SALUD

El cuerpo le pasa facturas a sus emociones desbordadas

Según el doctor Peter C. Gotzsche, investigador científico y profesor catedrático de la Universidad de Copenhague, las medicinas que tomamos regularmente y que son recetadas por la mayoría de los médicos, son la tercera causa de muerte después de las enfermedades del corazón y el cáncer.

Paula López Espinosa*
11 de noviembre de 2017

Cada año mueren 200.000 personas en Estados Unidos por esta causa y la mitad de estas personas mueren por los efectos secundarios que dejan estos medicamentos por sus efectos contra producentes. 10% de estas medicinas son anti depresivos y ansiolíticos. Deberíamos entonces tomar menos de la mitad de las medicinas que tomamos dice el Doctor Gotzsche.

No enfermamos de repente, o de la noche a la mañana, la enfermedad comienza a gestarse en silencio, muy lentamente y en los niveles más ocultos de nuestro ser.

Estamos aturdidos, inmersos en una vida caótica, encadenada al estrés en lo personal, emocional, laboral y social. Deténgase por un instante mientras lee este artículo y piense cuántas personas a su alrededor, empezando por usted mismo, están experimentando alarmas en su cuerpo que les dicen que algo anda mal.

El malestar es el desbalance entre la energía celular molecular, emocional y mental; que sucede cuando esta todo tan desordenado y desequilibrado que no vemos lo que está pasando por dentro. 
Los síntomas son como metáforas que reflejan en el plano corporal lo que está pasando en nuestro plano emocional y psicológico.

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Estamos demasiado ocupados con las exigencias del mundo y con aquellas autoimpuestas, de tal modo que no tenemos tiempo para escuchar los gritos de nuestro cuerpo, cuando pretende hacernos desacelerar la marcha para auto regularse y auto sanarse.

Somos nosotros mismos quienes nos causamos nuestra enfermedad y pareciera que quisiéramos dar pasos agigantados hacia nuestra propia tumba de manera inconsciente y en un absurdo auto boicot.  

La medicina perfecta para la cura de almas está en su dimensión espiritual, está depositada también en ese espacio invisible al cual usted tiene acceso gratuito; sin fórmulas, sin recetas y sin seguros.

El mejor antídoto del cáncer, de la depresión, de la ansiedad, de las enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, y demás agresores que violentan y destruyen nuestro cuerpo, es el equilibrio interior, es el sentido que encontramos cuando a la fuerza, en ocasiones lo descubrimos escondido entre una llaga de dolor, que se presenta como nuestra maestra.

Es el contacto con el dolor lo que necesitamos a veces para renacer de él y aprender a vivir la vida con más sentido, con ese sentido real que nos conduce a la verdadera libertad interior y que rompe las cadenas de obligatoriedad que nosotros mismos nos hemos impuesto.

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¿Cuánto más puede usted resistir? ¿Cuánto más pueden resistir quienes lo acompañan en su vida? Si bien hay hechos que no podemos modificar y la vida nos arroja preguntas muy difíciles de responder cuando enfrentamos situaciones límite; la mayoría de nuestras dolencias vienen de nuestra conciencia adormecida, que lastimosamente solo despierta cuando la golpea el caos y la ansiedad, intentándole mostrar el camino hacia la plenitud.

¿No es suficiente entonces con que nos den un diagnóstico para revisar nuestra vida, actitudes, valores y prioridades? Someterse a una operación, a una intervención para quitar un tumor o algún órgano dañado no es suficiente.

La enfermedad es el lenguaje que usa su cuerpo para comunicarse con su alma, usted puede silenciar los gritos del síntoma con anestesias artificiales y medicamentos sintéticos, pero debajo de su piel, en cada fibra de su cuerpo, se está manifestando el óxido que carcome cada célula, y ese veneno viene disfrazado de estrés, de rencor, de relaciones tóxicas de una vida inauténtica, de la culpa, de una adicción, y miles de emociones no resueltas.

Cuando usted realiza un cambio profundo de vida, de personalidad y reestructura su jerarquía de valores, las defensas de su cuerpo ya pueden recuperarse y eliminar la enfermedad que no forma parte de su ser, por ende ya no encontrará un terreno fértil para seguir multiplicándose y destruyéndolo.

En contexto: Un día como hoy

Estar mal” se convierte entonces en "malestar”. El malestar que sentimos en el cuerpo no es otra cosa que la manifestación del desequilibrio de nuestra alma, de nuestro interior. Se empieza a gestar en los niveles más imperceptibles de nuestra conciencia, entonces, si caemos enfermos es la consecuencia de haber estado sometidos por mucho tiempo a la incoherencia en nuestro vivir; al abuso de nosotros mismos y de nuestro organismo psico-físico-espiritual.

Observe su vida en el ocaso de cada día, y escriba usted mismo las páginas del libro que quisiera dejar al final de ella.

Mi píldora de esta semana:

Atrévase a desafiar hoy aquello de lo que más ha huido; el momento para alcanzar su transformación es ahora, si no huye más de ella, entonces usted mismo ayudara a gestar el milagro de la propia sanación.

*Logoterapeuta (Pensamiento de Viktor Frankl) http://www.paulalopez.com/

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