Hasta ahora, los cálculos han contemplado el precio del dólar que alcanzó techos históricos –por encima de los 4.000 pesos–, la significativa caída del precio del petróleo –que se acerca a los 30 dólares por barril–, las cuentas fiscales del Gobierno que en los próximos años tendrán grandes complejidades y el número creciente de contagiados por la pandemia. | Foto: Montaje SEMANA

ECONOMÍA

45 casos en Colombia: el duro impacto económico que tendrá el coronavirus

El precio del petróleo, los niveles históricos del dólar y la preocupación por las cuentas fiscales se llevan toda la atención. Mientras tanto, el desempleo podría crecer silenciosamente.

15 de marzo de 2020

El complejo panorama generado por el choque petrolero y el impacto del coronavirus profundizarán la dramática situación del desempleo, que, lejos de reducirse, podría crecer. Este domingo el país confirmó la cifra de 45 contagiados y el presidente Duque tomó medidas adicionales. La restricción del ingreso de extranjeros fue la principal de esta última tanda de anuncios para enfrentar la pandemia. También se anunció la suspensión del tránsito de cruceros. 

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Los impactos económicos de lo que está pasando serán muy altos. Hasta ahora, los cálculos han contemplado el precio del dólar que alcanzó techos históricos –por encima de los 4.000 pesos–, la significativa caída del precio del petróleo –que se acerca a los 30 dólares por barril–, las cuentas fiscales del Gobierno que en los próximos años tendrán grandes complejidades y el número creciente de contagiados por la pandemia. Pero falta detenerse en el golpe que recibirá el empleo, que ya viene de capa caída. Solo en 2019 disminuyó la población ocupada en el país en la década pasada. Según el Dane, Colombia perdió 170.000 personas que tenían alguna ocupación, cuando en los nueve años anteriores se vincularon más de 4 millones a la estructura laboral nacional.

El descenso del año pasado coincidió con el peor índice de desempleo en los últimos siete años: 10,5 por ciento. Este indicador se ha convertido en un verdadero karma y en una de las principales preocupaciones. En especial, porque se presentó cuando la economía experimentaba uno de los mayores rebotes en su crecimiento: de 1,4 por ciento que creció el PIB en 2017 pasó a 3,3 por ciento el año anterior.

Algunos han responsabilizado del deterioro de la situación laboral a la migración venezolana. Pero cálculos de expertos consideran moderado este impacto, y Fedesarrollo lo estima en apenas una décima. Pero sí se refleja en el empleo informal por cuenta propia, pues 500.000 personas salieron en 2019 de esa categoría mientras entró una cantidad grande de migrantes venezolanos. Es decir, el impacto no está en la tasa de desempleo, sino en la de participación laboral. Por eso se dispara la cifra de inactivos.

Antes de estallar la crisis de este año, era claro que la tasa de crecimiento de la economía no alcanzaba para reducir el desempleo.

Según Fedesarrollo, la tasa de crecimiento económico que permitiría aumentar el empleo se acerca a 3,8 por ciento. Aunque los analistas, incluso los más optimistas, como el propio Gobierno, fijaban esa cifra por debajo de ese nivel. En el mejor de los casos, podría llegar una pequeña reducción en la desocupación al cierre de este año, que lo llevaría a 10,3 por ciento. No obstante, no alcanzaría un solo dígito.

Sin embargo, han cambiado las circunstancias y el panorama empeoró. Por un lado, los analistas anuncian que revisarán sus proyecciones de crecimiento a la baja. En muchos casos se pueden situar por debajo de 3 por ciento, lo que hace imposible contener el desempleo vía crecimiento.

Y, por otro lado, está el comportamiento de los sectores. El año pasado, el agro impulsó la ocupación hacia terreno negativo, con una caída de más de 200.000 empleos. Mientras tanto, el comercio, los hoteles y los restaurantes ganaron más de 40.000 trabajadores, detrás de la construcción, sobre todo, de obras civiles.

Precisamente, los sectores más dinámicos del año pasado en cuanto a generar nuevos empleos, aparte de la construcción, hoy están en el ojo del huracán. El turismo, el comercio, la hotelería y otros afines, como la aviación y el entretenimiento, pasan por su momento más complejo. Todo ello por el aislamiento de las personas y la cancelación de numerosos eventos, conciertos y actividades deportivas y culturales, que van a dejar cesantes a miles de trabajadores. Además, la baja actividad económica podría poner en jaque empleos formales en sectores industriales y de servicios.

