“Esto está politizado, solo hay miembros de las FARC”, gritaba un hombre mientras un puñado de policías lo sacaba escoltado del recinto donde una turba amenazaba con lincharlo.
Detrás de él, un grupo de mujeres y hombres le gritaban hasta ahogarse que era un nazista; mientras que otros le reclamaban por una supuesta cámara fotográfica que minutos antes le arrebató a otra persona.
El incidente ocurrió durante el Foro Nacional de Víctimas, que se realiza desde el pasado domingo hasta este martes en el Centro de Eventos Valle del Pacífico en Cali, con la organización de la ONU y la Universidad Nacional.
El espacio de reconciliación y diálogo donde se escuchan propuestas concretas de las víctimas para llevar a la mesa de diálogo con las FARC en La Habana, irónicamente se convirtió en otro campo de batalla verbal.
Llama la atención que el incidente más bochornoso de la primera jornada del foro que continúa este lunes 4 de agosto sea protagonizada por Eduardo Romano, excomandante de la organización neonazi Tercera Fuerza y quien recientemente estuvo muy activo políticamente en las filas uribistas.
De no ser porque el profesor en ciencias sociales y doctor en historia Carlos Medina Gallego lo protegió mientras era evacuado del recinto, la suerte de Romano sería otra.
Lo curioso de ese gesto humanitario del profesor Medina es que justamente él encarna esa orilla contraria ideológica que ataca Romano. Hasta él mismo lo reconoció horas después en su cuenta de Twitter al trinar:
Pero minutos antes ya había mostrado su radicalismo en esa misma cuenta, al decir:
De acuerdo con una réplica que Romano envió a Las2Orillas, es politólogo de la Universidad Nacional y acepta que participó en asociaciones Skinhead o más conocidas como 'Cabezas Rapadas', “(…) lo cual no niego y sostengo recalcando el motivo que me obligó a participar en dichas agrupaciones de amigos que en un momento de convirtieron en un refugio para una juventud amenazada por la falta de oportunidades (…)”.
Sin embargo, ese artículo de Las2Orillas también demostró que cuando se apartó de los Skinhead, Romano fundó su propia organización a la que llamó Vanguardia Nacional – Avanti Ragazzi, que según la investigación, se identificaba con los emblemas fascistas del polémico italiano Benito Mussolini.
Pero lo realmente particular de esa organización, es que el propio uribista Ernesto Yamhure lo relacionó con el movimiento Restauración Nacional como “una pandilla nazi al servicio de la congresista María Fernanda Cabal”, asegura la publicación.
Sin embargo, en su réplica Romano desmiente que el movimiento Vanguardia Nacional sea fascista y asegura que dio finalizado su trabajo hace tres años, “una agrupación digna compuesta por hombres y mujeres íntegros (…)”.
Además, aclara que no tiene nada que ver con el uribismo, con el Centro Democrático, ni con el movimiento de Restauración Nacional de la congresista Cabal, “no soy uribista”. Pero al único que si ataca es a Yamhure a quien cataloga como “un ejemplo de falta de ética, integridad política y lealtad”.
¿Y las víctimas?
Pero más allá del episodio de Romano, el foro ratificó que el tema de las víctimas es una 'papa caliente'.
Desde hace unos meses, cuando arrancó con casi 2.000 personas entre víctimas y líderes de asociaciones, el certamen no ha estado libre de reclamos y críticas por quienes se consideran excluidos y porque a criterio de ellos, el escenario no permite que “las víctimas reales de las FARC, sean escuchadas; es decir, hubo discriminación y a muchos ni siquiera nos invitaron”, explicó Jesús Mario Corrales, líder de la fundación de víctimas Nuevo Amanecer.
Si bien el foro es para víctimas del conflicto armado sin distinción, la negociación con las FARC en La Habana hizo que ese grupo de afectados reclamaran con mayor ahínco su derecho a ser escuchados.
De ahí la molestia y los abucheos cuando en las intervenciones se mencionan a víctimas del Estado o los paramilitares. Y el tema se atizó aún más cuando previo al Foro, las FARC enviaron un comunicado donde se oponen a que militares y policías sean considerados víctimas del conflicto armado.
Además, las víctimas del penoso secuestro de la iglesia La María ocurrido en Cali en 1999 y en el que fueron plagiadas 172 personas por el ELN, publicaron una carta donde fijan su posición en torno a las condiciones de negociación con las FARC.
El comunicado exige entre otras cosas cárcel para los jefes de las FARC, cuyas penas no sean menores a las de los jefes paramilitares sometidos a Justicia y Paz.
De igual forma, pide que los delitos cometidos contra la población civil por parte de los jefes guerrilleros, no sean considerados como delitos políticos y como efecto de ello “pierdan el derecho a ser elegidos a cargos públicos”, (
vea el comunicado completo).
Como están las cosas, nadie duda que el tema de las víctimas es en realidad el punto más álgido para negociar con las FARC en La Habana.