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El declive de Gustavo Bolívar: de alfil de Gustavo Petro a uno de sus grandes problemas
El senador pasó de ser el principal alfil de Gustavo Petro a convertirse en uno de sus grandes problemas. Su radicalismo alimenta la polarización e incluso divide a la Colombia Humana. Sus líos ya están en manos de la justicia.
El senador Gustavo Bolívar se ha convertido en un dolor de cabeza permanente para el candidato presidencial Gustavo Petro. Incluso en su propio movimiento, la Colombia Humana, hay un evidente malestar y muchos en voz baja comentan que el otrora libretista de televisión les está haciendo daño a las aspiraciones del exalcalde de Bogotá. ¿En qué momento Bolívar pasó de ser una pieza fundamental en el engranaje del petrismo a ser un factor de división, conflictos y escándalos?
Bolívar ya no brilla como antes, está en un declive político y se volvió habitual ver su nombre involucrado en todo tipo de trifulcas. Sus pronunciamientos son cada vez más agresivos y provocadores, a tal punto que insinuó que el atentado contra el helicóptero en el que viajaba el presidente Iván Duque, en Cúcuta, fue “un autoatentado”. El mandatario le respondió: “El que las hace se las imagina. Cuando las personas están acostumbradas a diseñar libretos todos los días para deformar la realidad, es posible que caigan en ese tipo de tentaciones”, dijo el primer mandatario.
La actitud de Bolívar dista de la llamada “política del amor” que promueve Petro, y sus acciones radicales, como el apoyo a la primera línea, lo tienen en la mira de la justicia. “Sería un honor ser condenado”, dijo el congresista al conocer la denuncia en su contra en la Corte Suprema por estos hechos. Últimamente, denuncias por morosidad en deudas con particulares, la Dian y la Secretaría de Hacienda de Bogotá también lo mantienen en el ojo del huracán.
A pesar de tener el estatus de senador, Bolívar actúa sin filtro alguno. Sus redes sociales le sirven como una trinchera desde donde dispara hacia todos los flancos, incluyendo a sus propias tropas. A sus contradictores políticos los descalifica e insulta y no los baja de “fascistas, paramilitares y mafiosos” y una que otra vez ha usado palabras de grueso calibre, a los policías les dice “malditos y cerdos”, veta a medios de comunicación, y ahora desconfía hasta de su sombra. “El peor enemigo de la izquierda no es la derecha, es la izquierda misma”, aseguró esta semana en su cuenta en Twitter.
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El punto de quiebre para Bolívar llegó cuando se la jugó precisamente por la cuestionada primera línea, algunos de cuyos integrantes han sido imputados por promover la violencia. Él cerró filas en torno a esta polémica agrupación. Aunque Petro lo apoyó en medio de las críticas, le habría advertido de la inconveniencia de impulsar una recolecta para ellos. “A Petro no le gustaba la ayuda para la primera línea con escudos y cascos. Dijo siempre que era mejor ayudar económicamente a las familias de las personas que murieran o ayudar a quienes les habían golpeado el ojo o lo podían perder”, aseguró en su momento el senador petrista Armando Benedetti en SEMANA.
A pesar de que van 165 capturas de integrantes de la primera línea, a quienes la Fiscalía responsabiliza de homicidios, terrorismo, torturas y vandalismo, entre otros, Bolívar ha persistido, terco, en respaldarlos, sin importar que fue denunciado. De hecho, Bolívar usa constantemente el casco que se convirtió en el símbolo de la primera línea. Así lo vio el país el pasado 20 de julio, en la instalación del nuevo periodo legislativo del Congreso, cuando pretendía ser elegido como vicepresidente del Senado y resultó derrotado estrepitosamente, y de manera inédita, por el voto en blanco. Pocos respetaron los acuerdos políticos. Por sus malas maneras, lo cierto es que Bolívar se ha ganado la antipatía de muchos de sus colegas en el Congreso, una corporación a la que ha calificado de ser “un nido de ratas”.
Aun cuando se presenta como el principal alfil de Petro, su situación en el Pacto Histórico no es fácil. De hecho, él mismo ha reconocido, en varias entrevistas, que está recibiendo fuego amigo de un sector de su colectividad que lo quiere sacar a sombrerazos. Algunas fuentes consultadas por SEMANA reconocieron que lo que está ocurriendo con Bolívar está impactando de manera negativa la campaña presidencial de Petro, justo cuando está punteando en las encuestas y busca verse más moderado ante un sector al que le genera miedo.