Todavía nadie se atreve a calcular el desempleo al final del año. Pero según la profundidad a la que llegue la crisis actual, podría estar 1 o 2 puntos porcentuales por encima del año pasado. El Gobierno tendrá que pensar rápidamente cómo enfrentará su política anticíclica para que el empleo no se derrumbe. Ya anunció una misión a fin de que haga recomendaciones, que, seguramente, tendrán que incluir estos escenarios recientes. Las decisiones no dan espera. 

El turismo, un gran coletazo

A comienzos de enero, la Organización Mundial del Turismo (OMT) presentó sus pronósticos para el sector. Entonces, los vientos seguían soplando a favor de esta actividad en el mundo. Mostraban, por ejemplo, que en 2020 el número de viajeros crecería entre el 3 y el 4 por ciento. Sin embargo, esta semana corrigió las cifras y los nuevos estimativos indican que la actividad podría caer entre el 1 y el 3 por ciento. Esto representaría pérdidas hasta por 50.000 millones de dólares y recorte de al menos 50 millones de empleos, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por su sigla en inglés). Todo por el pánico desatado por el coronavirus.

En menos de tres meses, el panorama cambió radicalmente, con cientos de reservas hoteleras y vuelos cancelados o aplazados, bares y restaurantes desiertos y numerosos eventos suspendidos. Todo esto a pocos días de la temporada alta de Semana Santa, clave en Colombia para el turismo. Según la Anato, gremio de las agencias de viajes, estas podrían verse afectadas del 15 al 20 por ciento en esta temporada. Pero esas cifras podrían aumentar por efectos de una mayor devaluación del peso.

Los cruceros también están en jaque por las medidas adoptadas por los Gobiernos. El colombiano suspendió desde esta semana los desembarcos para evitar nuevos casos de covid-19. No hay que olvidar los ingresos monetarios que produce la llegada de esos buques turísticos al país.

Los hoteleros también hacen cuentas de sus pérdidas. Cotelco estima que entre el 8 y el 12 de marzo los hoteles han dejado de recibir ingresos por unos 45.000 millones de pesos. El sector no ha cuantificado las cifras, pero las proyecciones indican que este será un año oscuro.

Las empresas de eventos han tenido que enfrentar pérdidas por cancelación de cientos de encuentros deportivos, culturales, musicales y empresariales. Ellas tienen en jaque el modelo financiero y sobre todo la confianza.

Los efectos mundiales para el sector aéreo no tienen precedentes. En el mundo, las aerolíneas cancelaron en febrero más de 70 vuelos hacia China y otros países asiáticos con altos niveles de contagio. En América Latina, por ejemplo, Avianca anunció que reducirá temporalmente sus frecuencias a Europa entre 30 y 40 por ciento, y Latam tomó medidas similares.

De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), las aerolíneas dejarán de percibir ingresos que oscilan entre los 63.000 y 113.000 millones de dólares si el impacto del covid-19 se mantiene por tres o por seis meses.

Esas compañías han tomado medidas extremas para asegurar su supervivencia, como reducir vuelos, lo que significa dejar en tierra un gran número de aviones, reducir los costos con medidas de emergencia, mientras hacen todo lo posible por mantener las economías del mundo interconectadas.

Las europeas EasyJet y Ryanair han quedado muy afectadas, mientras que Flybe anunció su quiebra e informó a sus clientes la suspensión inmediata de las actividades.

Lufthansa, una de las más grandes del mundo, canceló 7.000 vuelos y puso 150 aviones en tierra. Air France reducirá el 3 por ciento sus operaciones de largo alcance y 17 por ciento de las domésticas, mientras que KLM disminuirá los vuelos de largo alcance en una cantidad similar. El domingo, la aerolínea estadounidense American Airlines anunció que a partir de este lunes 16 de marzo reducirá en un 75% los vuelos internacionales de larga distancia desde EE.UU., esto por la disminución de la demanda y por cambios en las restricciones de viajes que fueron recientemente impuestas por el presidente Donald Trump con el fin de evitar la propagación de la pandemia de coronavirus en el país.

El año no pinta bien para el sector. Todos anticipan pérdidas millonarias y que muchas empresas no sobrevivirán al virus. Este, además de afectar la salud, le está pasando una costosa factura a un sector crucial alrededor del mundo. 

El neumólogo Fabio Varón explica la importancia de que, tanto gobierno como ciudadanía, sigan con rigurosidad el plan de contención. Dice que no hay que caer en pánico, pero sólo la conciencia social evitará que el país entre en una crisis sanitaria.