionado en una conversación telefónica entre Alberto Giraldo y Miguel Rodríguez. En ella se menciona su nombre y apellido y el devastador sobrenombre de 'El bandi' (ver recuadro). Su respuesta inicial sobre el asunto fue alegar que estaba retirado desde hacía más de un año y medio del tema político. Más tarde señaló que la despectiva referencia al 'bandi' en la conversación se debía a un rencor que guardaban los Rodríguez por haberse negado a vender el pase del jugador Adolfo 'El Tren' Valencia al América de Cali. Como sus explicaciones no convencieron, Villegas le pidió al Fiscal General de la Nación que reabriera una investigación por enriquecimiento ilícito que ya había precluido en su favor. La Fiscalía atendió la petición y meses después determinó que, en efecto, no había ninguna prueba que demostrara ese delito. Sin embargo, el contador del cartel de Cali, Guillermo Pallomari, volvió a mencionar el nombre de César Villegas cuando fue interrogado por fiscales sin rostro en Estados Unidos. En esa ocasión Pallomari señaló que Villegas era una persona muy allegada a los hermanos Rodríguez y que de las cuentas de fachada de la organización, abiertas para financiar la campaña samperista, le fueron girados varios millones de pesos. Con esa información los fiscales se dieron a la tarea de investigar en Colombia el posible destino de esos dineros. Fue así como hace un mes los investigadores descubrieron ocho cheques por un valor de 200 millones de pesos, girados y consignados en una cuenta de César Villegas. Según establecieron las autoridades, los giros provenían de una cuenta personal de Miguel Rodríguez. Los cheques fueron consignados entre 1992 y 1994. A esto se suma el que Santiago Medina, en una de sus ampliaciones de indagatoria, dijo que "al señor César Villegas y a Joselito Guerra de la Espriella, Fernando Botero les autorizó que de la campaña en Cali les entregaran 600 millones de pesos para su manejo directo. Desconozco a dónde fue a parar esa plata". Ante la gravedad de las evidencias halladas, la comisión de fiscales sin rostro tomó la decisión de ordenar la detención preventiva de Villegas para que rindiera indagatoria de inmediato por el presunto delito de enriquecimiento ilícito. El empresario tiene ahora la palabra para explicar la procedencia de esos cheques y aclarar cuál ha sido su verdadera relación con los Rodríguez Orejuela.
El caso Ortiz
Las otras órdenes de captura expedidas por los fiscales en desarrollo del coletazo del proceso 8.000 cobijaron a Guillermo Ortiz Gaitán, su señora Marta Cecilia Gaitán Cendales y sus cuñados, Félix Gaitán y José David Gaitán. ¿Pero quién es Ortiz? Para la mayoría de los colombianos su nombre es desconocido. Para los fiscales que investigan el caso este hombre puede llegar a convertirse en otro Jesús Sarria. De acuerdo con los investigadores, Ortiz Gaitán es un tolimense millonario que vive desde hace más de 35 años en el municipio de Chía al norte de Bogotá. La Fiscalía empezó a oír insistentemente el nombre de Ortiz por información recibida de testigos que denunciaron su incremento patrimonial. Por tal razón, desde hace más de un año un grupo de fiscales sin rostro se dedicó a seguirle los pasos. Fuentes judiciales le informaron a SEMANA que los investigadores descubrieron que para ocultar su fortuna Ortiz aprovechó las amnistías tributarias decretadas por los últimos tres gobiernos, con lo cual logró legalizar numerosas propiedades. Sin embargo, al parecer Ortiz no cubrió bien sus huellas y los investigadores han logrado consolidar un expediente por enriquecimiento ilícito, al parecer producto del narcotráfico, que en cifras de hoy alcanzaría una cifra superior a los 35.000 millones de pesos. De acuerdo con informes de inteligencia de la Policía, una de las más importantes propiedades de Ortiz es el Hotel Tocarema, de Girardot, Cundinamarca, cuya remodelación, en enero de este año, costó cerca de 11.000 millones de pesos. Otras pesquisas de la Fiscalía indican que Ortiz sería propietario de plantaciones de banano en Ecuador, de grandes extensiones de tierra en la sabana de Bogotá y de algunas urbanizaciones en los municipios de Chía, Cajicá y Cota. Con semejante poder económico muy pronto empezó a incursionar en la política. Según los investigadores, una de sus principales protegidas es la representante liberal Marta Catalina Daniels, que tiene su bastión político en Girardot. De acuerdo con la versión de algunos testigos, Ortiz habría financiado la pasada campaña política de la congresista. La Fiscalía envió a la Corte Suprema de Justicia los documentos que demostrarían los nexos entre Ortiz y Marta Catalina Daniels. Pero sus pretensiones políticas no se quedaron en la provincia. Ortiz decidió incursionar en las campañas presidenciales y fue así como en 1993 se presentó en los cuarteles samperistas. Allí no llegó como un intruso pues había conocido a Samper en 1991 cuando éste era ministro de Desarrollo. El congresista que los presentó fue Jorge Eduardo Gechem Turbay. En la reunión Ortiz le pidió ayuda al ministro Samper para tramitar un préstamo por dos millones de dólares con el Instituto de Fomento Industrial -IFI-, los cuales serían invertidos en una empresa para producir ferromanganeso. Pocas semanas después el crédito fue aprobado. En una entrevista con la revista Cambio16 en mayo pasado, Ortiz señaló que con sus amigos políticos logró votos para Samper en Cundinamarca, Boyacá y Nariño. Pero su colaboración no solo fue proselitista. En esa misma entrevista, Ortiz dijo que el entonces jefe de seguridad de Samper, el hoy coronel de la Policía Germán Osorio, lo visitaba con frecuencia y le pedía ayuda para la gasolina de los carros de la campaña. "Y yo lo hacía. El decía que la campaña estaba dura", agregó. No solo la Fiscalía colombiana está investigando a Ortiz. Desde 1992 existe una orden de captura en su contra dictada por la Fiscalía de Italia, que lo acusa de tráfico de droga. Ortiz fue incluido en el proceso penal italiano después de que en desarrollo de la Operación Brizuela las autoridades de ese país detuvieron a su cuñado, Ignacio Gaitán Cendales, porque supuestamente manejaba la distribución de narcóticos en Roma, Florencia y Nápoles y además sería enlace de la mafia española. De acuerdo con el expediente de las autoridades italianas, Ortiz Gaitán, su cuñado, Ignacio Gaitán Cendales, y Gonzalo Rodríguez Gacha, hacían parte de una poderosa red de narcotraficantes internacionales que desde 1988 manejaba el tráfico de drogas en ese país. De ese grupo de narcotraficantes fue detenido Gaitán Cendales, quien actualmente purga una condena de 30 años de prisión en una cárcel de Florencia, Italia. La última orden de captura expedida la semana pasada por los fiscales sin rostro afecta al ex congresista Jaime Lara Arjona y cuatro parientes cercanos. Al cierre de esta edición las autoridades habían detenido a Janeth Lara, quien manifestó que su hermano se presentará en los próximos días en la Fiscalía. Cuando ello ocurra Lara Arjona y sus familiares tendrán que responder por el presunto delito de enriquecimiento ilícito. La Fiscalía estableció que por intermedio de las cuentas de fachada del cartel de Cali les fueron girados cheques por una cifra cercana a los 500 millones de pesos. El coletazo del 8.000 no ha terminado. La Fiscalía se apresta a tomar decisiones de fondo en los casos de otra veintena de personas que de manera directa o indirecta estuvieron relacionadas con los dineros que recibieron del narcotráfico para financiar sus campañas políticas.