A Bolívar, varios militantes del petrismo y el Pacto Histórico lo culpan del desplome de Petro en el gran estudio electoral de SEMANA del mes de junio, en el que perdió cuatro puntos en la intención de voto (pasó del 25 por ciento al 21). A Petro se lo han advertido varias veces en su círculo más cercano: “La radicalización de Bolívar está haciendo mucho daño”, a menos de un año de la primera vuelta presidencial.
Gustavo Bolívar sabe del poder que tiene en las redes sociales y se ufana de él. “No contaban con que teníamos esta arma hoy en día y aquí yo les estoy haciendo más daño que toda la guerrilla junta, toda la vida, con 15.000 o 30.000 armas”, dijo en su momento exhibiendo su teléfono celular, en una actitud desafiante. En otra ocasión lanzó la siguiente advertencia: “Nosotros no conocemos la palabra miedo, vamos a seguir, y a llegar a la Casa de Nariño a expulsar a todos estos paramilitares corruptos de mierda; no nos van a asustar”.
Al senador se le relaciona con youtubers y activistas digitales, algunos de los cuales buscan conformar la lista del Pacto Histórico al Congreso. La mayoría de ellos tiene en común un discurso muy agresivo contra aquellos que piensan de manera diferente y se dedican al matoneo en las redes sociales. Justamente, a Bolívar y a algunos de esos influenciadores les llovieron críticas por la fuerte presión a la que sometieron a Felipe Pasos, un joven que terminó quitándose la vida hace unos días. En las últimas semanas, Pasos había revelado que acompañó muchas veces a Diego Díaz, el hijo del actor Bruno Díaz, a cobrar una vieja deuda que Bolívar tenía con su amigo. Pasos contó que Bolívar nunca dio la cara y era evasivo.
Esa controversia le ha salido cara a Bolívar, al Pacto Histórico y, por supuesto, al propio Gustavo Petro. Bruno Díaz no ha ahorrado calificativos contra el senador, a quien ha tildado de ser un “falsario, bufón, bribón, aletoso, palurdo, atarbán, estrafalario, embaucador y bellaco maquillado”. Bolívar quedó contra las cuerdas. En las redes sociales, durante varios días, se ventilaron las críticas más ácidas contra un senador que prometió en su momento darle un giro a la política en el país, enarbolar las banderas de la decencia, la transparencia y la lucha contra la corrupción, pero que ha desilusionado a muchos y, en ciertos aspectos, ha dado un mal ejemplo.
El episodio denunciado por Bruno Díaz, cuyo hijo falleció en abril esperando el pago de la deuda, puso al descubierto además una paradoja: el mismo congresista, conocido por sus exitosas narconovelas, su lujosa casa en Miami, su yate y un hotel en Ricaurte (Cundinamarca), empieza a recibir toda clase de señalamientos por evadir deudas y no ser cumplido en el pago de sus impuestos, así como por actuar en contravía de lo que pregona ante la opinión pública. “Doble faz”, le dijo Díaz.
Estar envuelto en escándalos parece ser la cotidianidad de Bolívar. La alcaldesa Claudia López, otra política que protagoniza peleas y escándalos constantes, enfiló baterías hace poco en su contra y lo señaló con nombre propio de estar detrás de los hechos de violencia en Bogotá. “El senador Gustavo Bolívar, de manera irresponsable, ha recaudado recursos y los ha entregado. Dotaciones de cascos, guantes. ¿Para qué quiere guantes un joven que protesta? ¿Para qué necesita un guante? ¿Para salir a protestar? No. ¿Sabe para qué usan guantes los vándalos? Para poder mandar bombas molotov contra la Policía, contra TransMilenio, contra la ciudadanía y no quemarse”, les dijo la alcaldesa a los medios. “Una es la primera línea del Congreso con Gustavo Bolívar y el petrismo a la cabeza, y otra es la primera línea que vemos en la calle, tirando piedras, destruyendo bienes públicos, haciendo actos de vandalismo. Eso es inaceptable”, agregó la mandataria.
Aunque negó los señalamientos de la alcaldesa, Bolívar arremetió contra ella con un lenguaje tan inapropiado que terminó despertando la solidaridad con la mandataria hasta entre sus más duros críticos. “Rastrera de la peor calaña, mediocre, te quedó grande la ciudad”, le dijo Bolívar, en su acostumbrado lenguaje altisonante y grosero. El congresista, que viene del mundo del entretenimiento, la farándula, las luces, las cámaras, los sets de grabación, es hoy uno de los principales promotores del odio a partir de sus mensajes agresivos en las redes sociales.
