EN BLANCO Y NEGRO

“El fracking no es el principal problema ambiental del país”

El exministro de Medio Ambiente Manuel Rodríguez Becerra enciende las alarmas sobre la amenaza que representa el cambio climático y hace un crudo diagnóstico de la mala calidad del aire en Bogotá.

28 de julio de 2019
"El Gobierno cree que estamos en un país de hace 40 años":Manuel Rodríguez Becerra

La declaración de la Corte Constitucional sobre el uso del glifosato fue muy rara, pues tanto los que estaban en contra como los que estaban a favor dijeron que habían ganado…La polémica no se ha cerrado porque el Gobierno tiene que presentar un protocolo de la fumigación con glifosato. Si me preguntan a mí, diría que el glifosato solo se debe utilizar en aquellas áreas muy aisladas en las que prácticamente no haya gente, con grandes cultivos y en donde sea imposible erradicar manualmente porque estarían en riesgo los erradicadores. La Corte tomó una decisión entendiendo que era un problema político y un problema de seguridad muy serio, pero le toca al Gobierno tomar una decisión que, en mi concepto, debería ser muy restrictiva. Sin embargo, hay una discusión que no se ha dado en Colombia, y es si se debe restringir el uso del glifosato en todas las actividades de la agricultura y no solamente en el caso de los cultivos ilícitos, que es apenas un pequeño porcentaje frente al que se utiliza en la agricultura en general. Este es un tema del que se habla poco y me parece que ahí hay una doble moral.

Vladdo: ¿Son muy radicales los ambientalistas en Colombia? 

M.R: Creo que nos faltó radicalizarnos más, porque estamos ante una crisis sin precedentes, con temperaturas en Europa por encima de los 40 grados. Y este es apenas el comienzo del cuento. Se supone que se debe al crecimiento económico, que fue extraordinariamente grande y rápido (desde 1950, la población se triplicó y la economía se multiplicó por 11), lo cual trajo mucho progreso. Todos los indicadores muestran que el bienestar actual no tiene antecedentes en la historia y eso también se ve en Colombia.

Vladdo: Esa explosión de progreso igualmente ha traído un aumento en la expectativa de vida, lo cual ha tenido también un costo ambiental. ¿Nos vamos a morir de éxito?

M.R: Esa es una paradoja enorme; el gran reto es cómo evitarlo, y no se está tomando en serio el tema. En 1978 se produjo el gran SOS sobre el cambio climático, en un informe que la academia de ciencias de Estados Unidos le presentó al presidente Carter, que decía prácticamente lo mismo que dicen los informes de hoy. Y 40 años después, la situación no es muy diferente.

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Vladdo: ¿Cómo le parecen las cuotas de deforestación incluidas en el plan de desarrollo?

M.R: El Gobierno tiene el deber, ante la ciudadanía, de establecer normas éticas, y ningún Gobierno le puede decir a Colombia que es aceptable un millón de hectáreas de deforestación; eso es completamente absurdo. El Gobierno cree que estamos en un país de hace 40 años, cuando no se tenía suficiente claridad sobre la gravedad de la deforestación. Tras los acuerdos con las Farc, hoy se puede llegar a muchos sitios a los que antes era imposible acceder y que hoy están expuestos a la depredación ambiental... La experiencia internacional ha demostrado que después de los acuerdos de paz hay más destrucción ambiental por las razones que usted cita. En Colombia tenemos un ejército y una policía muy fuertes y la gran pregunta es por qué no ocupamos esos territorios.

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Vladdo: ¿Cómo compaginar la minería con el ambientalismo?

M.R: Nuestra vida hoy depende de productos elaborados con minerales de diferente tipo, empezando por el petróleo, que es la base de la civilización contemporánea. El punto es definir dónde se debe hacer minería y dónde no. Si a mí me preguntan si hacer minería en la región amazónica, de manera contundente tengo que decir que no; porque hasta la fecha, en todos los países con bosque tropical donde se han hecho grandes explotaciones mineras o petroleras esa ha sido la vía expresa para la deforestación masiva. No es solo el efecto directo de la minería o de la actividad petrolera, sino que al montar un gran establecimiento minero o petrolero se generan las vías de acceso, llega la ‘civilización’ y viene la gran deforestación. El problema en Colombia –y así lo reconoce la ministra de Minas– es que no tenemos unas instituciones ambientales que respondan por eso. Tampoco tienen la capacidad para responder por la aprobación de las licencias petroleras o mineras. No hay ninguna razón para que actividades de tanta rentabilidad y con riesgos altos para el medioambiente no puedan ser supervisadas por el Estado.

