POLÍTICA

El desgaste de la Alianza Verde: divisiones y pujas por el 2022

A pesar de que la Alianza Verde tuvo un gran protagonismo en las elecciones regionales de 2019, sus líderes atraviesan por una fuerte división de cara a las presidenciales de 2022.

22 de febrero de 2021
Alianza Verde
¿Podrá superar sus disputas internas la Alianza Verde? | Foto: SEMANA

En 2010, la candidatura de Antanas Mockus generó tal nivel de esperanza y entusiasmo que nació un movimiento conocido con el nombre de Ola Verde. El profesor puso en aprietos a Juan Manuel Santos, que tenía el apoyo de los partidos tradicionales, representaba la política tradicional y era la continuidad del gobierno de Álvaro Uribe.

Ese entusiasmo se fue consolidando y poco a poco el partido fue ganando terreno y reconocimiento. En 2018 Mockus fue uno de los más votados al Congreso con unos 550.000 votos, solo superado por Uribe. Eso generó que pudiera arrastrar a varios de la lista que venían detrás de él y obtener más curules, a pesar de que el Consejo de Estado terminó por anular su elección.

Aún así, en los comicios regionales de 2019, el Verde contó con un gran respaldo, y además de ser uno de los más votados, conquistó varias alcaldías y gobernaciones, entre ellas las de dos ciudades principales: Bogotá, Cali.

En el caso de la capital del país, Claudia López obtuvo una votación histórica (más de un millón de votos). Se convirtió en la primera alcaldesa de Bogotá y la primera de la comunidad LGBTI. En Cali Jorge Iván Ospina también tuvo un gran respaldo.

Al comienzo de sus mandatos los tres contaban con amplio respaldo, sin embargo, el desgaste de la pandemia ha sido evidente y a eso se han sumado hechos puntuales que han dejado críticas y cuestionamientos por sus decisiones.

Según la última encuesta de Datexco, Claudia López cuenta con el 56 por ciento de aprobación; Daniel Quintero con el 64 por ciento y sin duda el más diciente es Jorge Iván Ospina que solo es respaldado por el 28 por ciento.

A López le han salido opositores no solo de diferentes sectores sino hasta de su mismo partido. En Bogotá algunos concejales y representantes a la Cámara han criticado la gestión del Distrito y esto no ha gustado al gobierno local. En el concejo Martín Rivera ha cuestionado los apoyos económicos en medio de la pandemia y hasta llegó a votar en una ocasión en contra del secretario de Movilidad, Nicolás Estupiñán. El argumento de Rivera es que se debe a su electorado y no a las dinámicas políticas.

Además de Rivera, desde la Cámara de Representantes Katherine Miranda e Inti Asprilla han criticado algunos puntos de la gestión del Distrito y esto ha generado disgusto en la alcaldesa directamente. Tanto así que antes de ir a su primera cita de revocatoria, López citó a los líderes del Congreso y del Concejo para preparar su estrategia de defensa, pero ni Miranda ni Asprilla estuvieron invitados. A Asprilla no le sorprendió, pero el disgusto de Miranda fue evidente, a pesar de que la situación se habría solucionado luego con una conversación entre ambas.

En Medellín, el concejal Daniel Duque ha hecho una férrea crítica a la gestión de Quintero, incluso, por eso fue sancionado por el partido. De inmediato, esta decisión generó un rechazo en algunos que llegó hasta los líderes a nivel nacional. Juanita Goebertus, Angélica Lozano, Iván Marulanda, entre otras de las principales cabezas enviaron una carta diciendo que no compartían la decisión. Pero de fondo, lo que se supo es que habría una fuerte división en el partido por la política local más allá del incidente.

El factor Fajardo

Los disgustos en el Verde han ido incrementando con las decisiones que se toman de cara a las presidenciales de 2022. La llegada de Sergio Fajardo al partido no tiene muy contentos a varios líderes de la colectividad y estas diferencias han sido evidentes en algunos miembros.