Esta semana, la periodista Darcy Quinn, en La FM, también reveló que Bolívar tuvo que llegar a un acuerdo de pago con la Dian tras varios incumplimientos en sus obligaciones tributarias. Lo curioso es que hace un tiempo, Bolívar, con voz enérgica, calificaba de “miserables” a algunos líderes políticos que, según él, no pagaban impuestos. Bolívar ha reconocido todas las deudas que han salido a la luz pública y tuvo que declararse impedido para votar la reforma tributaria por las obligaciones pendientes ante la Dian.
Así llegó a la política
Bolívar creó la Fundación Manos Limpias para tratar de posicionar un discurso contra la corrupción. La creó en la ‘marcha de los antifaces’ en 2011 y desde entonces, por medio de esa organización, ha convocado a protestas en el país. Eso lo fue acercando a Gustavo Petro y a los líderes de la Colombia Humana. Fue Hollman Morris quien vio en Bolívar a un líder potencial y lo llamó para que encabezara la llamada Lista de la Decencia al Senado en 2018. Lo mismo hizo Morris con María José Pizarro para la Cámara.
Bolívar ya tenía reconocimiento por sus telenovelas y series sobre el narcotráfico y mantenía un discurso crítico con la derecha que le servía al petrismo. Lo que nadie pensaba es que Bolívar se convertiría en la mano derecha de Petro, más allá de los líderes que había tenido cerca. Cuando perdió la segunda vuelta con el presidente Duque, Petro tomó el puesto en el Congreso, gracias al estatuto de la oposición, y desde entonces Bolívar se le ha sentado al lado. En las sesiones es común verlo grabando sus discursos y apoyándolo en los debates, tal como lo hizo en la anterior campaña presidencial.
Poco a poco, Bolívar se fue convirtiendo en la mano derecha de Petro. Actualmente es quien tiene mayor exposición, especialmente por el programa de opinión Los Gustavos, del Tercer Canal (de propiedad de Morris), en el que aparecen los dos y leen columnas de opinión. Esto incluso ha generado molestias en el petrismo por la sobreexposición que tiene Bolívar al lado de Petro cada ocho días.
Sin embargo, hay un dato desconocido: Bolívar perteneció al Nuevo Liberalismo, el movimiento de rebeldía con el oficialismo liberal que creó Luis Carlos Galán. Durante los últimos días, cuando la Corte Constitucional le devolvió la personería jurídica a esa colectividad, el senador de la Colombia Humana escribió en Twitter: “Tuve el honor histórico de pertenecer en mi juventud al Nuevo Liberalismo de Galán, Lara y Parejo. Celebro que la Corte reviva esa personería jurídica. Los herederos de esas ideas de transparencia en la política tienen un gran reto. ¿Para cuándo la personería de la Colombia Humana?”.
Bolívar se ha encargado de mostrar, en ocasiones, una faceta excéntrica. En un video, que él mismo publicó en YouTube, mostró la propiedad que tiene en la Florida y que en ese momento estaba avaluada en 3.600 millones de pesos. Según la herramienta Zillow, que estima los valores de mercado de propiedades en Estados Unidos, la casa de Gustavo Bolívar en Miami valdría unos 1.887 millones de dólares, es decir, al precio del dólar hoy, unos 7.200 millones de pesos aproximadamente. En el video, Bolívar también reveló que tiene un yate que cuesta, según él, 70.000 dólares (unos 266 millones de pesos). Su casa cuenta con piscina y tiene salida a un lago en un exclusivo sector de Miami.
También dejó ver que tiene importantes obras de arte de artistas colombianos, y dos carros, uno de ellos un BMW eléctrico. “He sido transparente, todo esto lo declaré en el momento de ingresar al Senado. No es como han dicho que es una ‘supermansión’, pero aquí está mi casa”, afirmó en ese entonces.
