JUSTICIA
El extraño silencio de Juan Manuel Santos tras llamar a la Corte Constitucional por el caso Uribe
El expresidente Juan Manuel Santos sí llamó a magistrados de la Corte Constitucional antes de que ese tribunal dejara en firme la calidad de imputado del expresidente Uribe. ¿Santos presionó a la justicia? Grave precedente.
La fuente que confirmó las llamadas del expresidente Juan Manuel Santos a los magistrados de la Corte Constitucional, antes de que fallaran de forma negativa la tutela del expresidente Álvaro Uribe, fue el magistrado Alejandro Linares, responsable de la ponencia que se impuso por cinco votos contra cuatro. “Entiendo que algunos colegas recibieron llamadas de ambos expresidentes”, dijo, refiriéndose a César Gaviria y Santos. En su declaración a SEMANA, el magistrado admitió que hay cierta vulnerabilidad de los jueces a las presiones. “El cargo de magistrado implica tener cierta capacidad de aguante, no hay presiones pero sí influencias, y por eso a los magistrados nos toca como los monjes, tratar de no salir a reuniones sociales para evitar que alguien sugiera o diga algo”, dijo Linares.
Ciertas formas que rodearon las últimas deliberaciones de la Sala Plena de la Corte sobre el fallo contra Uribe pusieron de manifiesto los riesgos. Los magistrados sesionaban de manera virtual desde hace 15 meses por la pandemia, pero, al conocerse filtraciones de las discusiones, se convocó una sesión presencial para decidir.
Eran tan evidentes las presiones sobre los togados que el presidente de la corporación exigió que sus colegas entregaran los teléfonos celulares y que no tuvieran computadores sobre sus escritorios para deliberar. No hay muchos antecedentes de medidas tan extremas como estas ad portas de un fallo de tal magnitud.
Lo que se infiere de esas exigencias es que algunos togados no estaban actuando en completa libertad para decidir. ¿Para qué llamó Santos a los magistrados de la Corte apenas unos días antes de emitirse el fallo? ¿Qué les dijo? ¿Qué les pidió? ¿Los presionó para que fallaran contra Uribe?
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Haberlo hecho y guardar silencio tiene la lectura de ese adagio popular de tirar la piedra y esconder la mano. Típico en algunos políticos. ¿Por qué Santos no desmiente al magistrado Linares? ¿Por qué no responde por un señalamiento que apunta, ni más ni menos, a un irrespeto de la imparcialidad de este alto tribunal en Colombia?
Santos se convirtió en el peor enemigo público de Uribe y lo más recto que podría haber hecho es guardar silencio antes de que el tribunal emitiera su fallo. Por ninguna razón debió haber llamado a los magistrados a intrigar contra su contradictor. Pero, justamente, hizo todo lo contrario.
Hoy, cuando la opinión exige que explique su comportamiento, guarda silencio. Y, si Santos no habla, alguien lo irá a decir más temprano que tarde.
Aprovechar la cercanía o influencia con los jueces para incidir en las decisiones judiciales no habla bien de quien lo hace. Menos de quien dirigió los destinos del país.
Queda la duda sobre si las llamadas de Santos alcanzaron a influenciar a algunos magistrados para inclinar la votación en contra del expresidente Uribe y mantenerlo imputado.
Los fallos de la justicia deben ser transparentes. Cuando las decisiones de los jueces no garantizan la imparcialidad y la transparencia, se pone en entredicho la majestad de la justicia.
Algunos magistrados del más alto tribunal de justicia no deberían generar estas dudas. El país no sale aún del escándalo de ver tantos togados tras las rejas por vender sus fallos y se encuentra con este grave hecho. Si algunos magistrados no dan ejemplo de transparencia, qué le pueden pedir inermes ciudadanos a los jueces en sus decisiones cotidianas.
La declaración desprevenida de Linares le pone un manto de duda a la transparencia del fallo y del proceso mismo, que mantiene al expresidente Uribe vinculado a una causa penal por los supuestos delitos de fraude procesal y soborno a testigos. Todo se vuelve más gris, más oscuro, cuando ocurren hechos como este.
¿Era un propósito de Santos incidir en esta decisión para cerrarle el camino al expresidente Uribe en la contienda electoral en marcha, y abrirse paso a través de sus candidatos que ha puesto a correr en distintas filas? Comportamientos como el del nobel no contribuyen a crear un clima de paz y tranquilidad en Colombia. Se vuelve un factor de desinstitucionalización.
La justicia merece el respeto de todos los colombianos, y los políticos deberían dejar a los jueces actuar en conciencia, no bajo sus presiones y halagos.