Investigación
El dramático caso de Alexánder, un ingeniero de sistemas que entró a la clínica por una gastritis y terminó en estado vegetativo
Un ingeniero completa 40 días en estado vegetativo. Llegó a urgencias por una gastritis y hoy está entre la vida y la muerte, conectado a un ventilador. ¿Hubo negligencia médica?
La vida de Alexánder Orjuela y su familia tuvo un giro de 180 grados. Ninguno imaginó que viviría un escenario que hoy los tiene con más preguntas que respuestas: ¿qué pasó?, ¿por qué ocurrió?, ¿quién puede explicarlo? La historia de este ingeniero de sistemas, de 45 años, tiene a muchos sorprendidos: lleva más de 40 días en estado vegetativo. Lo que en un principio era un síntoma de gastritis, hoy lo mantiene conectado a una máquina.
Todo ocurrió el pasado 20 de enero, cuando Alexánder comenzó a sentir un dolor fuerte en el abdomen que lo obligó a ir a urgencias. Acompañado de su hermano Óscar Orjuela, llegó a la Clínica Palermo, en Bogotá, en donde el dolor se incrementó, y creían que se trataba de una gastritis. Óscar contó a SEMANA que eran las 11:55 p. m., entraron a la recepción para que fuera atendido y lo remitieron al triaje para ser valorado.
El hombre fue clasificado en triaje III, por lo que tuvo que esperar un tiempo para que lo atendieran, pero pasaron las horas y no fue llamado.
“Él me llama al celular como a las 4:00 a. m. y me dice que no lo han atendido; me pareció muy raro porque en la madrugada (ya 21 de enero) no estaba saturada la zona de urgencias. Me acerqué a la recepción para saber por qué no lo habían atendido; después de eso no volví a tener comunicación con él”, dijo Óscar.
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La situación empeoró en horas. Una devastadora noticia golpeó a Óscar y su familia: “A las 8:00 a. m. vuelvo a preguntar por mi hermano y una enfermera me dice que le pusieron una inyección para el dolor: dipirona”.
La angustia se apoderó de Óscar: su hermano es alérgico a ese medicamento y la enfermera a cargo le comentó que la inyección “le creó un choque anafiláctico y entró en paro por 12 minutos”. Su mundo se desmoronó. Alexánder entró caminando y ahora estaba en una cama, conectado a un ventilador.
“Nadie me preguntó si era alérgico”
Óscar explica que su hermano tiene antecedentes de alergia a la dipirona y se pregunta por qué ninguna enfermera le consultó si era alérgico. “Él sabía que era alérgico a la dipirona. A mí nunca me preguntaron y yo estuve con mi esposa toda la noche y toda la mañana”, manifestó.
En una de las hojas de la historia clínica que la familia Orjuela Prieto compartió con SEMANA, el informe de epicrisis detalló: “El paciente llega caminando con dolor torácico irradiado a la espalda, niega dolor en extremidad superior izquierda, niega dolor mandibular, niega picos febriles, paciente desaturado, no se observa dificultad respiratoria”.
Óscar se pregunta por qué en ese documento no se especifica que su hermano tiene esa alergia. Renglones abajo, se lee: “Grupos alérgicos: niega”. ¿Por qué se dio la orden de administrarle ese medicamento? “Y omiten una hoja que llenaron después y esa hoja nunca la colocaron, omitiendo una parte. Omiten la información de qué le han preguntado”, cuestiona.
SEMANA consultó a varios especialistas para preguntarles si en el triaje siempre se le debe preguntar al paciente si es alérgico a un medicamento y señalan que este es uno de los requisitos dentro de los protocolos de ingreso, pues dependiendo del cuadro alérgico son identificados con manillas de colores y se registra la alerta en el sistema.
Ahora Óscar ve cómo su hermano, internado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Palermo, depende de un ventilador, una sonda gástrica y los cuidados de su familia. Su vida de padre de familia, cabeza de hogar, esposo, amigo y compañero de trabajo se esfumó en cuestión de segundos.
“¿Y quién responde?”
La familia Orjuela Prieto busca respuestas ante una presunta negligencia médica del personal de la Clínica Palermo, que hasta el momento no ha generado ningún pronunciamiento.
Óscar decidió emprender acciones legales contra la clínica y la EPS Sura, que, según él, “tiene un afán por sacarlo porque, como ya no hay nada que hacer, hay que llevarlo a un centro paliativo”.