"El Gobierno cree que estamos en un país de hace 40 años"

Vladdo: ¿Usted cree que el fracking es aceptable bajo ciertos parámetros o es inaceptable desde cualquier perspectiva?

M.R: Creo que la decisión que tomó el Gobierno nacional es muy respetable: armar una comisión independiente que haga unas recomendaciones. Esa comisión sugirió hacer unos proyectos pilotos de investigación para la exploración, a partir de los cuales se definirá si en Colombia es viable o no el fracking. Ya la ministra de Minas dijo que si después de los análisis esa comisión determina que la relación costo-beneficio es negativa, el Gobierno no le jalaría al fracking. No obstante, hay que tener en cuenta que el fracking no es el principal problema ambiental del país.

Vladdo:  ¿Cuál es, entonces?

M.R: El tema ambiental más grave que existe en el país es la deforestación. El segundo riesgo es que en las ciudades nos estamos envenenando con la mala calidad del aire. Un estudio de la Universidad Nacional muestra que si el año pasado se hubiera cumplido el plan decenal de descontaminación del aire, elaborado en 2014 por la Universidad de los Andes, se habrían podido evitar 20.000 muertes prematuras en Bogotá. Ese plan de descontaminación fue realizado en la administración de Samuel Moreno, luego fue acogido por Petro, aunque no lo aplicó, y Peñalosa lo abandonó. El otro problema ambiental de este país es la ubicación de gente pobre en zonas muy vulnerables. Al fracking hay que ponerle cuidado y así lo he expresado en artículos, columnas, conferencias, etcétera; pero hay que tener claras las prioridades.

Vladdo:  A propósito de las ciudades, ¿qué diagnóstico hace de la situación medioambiental en Bogotá?

M.R:  Los asentamientos humanos en zonas de riesgo son un gran problema. Lo grave es que la administración Peñalosa eliminó unas zonas de riesgo que habían sido demarcadas en el Gobierno de Petro. Ahora, supuestamente, no son de riesgo, y creo que eso es muy discutible. También es muy controvertible la disminución de la ronda del río Bogotá, porque eso va a contrapelo de lo que se está haciendo en otros países del mundo. Aquí resolvieron que con diques es posible contener el río Bogotá, pero los holandeses, que son expertos en construcción de diques, dicen que eso no es suficiente. Entonces ahí vamos de para atrás. Y además vamos hacia atrás en la estructura ecológica principal; Peñalosa pretende urbanizar el norte de Bogotá. Van der Hammen proponía que la ciudad tuviera unos puntos protegidos e intercomunicados, entre los cuales se incluyó la reserva Van der Hammen. Pero eso lo está rompiendo Peñalosa en forma inaceptable; su administración representa un retroceso en ese sentido. La reserva es una zona importante de restauración, conservación y recreación, que además es fundamental porque genera un corredor de 1.400 hectáreas entre el río y los cerros orientales de Bogotá, que tienen una relación importante con el páramo de Sumapaz y el páramo de Chingaza.

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Vladdo: El alcalde se defiende diciendo que allá hay zonas de invasión, que hay fábricas, bodegas, potreros, etcétera...

M.R:  Lo que dice Peñalosa es falso. Según un plan muy detallado de manejo de la zona, elaborado por la CAR en 2014, el 80 por ciento son tierras agrícolas. Él va y le toma la foto al 20 por ciento restante para justificarse y esas son fake news. Consolidar una reserva, un parque urbano con fines ecológicos o recreacionales, es un proyecto que requiere muchos años. Hay que ver los ejemplos del Central Park en Nueva York o el Tiergarten de Berlín. Fueron procesos que duraron décadas. Peñalosa tuvo algunos logros tanto en su primer gobierno como en el actual, pero, en cuanto a ciudad del siglo XXI, su visión es muy pasada de moda. En buena medida, el secreto para resolver los problemas ambientales globales está en las ciudades; de las ideas políticas que estas adopten va a depender el futuro del planeta.

Vladdo: Si Peñalosa le pidiera una recomendación, ¿usted qué le diría?

M.R:  Mantenga la estructura ecológica principal incluyendo la reserva Van der Hammen y será recordado como un gran alcalde. Metros y vías y transmilenios construyen todos los alcaldes del mundo, esa es su función; pero la obligación de los nuevos alcaldes es montarse sobre la visión de futuro. 

UNO POR UNO

– Un paisaje
La sabana de Bogotá.

– Una mascota
Mi pastor alemán, que se llama Max.

– Un desastre
El cambio climático.

– Un ave
El colibrí.

– Un combustible
La energía solar.

– Un árbol
Un samán del Valle.