Desde el principio, el Verde se ha caracterizado por tener diferencias ideológicas dentro de un mismo pensamiento de centroizquierda, pero hasta ahora no habían sido tan claras. Uno de los más críticos ha sido Inti Asprilla, quien se ha negado a que Fajardo los vaya a representar y se ha distanciado de esas decisiones, incluso subiendo el tono de la discusión. Aún así, esta semana el representante dijo que había tenido una conversación con Antonio Navarro, codirector del partido, y señaló que hay que “pasar la página”.

Pero ese rechazo porque Fajardo sea su candidato ha salido desde las bases. Ediles de Bogotá y de Cali han manifestado públicamente su disgusto porque sea él quien los represente en 2022. “Personas como Sergio Fajardo, quien en más de una ocasión ha acudido al partido exclusivamente en coyunturas electorales para luego desvincularse a conveniencia de los procesos de base y construcción del partido, no deberían tener ninguna posibilidad de participar en el proceso de elección de candidatura propia”, dijeron.

Sergio Fajardo enfrenta el desgaste de haber competido en el pasado. Sus opositores le hacen una guerra para invalidarlo. Aun así, es uno de los candidatos más fuertes para 2022.

Así mismo, esta semana una lideresa indígena nasa renunció al partido. Fabiola Piñacué llevaba varios años en la colectividad y había acompañado decididamente a Claudia López en su campaña a la alcaldía. Sin embargo, decidió dar un paso al costado y retirarse de la colectividad por el apoyo irrestricto que se le ha dado a Fajardo, lo relacionó con Hidroituango y argumentó que primero estaban sus principios ambientales.

Además de la falta de pronunciamientos sobre diversos temas de interés nacional y otras dudas que genera en la colectividad el exgobernador de Antioquia, también se le suman las investigaciones en su contra por el megaproyecto energético. Eso no solo genera disgustos en el mismo partido sino que será usado por la oposición para atacarlo si llega ser el eventual candidato de la centroizquierda como hasta ahora se posiciona.

A pesar del disgusto de varios de los líderes porque el exgobernador de Antioquia sea su apuesta en las próximas elecciones, también son conscientes de que más allá de él no cuentan hasta el momento con un candidato fuerte que los represente. Por ahora se han lanzado al ruedo Antonio Sanguino, Sandra Ortiz e Iván Marulanda, quien ha hecho gran parte de su carrera al lado de Fajardo.

En los próximos días saldrán dos apuestas más. Los exgobernadores Camilo Romero y Carlos Amaya anunciarán oficialmente su precandidatura por el Verde. Romero cuenta con amplio respaldo dentro de la colectividad y varios ven en él una posibilidad fuerte para competir, además, lo diferencia de Fajardo su buena relación con Petro y eso los acercaría a una eventual alianza con la izquierda, aunque él dice que es respetuoso de lo que decida el partido. Otro de los nombres fuertes que podría ser la alternativa si decide lanzarse es Alejandro Gaviria, pero el rector de la Universidad de los Andes aún no se decide.

A pesar de que las diferencias han aumentado y varios lo reconocen, también se defienden diciendo que más que una división se trata de la muestra que en el Verde caben diversas opiniones.

“El Verde es de todos los colores, hay todas las tonalidades, eso es maravilloso en un sentido del respeto a la diversidad, el respeto a lo distinto. El partido Alianza Verde no tiene un caudillismo, un ejercicio de jefe únicos, el Verde es de múltiples y respetables liderazgos. Tenemos puntos de vista y algunos son distintos, pero hay algo crucial y es que nos ponemos de acuerdo en propósitos comunes”, le dijo a SEMANA Camilo Romero.

¿Podrá la Alianza Verde resolver sus diferencias y congregarse alrededor de un candidato único al que todos apoyen? Por ahora las fichas del tablero electoral se siguen ajustando y la foto de la centroizquierda cada vez tiene nuevos integrantes, una de las que se sumó recientemente fue Ángela María Robledo, luego de salir del petrismo.

No será una tarea fácil. Mientras en la derecha se congregan en torno a un propósito y en la izquierda buscan fortalecerse, en el Verde lo que por ahora parece claro es que hay divisiones internas, pero a pesar de eso se mantendrán en ese bloque para buscar derrotar a los otros dos sectores, así muchos no compartan la idea.