Se sabe que Bolívar también tendría otras propiedades en Estados Unidos y Bogotá, además de empresas. A finales de los años noventa, se posicionó como libretista de televisión. Ha escrito más de 2.000 libretos, entre ellos 250 para la Unidad investigativa; 430 de Pandillas, guerra y paz; 270 de El precio del silencio, 240 de Me amarás bajo la lluvia, entre otros. Sin embargo, Sin tetas no hay paraíso, una de sus series, se convirtió en su mayor éxito. También escribió El capo e hizo una adaptación de la famosa serie Los Victorinos. Durante su paso por el Congreso ha participado, como autor, en 116 proyectos de ley, ha sido ponente de 27 iniciativas y ha realizado 15 citaciones de control político.
En la mitad de la discordia
En las peleas internas entre los líderes del petrismo, Bolívar siempre es el centro de la controversia. Con Armando Benedetti protagonizó un fuerte choque que amenazó con hacer trizas el Pacto Histórico. Cuando notificaron a Benedetti de una investigación en la Corte, Bolívar dijo: “Creo en la Corte. Si Benedetti es culpable, irá preso; si es inocente, será absuelto (...) Le pido que se retire del Pacto mientras resuelve su situación”.
A Benedetti dicho pronunciamiento le cayó muy mal. “Curioso que usted hoy confíe tanto en Cristina Lombana. Gustavo Bolívar, su clasismo y su machismo, sumado a su afán de protagonismo, son el verdadero obstáculo que tiene el Pacto Histórico. Me voy no por su petición, sino por su actitud desleal, canalla y de un hijueputa”, le dijo Benedetti, al presentar su renuncia al movimiento. La pelea disgustó al propio Gustavo Petro. Su hijo Nicolás terció a favor de Benedetti: “Me preocupa mucho la actitud de Gustavo Bolívar, ayer se fue en contra de María José Pizarro, hoy saca del Pacto Histórico a Armando Benedetti, difícil sumar así”. Tras la tormenta, ambos resolvieron las diferencias, gracias a los mediadores, pero es evidente que la llegada de Benedetti al petrismo no le ha agradado a Bolívar porque le ha quitado protagonismo.
La pelea de Bolívar con Pizarro también fue aguda. Ella dijo que había recorrido “más de 4.000 kilómetros en 21 días” para consolidar el Pacto Histórico, en marzo de este año. Bolívar la criticó por supuestamente “hacer campaña con sueldo y carros del Estado”. El hecho molestó a Inti Asprilla, quien también se metió en la pelea y dijo que si no se hacía política como Bolívar quería, entonces nada funcionaba. “A este paso, María José Pizarro y todos nosotros vamos a tener que pedirle perdón a Gustavo Bolívar por no ser como él. Canibalismo político de izquierda 2021”, aseguró Asprilla.
En una entrevista que concedió Ángela María Robledo a la revista Bocas a finales de julio, afirmó que una de las razones para irse de la Colombia Humana fueron las “lecciones de feminismo” de Bolívar. Robledo señaló que sintió profunda indignación e incluso cuestionó al senador de frente. En general, algunas lideresas de la Colombia Humana lo han cuestionado por su machismo. En enero de este año dirigió un encuentro de las mujeres de la Colombia Humana, llamado ‘Chismoseadero con Gustavo Bolívar’, lo que desató una tormenta.
Ni Roy Barreras se ha salvado de los choques con Bolívar. Barreras, a raíz de la polémica por la financiación de la primera línea, dijo que Bolívar había “caído en una trampa”. Él le respondió: “Quiero decirle a él que yo no he caído en ninguna trampa. Todo ha sido bastante medido, yo lo consulté con los abogados, no he hecho nada ilegal, no he comprado elementos ilegales, todo lo venden en mostradores, en almacenes de cadena, las facturas están en la página de Manos Limpias, se ha pagado hasta el IVA; entonces, a mí no me pueden meter en ese cuento de que me equivoqué o que caí en una trampa”.
Esta radiografía del declive político de Bolívar lleva a varias preguntas. ¿Gustavo Petro está dispuesto a seguir poniendo en riesgo su candidatura presidencial por su lealtad a Bolívar o llegó el momento de tomar distancia? ¿Le conviene a Petro que Bolívar siga siendo su principal alfil? ¿El extremo radicalismo de Bolívar le quita más votos a Petro de los que él pone? ¿Qué hará Petro con todas las inconformidades en el Pacto Histórico por las polémicas actuaciones de Bolívar? ¿Las posturas de este senador representan a Petro? El líder de la Colombia Humana se ha preocupado por alejar el miedo entre millones de personas, pero Gustavo Bolívar, con sus actitudes tóxicas, no contribuye a ello. El libreto, en esta oportunidad, no le está saliendo bien.