HOMENAJE
Un joven que no se dejó seducir por los movimientos guerrilleros
Luis Carlos nunca fue ese tipo de estudiante, ese que podría ser expulsado porque andaba diciendo o haciendo cosas muy disonantes de las que se hacían en la universidad.
No había pasado mucho tiempo en la Universidad Javeriana cuando Luis Carlos Galán empezó a distinguirse. Aplicado en sus estudios, respetuoso de las normas, pero crítico frente a las instituciones y la política, el recién egresado del colegio Antonio Nariño ya se reconocía como liberal cuando empezó a estudiar Derecho y Economía en la institución jesuita.
Recuerdo que había cursado el primer año de Derecho y Economía cuando él ingresó a la Javeriana en 1961. Yo, con algunos compañeros, coordinaba la revista Reflector, de corriente conservadora. En parte con el ánimo de generar un contrapeso, pero también por la necesidad de crear un espacio para una mirada crítica del país, Galán y otros javerianos liberales fundaron la revista Vértice. Fue precisamente esa oposición la que nos llevó a conocernos.
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Galán escribió en alguna ocasión para Reflector, así como yo lo hice para Vértice. Había un espíritu de respeto, de colaboración, y de averiguar qué era lo que el otro estaba diciendo o qué estaba pensando. Decíamos: “somos distintos, pero oigámonos”.
Esto era el reflejo de un ambiente académico flexible. Luis Carlos podía adelantar sus actividades políticas, tener su revista, criticar al sistema y, sin embargo, recibía muchas distinciones de sus profesores y compañeros. Galán no solo sacaba 10 en una materia, jamás tenía problemas de disciplina. No estaba promoviendo paros, no defendía a la guerrilla, no andaba en temas de drogas. Luis Carlos nunca fue ese tipo de estudiante, ese que podría ser expulsado porque andaba diciendo o haciendo cosas muy disonantes de las que se hacían en la universidad.
Para entonces, el padre Gabriel Giraldo era el decano de disciplina de la Facultad de Derecho y Economía de la Javeriana y una persona muy influyente en la realidad colombiana. Algunos líderes del país, muchos de ellos egresados del claustro jesuita, acudían al padre para pedir orientación y consejo. El carácter de Galán lo haría merecedor de una posición distinguida a los ojos del sacerdote. Una amistad que los uniría hasta el final de sus vidas.
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Pero él nunca se aprovechó de esto: Luis Carlos era un estudiante sobresaliente y de una personalidad distinguida. Las cosas que hacía en la Universidad o el reconocimiento que obtenía no es porque fuera el hijo de Mario Galán, entonces director de Ecopetrol. Su entrada como periodista al diario El Tiempo, un año antes de terminar sus estudios, sería uno de esos eventos producto de su propia tenacidad.
Galán no era un estudiante distinto a otros que lo rodeaban. Pero en ese momento era muy difícil decir que él era el más sobresaliente de la Javeriana, que uno apostaría más por Luis Carlos para ser ministro o candidato a la presidencia. Nadie podía saberlo, el camino de Galán hasta ahora estaba empezando.
* Exministro y exgerente del Banco de la República.