Economía

El doble golpe al archipiélago

A la crisis que ocasionó la pandemia se sumó el desastre que provocó Iota, el cual agudiza la crisis del archipiélago. La reconstrucción es urgente para reactivar la economía, el empleo y el turismo hacia la isla.

22 de noviembre de 2020
La economía del archipiélago fue muy afectada por la covid-19, ya que depende principalmente de actividades no esenciales como el turismo y el comercio.

El domingo 22 de marzo, el mismo día que el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés cerró su operación para reducir la velocidad de los contagios por coronavirus, su economía se frenó en seco. Después de ese duro golpe, el archipiélago acaba de recibir otro igual de contundente. Tras solo diez semanas de reapertura, el huracán Iota noqueó al sector productivo y dejó millonarias pérdidas a sus habitantes.

Un estudio del Banco de la República evaluó el impacto económico de la pandemia en las regiones y advirtió que San Andrés es una de las más vulnerables a los confinamientos. La razón: su economía depende casi en su totalidad de servicios no esenciales y comercio, actividades muy afectadas por el aislamiento.

En 2019 este departamento generó un PIB (producto interno bruto nacional) de 1,6 billones de pesos. El comercio y los hoteles aportaron el 57 por ciento, mientras que la administración pública y defensa participaron con el 15,2 por ciento. Luego están el rubro de derechos e impuestos (7,9 por ciento), actividades inmobiliarias (4,5), y labores científicas y técnicas (3,6 por ciento).

Por eso, cuando los turistas dejaron de llegar a la isla, el panorama para los empresarios y trabajadores de hoteles, comercios y restaurantes se oscureció. Las pérdidas para el tejido empresarial, compuesto por unas 7.500 compañías, se estiman en 98.000 millones de pesos mensuales.

Cifras de Cotelco muestran que entre enero y septiembre de 2019 la ocupación hotelera fue del 69,5 por ciento. En el mismo periodo de este año apenas llegó a 21,7 por ciento. Y solo el sector hotelero produce unos 12.000 empleos directos.

Cuando en septiembre se levantó el aislamiento, los turistas volvieron lentamente a la isla. De recibir un promedio de 90.000 turistas por mes, en septiembre llegaron unos 12.000; para octubre la cifra subió a 14.550 , y en los primeros diez días de noviembre esperaban unos 5.000 visitantes, dice Jennifer Yepes, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Para recuperar su economía, la isla tendrá que reconstruir rápidamente su infraestructura turística, afectada por Iota.

Para Henrique Gómez París, presidente de Acodres –el gremio de los restaurantes–, aunque la recuperación no fue la esperada porque las autoridades mantuvieron muchas restricciones y atendían solo el 10 por ciento de los clientes habituales, la expectativa estaba concentrada en la temporada de fin de año. Pero en la madrugada del lunes 16 de noviembre Iota se atravesó en el camino.

En San Andrés la devastación no fue tan dramática como en Providencia, donde las afectaciones son del 98 por ciento. Por ello, el golpe para la reactivación y el bolsillo de los empresarios que invirtieron para reabrir es enorme. Se estima que hay daños en 200 hoteles, y en algunos la recuperación será difícil porque estos son estructurales.

El presidente de Cotelco, Gustavo Toro, le pidió al Gobierno créditos especiales de Bancóldex y un programa similar al Paef, financiado con los parafiscales que los empresarios pagan a Fontur para recuperar la infraestructura hotelera.

Este doble golpe deja a la economía del archipiélago en estado crítico. Pero lo que más necesita es que el turismo vuelva a reactivar la economía. La reconstrucción debe hacerse en tiempo récord, para aprovechar la temporada de fin de año. El mejor apoyo a la economía de la isla es volver a San Andrés.