POLÉMICA

El encarte de un carro antiminas

Mientras en los últimos tres años 2.000 colombianos han sido víctimas de minas antipersona, un sofisticado equipo para desactivarlas, que costó un millón de dólares, está parqueado.

23 de marzo de 2013
El Mini MineWolf tiene capacidad para explorar 100.000 metros cuadrados de terreno por día buscando minas, pero en tres años solo ha recorrido 40.000, porque no hay cómo llevarlo a las zonas rurales.

Como si la tragedia de las llamadas ‘minas quiebrapatas’ en Colombia no fuera suficientemente grave, ahora un puñado de funcionarios le sumó a esta historia el ingrediente de comedia: para desactivar estos explosivos compraron un vehículo especial, conocido como barreminas, pero a nadie se le ocurrió que en la topografía colombiana este pesado armatoste es difícil de transportar y por ende está en camino de convertirse en el primer elefante blanco humanitario.


La llamativa historia comenzó en 2007, cuando el embajador del Japón, preocupado por la crítica situación de estas minas en el país, ofreció gestionar recursos ante su gobierno para donarlos al Programa Presidencial Para la Acción Integral Contra las Minas Antipersonal (Paicma). Para ese entonces, el balance era de 9.000 víctimas en una década por cuenta de estos explosivos. El programa requería un equipo mecánico para agilizar el desminado, en especial en la zona andina donde están los lugares con mayor número de civiles muertos y heridos.

Hasta ahora, lo que se hace en Colombia es llevar equipos humanos de desminado y perros, que no solo hacen la tarea mucho más dispendiosa sino también con mayor riesgo.

Para comprar el barreminas, el Japón desembolsó 857.000 dólares, y por recomendación del Programa Presidencial se descartaron otras opciones, incluyendo unas máquinas japonesas Hitachi. Además, fue necesario buscar 100.000 dólares más para comprar un camión en el que se debía transportar el equipo.

Fue entonces cuando apareció la firma Codispar, una empresa que en los años noventa comenzó vendiendo autopartes, pero que se fue especializando en toda clase de suministros para la Fuerza Pública. Incluso, ha vendido instrumentos musicales a la Policía del Amazonas o tela militar para el Ejército. Su gerente dijo a SEMANA que de la Presidencia los llamaron cuando se enteraron que tenían la representación del barreminas, original de Suiza, como consta en un documento firmado por un ciudadano mexicano. Sin embargo, la máquina, una MiniMine Wolf de ocho toneladas de peso y con capacidad para inspeccionar al menos 100.000 metros cuadrados de terreno por día desactivando minas, es la única que la firma colombiana ha vendido.  

Los problemas para utilizarla comenzaron desde el día uno. Para poder trasportar el pesado vehículo tuvieron que comprar un camión (que curiosamente suministró el ciudadano mexicano que firmó la certificación de Codispar). Pero cuando le pusieron encima el barreminas no soportó el peso y se levantó su parte delantera. A comienzos de 2010, una curiosa orden llegó al Batallón de Ingenieros Militares en Tolemaida: pedían soldarle al camión un peso de más de una tonelada para evitar que se levantara del piso cuando fuera a remolcar el equipo. 

Sin embargo, todavía no tienen claro si esta solución criolla será suficiente para enfrentar la arrugada topografía colombiana donde están sembradas esas minas letales. “Incluso se evaluó desbaratar el equipo para moverlo en helicóptero”, dijo a SEMANA una persona que en su momento tuvo que lidiar con el aparato que es casi del tamaño de un tanque.

Aunque el vendedor del equipo dice que los militares viajaron al extranjero para certificar el funcionamiento de la máquina, esto nunca sucedió. Según documentos oficiales la información del equipo se bajó de internet, y en ningún momento los expertos en desminado participaron en el proceso de selección del equipo.

El director del Paicma no atendió los mensajes de esta revista para consultar su posición frente al tema, mientras el vendedor del equipo asegura que el barreminas “antes se vendió muy barato” y que “si no se utiliza es por falta de voluntad de los militares”. 

En los tres años de adquirido el Mini MineWolf solo se ha usado 45 días en los que se han explorado unos 40.000 metros cuadrados de terreno. Es decir menos de la mitad de la capacidad que tiene para hacer en un solo día. El barreminas permanece cuidadosamente mantenido en un Batallón en Antioquia, generando costos de pólizas y el mantenimiento de rutina, así no se use.

En este lapso, el gobierno buscó nuevamente al Japón para que le colaborara con más recursos, y se compraron dos de los equipos Hitachi que antes se habían desechado. Por ahora, estos equipos tienen más uso que el sofisticado barreminas suizo cruzado con tecnología criolla que seguirá esperando en un garaje del Ejército.