La familia presentó una acción de tutela el pasado 27 de febrero y la abogada Estefanía Dajana Mosquera Hernández, quien lleva el caso, le dijo a SEMANA que ya está en el juzgado 44 civil municipal de Bogotá. Esta detalla los hechos que ocurrieron el 20 de enero. En uno de los apartes, señala que la clínica pasó por alto el antecedente de que Alexánder tuvo “secuelas de infección por SARS-CoV-2 (covid-19) en 2021 con alergia documentada a dipirona en dicha hospitalización”.
Respecto a la EPS, Óscar indicó que una funcionaria de Vitalem IPS S. A. S. le informó sobre el traslado que se haría de su hermano a sus instalaciones para recibir atención institucional de paciente crónico, “que impide la posibilidad de que sean los familiares del paciente quienes elijan la IPS de su preferencia que mejor se adecúe a las condiciones y necesidades médicas”.
“Nosotros vamos a los centros de cuidados paliativos. Son unos centros que van contra la dignidad del ser humano. Si son los últimos momentos de mi hermano, no la va a pasar nada bien debido a la infraestructura, el cuidado y la higiene, que no son óptimos”, comentó.
Sobre si la Palermo se ha contactado con ellos o ha hecho algún tipo de pronunciamiento, la familia y su abogada afirmaron que no han dado ninguna declaración, pero el pasado 4 de marzo conocieron de una carta dirigida a Fernando Romero Quintero, de Sura, firmada por la hermana Alicia Eslava Blanco, en la que contradicen la versión de Óscar al afirmar que su hermano ingresó solo sin acompañante a la institución.
En la tutela señalaron que la accionada realizó “un acto de manera apresurada, sin tomar las debidas precauciones o estimar los riesgos al ejecutar una conducta peligrosa que quebrantó la salud, vida e integridad del paciente”.
El nivel de afectación ha llegado al tema económico, pues hoy Alexánder debe usar pañales, cremas para evitar quemaduras en la piel, masajes en el cuerpo, y la lista sigue. Además de la tutela, interpusieron dos PQR ante la Superintendencia de Salud contra la entidad promotora de salud accionada. La familia está hablando con los abogados para entablar una denuncia ante la Fiscalía.
La Secretaría de Salud manifestó a SEMANA: “Una comisión de la Subdirección de IVC adelantó visita para atender la queja el día 22 de febrero de 2024. El resultado fue enviar a procedimiento de investigación administrativa en salud a la institución que se adelanta observando el debido proceso”. Mientras tanto, la Supersalud está atenta y realiza indagaciones.
La EPS Sura, por su parte, indicó a este medio que “actualmente se le están proporcionando a él y su familia los servicios de salud según las prescripciones médicas; sin embargo, se siguen realizando los análisis y evaluaciones frente a su condición actual”.
La dipirona, también conocida como metamizol, es un analgésico, antipirético, espasmolítico y antiinflamatorio de amplio uso en Colombia y Latinoamérica, para manejo del dolor agudo, pero peligroso para una persona alérgica.
El alergólogo Edgardo Chapman, expresidente de la Asociación Colombiana de Alergia, Asma e Inmunología, explicó que una alergia se desarrolla con el tiempo: “Como todas las enfermedades alérgicas, es responsabilidad del sistema inmunológico”, y para que ocurra se inicia “un primer contacto con el medicamento y en un segundo contacto el sistema inmunológico se activa y genera una respuesta que puede amenazar la vida”.
Chapman dijo que estos casos son de vital importancia en el sistema de salud y una de las debilidades está en no tener una base de datos con toda la información del paciente en cuanto a alergias, para evitar calamidades y activar los protocolos necesarios. Ante un cuadro como el de Alexánder, para salvarle la vida se necesita tener a la mano adrenalina, la cual mencionó está escaseando en el país.
Por último, hizo un llamado para que se mejore la atención a los pacientes con enfermedades alérgicas, en donde esté comprometida la vida del paciente: “Nosotros debemos tratar de avanzar hacia la posibilidad de que el sistema de salud colombiano cuente con una base de datos, en donde podamos tener acceso a todos los escenarios, para que se pueda conocer cuál es la población con reacciones alérgicas graves”.
En repetidas ocasiones, SEMANA intentó comunicarse con la Clínica Palermo y, al cierre de esta edición, no emitió ningún pronunciamiento.